¿Qué dicen los indicadores?, ¿qué señalan los instrumentos de vuelo?
¿Hacia a dónde va el mundo?
Por: Luis Enrique Sánchez P.
Jueves, 04/12/2025 08:38 AM
¿Qué dicen los indicadores?, ¿qué señalan los instrumentos de vuelo?
Pregunta ambiciosa y severa que muchos nos hacemos y que muchos otros no quieren ni nombrar y dicen: ni hablar del peluquín.
Pregunta que surge ante este alocado, convulsionado, imprevisible e hiperquinético tiempo que nos ha tocado vivir, sobre esta hermosa y variada esfera azul que nos aloja, que nos contiene, que nos abriga y que aparentemente, con severa obstinación, estamos empeñados en destruir y que no sabemos, al paso que vamos, durante cuanto tiempo más podrá aguantar.
¿Hacia a dónde vamos, qué es lo que nos proponemos, cuál es la realidad que perseguimos como género humano?
¿Y con que clase de existencia es con la que soñamos?
Todo indica que seguimos empeñados en alcanzar el caos lo antes posible, las fuerzas destructoras parecen adelantarse a los que desean, a los que deseamos construir un mundo mejor, más equilibrado, más sano para la mayoría, se adelantan y sacan ventaja, constantemente.
Son osadas, activas y muy dinámicas.
Eso parece, eso es lo que señalan los diferentes indicadores.
Eso y no otra cosa.
¿Hacia a dónde vamos, que es lo que provocamos, qué indican nuestros actos, cuál es la realidad que perseguimos y con que clase de existencia es con la que soñamos?
Entonces, no es una pregunta, son muchas y la respuesta o el paquete de respuestas es variable e inquietante.
Muchas preguntas, pocas respuestas o al menos, ellas, las respuestas, no se oyen, son, estas últimas, silenciadas, no emitidas o dichas en un tono de voz muy bajo, casi inaudible.
Prácticamente inexistentes.
Parece que en una cosa si nos ponemos de acuerdo y es en incrementar los roces, los enfrentamientos y en prepararnos aceleradamente para destruirnos, para autodestruirnos para ser más precisos en la reflexión que se asoma amenazante y precisa.
Todo parece indicar que hacia allá vamos y que estamos acelerando el proceso a una velocidad de misil hipersónico.
Y no quiero sonar pesimista, yo que he sido acusado en el tribunal de las parejas, el más tenebroso de todos, en donde he sido acusado de ser un optimista sin remedio, pero, debo señalarlo, ese es el panorama que se impone, eso es lo que estoy percibiendo.
Eso señalan los indicadores, con persistencia alarmante.
No veo la presencia activa de fuerzas que balanceen esta situación riesgosa, a la que nos ha llevado nuestra propia incapacidad para ponernos de acuerdo, hablo como miembro del género humano.
Hay un desbalance, siempre lo ha habido, pero el actual es preocupante, parece que estamos empeñados en destruirnos aceleradamente, en una carrera loca, que luce desenfrenada y sin control y la luz al final del túnel parece alejarse, apenas se ve.
Y todo ocurre frente a nuestras propias narices, frente a nuestros ojos y parece que no nos diéramos cuenta.
Nunca, en toda mi vida he deseado estar tan equivocado, como ahora y que todo esto que veo, que percibo, sea el producto de tener una falsa percepción de todo lo que está pasando alrededor de nosotros.
Las noticias son preocupantes.
Mientras hay vida hay esperanza, solían decir los médicos.
Que así sea.
Mantengámonos alertas y luchemos por un mundo mejor.
Se te quiere Venezuela y pongamos nuestras barbas en remojo, porcia.