Existen melodías que sanan, otras que causan sufrimiento, y algunas que generan un despertar. En el dolorido corazón de América Latina, donde la memoria es un campo en conflicto y las palabras son un refugio, la música de Alí Primera no solo se oye: surge con fuerza. No es un simple fondo musical ni un consuelo inerte; es un grito plantado, una guitarra que actúa como un arma. Su voz entra sin solicitar permiso: se desata como un huracán en la conciencia colectiva, revela verdades difíciles y llama a una rebelión moral.
Este artículo no pretende ofrecer un tributo melancólico ni embellecer la resistencia. En su lugar, propone un análisis interpretativo del compromiso poético de Alí Primera como una acción de resistencia ante el imperialismo. En una era en la que la opresión se disfraza de modernidad y la desconexión se presenta con gran claridad, su música continúa siendo tanto una guía como una defensa. Porque cuando la canción se convierte en un clamor popular y el pueblo se transforma en melodía, no hay imperio que no sienta miedo.
El canto de Ely Rafael Primera Rosell (Coro, Falcón, 31 de octubre de 1941 - Caracas, 16 de febrero de 1985), conocido como Alí Primera, es una expresión fundamental de la poética de resistencia en Latinoamérica. Militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y ferviente activista, dedicó su vida y obra a la denuncia social y a la lucha antiimperialista, convirtiéndose en el "Cantor del Pueblo". Su compromiso con las causas populares lo llevó a ser un precursor ideológico clave de la Revolución Bolivariana en Venezuela, cuyas bases de justicia social y soberanía él ya había sembrado con su música hasta su trágica muerte en 1985.
La obra de Alí Primera se puede comprender hermenéuticamente a través de una triangulación poética que desenmascara la opresión imperial, despierta la conciencia popular y llama a la acción transformadora. Las letras actúan como un espejo que refleja la realidad y como un motor que impulsa el cambio.
La resistencia poética comienza por nombrar al opresor y al mecanismo de la opresión. Alí desmonta la ilusión de libertad en un sistema económico y político dominado por poderes foráneos, lo que él llama la "nueva esclavitud"; "A mí me duele más esta esclavitud / somos esclavos de esclavos, nuestro amo tiene amo" (de la canción "Esclavo de Esclavos").
Esta frase es elocuente. El cantante trasciende la crítica a la burguesía local para señalar la estructura jerárquica de la dominación imperial (el "amo" del "amo"). La explotación ya no es solo visible (el látigo), sino sutil, económica y cultural, donde las élites nacionales actúan como agentes del capital transnacional. Su discurso poético está centrado en la letras como en el caso de la comprensión del origen del dolor y la subordinación a ·La burguesía es hija de la colonia y viceversa" ("Canción Bolivariana"). Con esta máxima, Alí identifica la continuidad histórica entre el colonialismo y la dependencia moderna, un rasgo esencial de la dominación imperial que sofoca la soberanía.
Pero la resistencia no se limita a la queja del querido cantautor; Alí se nutre de la concientización. El canto de Alí busca sacudir la inercia mental y la alienación, alentando al pueblo a reconocer su propio valor y a rechazar la ideología dominante. Así con encontramos con este verso demoledor de la Canción "Zapatos de mi Conciencia": "No es importante el rodaje / sino distinguir a fondo / los que van comiendo dioses / y defecando demonios"; Aquí, el poeta cantor se centra en la interpretación profunda de la realidad. El cncepto de la palabra El "rodaje" nos remite a la apariencia, la superficialidad, y así señala en canción que es menos crucial que la capacidad de discernir entre quienes explotan (los que se alimentan de "dioses"—las creencias impuestas—redes sociales ahora, antes el cine, la televisión y la radio) y quienes difunden la miseria ("defecando demonios"—la maldad o falsedad---Fakes news de ahora). Se trata de una llamada a la lucidez y al pensamiento propio frente a la manipulación mediática e ideológica ("cómprese un televisor pa' que viva lo moderno").
Así llegamos a la letra "Canción Mansa Para Un Pueblo Bravo"; "Yo sé que un día tuviste sueños, moviste un río cuando pequeño, / pero tu alma se te alegraba con la llegada del vendaval / La sangre joven y al sueño viejo, pero dejando de ser pendejo, / esa esperanza será verdad".
Este fragmento apela a la memoria histórica de la dignidad y la potencialidad transformadora del pueblo. La resistencia es posible cuando se recupera la valentía juvenil y se abandona la ingenuidad ("dejando de ser pendejo") frente a los cantos de sirena del capitalismo O la creencia que entregando a Maduro se acabaran todos los problemas de este continente, O una posible intervención en Venezuela, solo durará horas o días como todos los intentos de la oposición .
La cúspide de la poética de resistencia de Alí Primera, es la incitación a la lucha organizada por la soberanía y la justicia social. El canto de Alí se transforma en un manifiesto político y una herramienta de movilización permanente es una canción ya incrustada en el alma misma, en el inconsciente colectivo.
Es por ello que "Que tu voz sea disparo, que con las armas del pueblo / no habrá canto desarmado", en ella, la metáfora del "canto desarmado" subraya que su música no es entretenimiento, sino munición en la guerra cultural y política contra el imperialismo. El canto se equipa a un "disparo", demostrando la convicción de que la canción es una forma de combate revolucionario y no solo una manifestación artística. La única forma de no ser "desarmado" es uniendo el arte a la acción popular, a la poesía, a la literatura y el arte en general.
Llegamos a esta máxima hecha canción: "Si la lucha se dispersa / no habrá victoria popular en el combate" de Canción Bolivariana. Pudieramos decir que esta frase nos da la oportunidad de finalizar este micro ensayo donde se resume la dialéctica musical de Alí, en la que su canto y el canto del pueblo unido, la lucha contra el sistema imperial solo triunfará mediante la unidad y la organización popular. Es el legado de Alí: el compromiso ineludible con la Revolución como única vía para la emancipación definitiva.