El cometa interestelar 3I/ATLAS ha desafiado los modelos tradicionales de formación de cometas debido a su composición química inusual y su comportamiento atípico, que incluye una omposición química única: A diferencia de la mayoría de los cometas de nuestro sistema solar, 3I/ATLAS está expulsando altas concentraciones de compuestos ricos en carbono, como el metanol y el dióxido de carbono (CO₂). De hecho, se ha detectado una proporción inusualmente alta de níquel sobre hierro en su penacho de gas. Estas variaciones químicas sugieren diferencias tentadoras en el entorno de su sistema estelar de origen en comparación con el nuestro.
En un principio, el objeto no mostró señales detectables de vapor de agua (un componente básico de los cometas solares), y su cola no se formaba de la manera esperada. Esto desafió su clasificación inicial como cometa y llevó a un debate intenso sobre su naturaleza.
Las observaciones iniciales mostraron que su coma (la nube que rodea el núcleo) se expandía en dirección al Sol, un fenómeno llamado "anti-cola". Esto es contrario a la física convencional de los cometas, cuyas colas de gas y polvo generalmente apuntan en dirección opuesta al Sol debido a la presión de la radiación solar.
Por otro lado, los astrónomos han detectado una aceleración no gravitacional persistente, lo que indica que el gas no se expulsa de manera uniforme desde su superficie. Esta propulsión interna ha llevado a teorías que van desde "volcanes de hielo" internos hasta, en círculos más especulativos, la posibilidad de un origen tecnológico, aunque la comunidad científica mayoritaria lo considera un cometa natural.
Estos hallazgos sugieren que 3I/ATLAS es un fósil cósmico increíblemente antiguo, posiblemente de hasta 7 mil millones de años, lo que ofrece una visión directa de la composición del material sobrante de la formación de un sistema planetario muy diferente al nuestro.
Las últimas imágenes reales del cometa interestelar 3I/ATLAS han sido publicadas recientemente por la NASA y la ESA, muchas de ellas capturadas por el Telescopio Espacial Hubble.
El Telescopio Espacial Hubble capturó nuevas imágenes a finales de noviembre y principios de diciembre de 2025, mostrando el cometa a una distancia de aproximadamente 286 millones de kilómetros de la Tierra. Estas fotos revelan detalles sobre su alta actividad y posible composición, incluyendo lo que parecen ser "criovolcanes" o chorros de gas y polvo en espiral.
El cometa está actualmente en la constelación de Virgo y se espera que alcance su punto más cercano a la Tierra el 19 de diciembre de 2025, momento en el que podría ser visible con telescopios pequeños antes del amanecer.
La NASA ha recopilado y compartido imágenes del cometa tomadas desde diversas misiones y observatorios, incluyendo algunas capturadas por sondas cerca de Marte en octubre, aunque estas últimas aparecían más como un "borrón luminoso".
Puedes encontrar las imágenes más recientes y las notas de prensa asociadas en los sitios web oficiales de las agencias espaciales. Una galería de imágenes está disponible en el sitio web de NASA Science.
La Hipótesis de Avi Loeb
Loeb, conocido por teorías similares sobre 'Oumuamua, ha argumentado que las anomalías del 3I/ATLAS merecen una investigación seria en lugar de un rechazo inmediato. Sus puntos clave incluyen:
Aceleración no gravitacional: Sugiere que la propulsión interna observada podría ser consistente con mecanismos artificiales, o incluso con la liberación de "mini-drones" desde una nave nodriza, en lugar de una simple eyección de gas uniforme.
Alineación orbital inusual: Ha señalado que la trayectoria del objeto está muy bien alineada con el plano orbital de los planetas alrededor del Sol, algo que considera estadísticamente improbable para un objeto natural aleatorio.
Proporción de níquel: La detección de una proporción inusualmente alta de níquel sobre hierro, un rasgo común en aleaciones industriales pero nunca antes visto en un cometa, es para él un indicio intrigante de posible origen artificial.
El Consenso Científico
La gran mayoría de los astrónomos y agencias espaciales como la NASA Ciencia y la Agencia Espacial Europea (ESA) insisten en que el 3I/ATLAS es un cometa natural interestelar, aunque con una composición y comportamiento atípicos.
Las anomalías, aunque interesantes, se explican mejor mediante procesos cometarios naturales. Por ejemplo, la "anti-cola" se debe a la interacción de diferentes tamaños de partículas de polvo con la radiación solar.
Detecciones de radio recientes han confirmado la presencia de radicales hidroxilo, un signo claro de actividad de agua, lo que refuerza su clasificación como cometa.
Las variaciones químicas probablemente reflejan las diferencias en el entorno de formación de su sistema estelar de origen, ofreciendo una visión invaluable de la química galáctica, no de la ingeniería extraterrestre.
Si bien Loeb aboga por mantener una mente abierta y justificar las anomalías en lugar de ignorarlas, la comunidad científica principal considera que no hay pruebas concluyentes de tecnofirmas. El 3I/ATLAS sigue siendo un "fósil cósmico" de gran valor científico, que pasará por nuestro sistema solar sin representar una amenaza para la Tierra.