El pasado 24 de marzo Nicolás Maduro hizo entrega a las autoridades del Banco Central de Venezuela (BCV) de 1 tonelada de oro con el objetivo de fortalecer las reservas del metal precioso colocadas en las bóvedas del ente emisor.
Para aquel momento el valor monetario de aquella tonelada de oro ascendida a poco más de 106 millones de dólares, tomando como referencia el precio de la onza de oro en el mercado de Londres de 3.030 dólares por onza y multiplicándolo por las 35.273 onzas que hay aproximadamente en una tonelada de peso.
En principio esto parece una gran noticia para las finanzas nacionales, sin embargo, es necesario verlo con mayor preceptiva y contexto para dimensionar correctamente la noticia. Para el cierre de 2024 se contabilizaban 53 toneladas de oro bajo la administración del BCV, como parte de los activos propios de las reservas internacionales del país. 12 años antes, la existencia del mineral precioso en nuestras reservas ascendía a más de 381 toneladas. Esto significa que en el mejor de los casos, y tras la entrega de la tonelada mencionada al BCV, las reservas de oro del país han disminuido en más de un 85% en 12 años.
Transformando las reservas existentes en dinero corriente, el país poseería más de 5.600 millones de dólares en reservas de oro según su cotización actual, pero valorando la reserva perdida incluso por el precio promedio de los últimos 12 años, que rondó los 1.800 dólares la onza, tendríamos una salida de por lo menos 20 mil millones de dólares en oro en los últimos 12 años.
El Arco Minero y sus datos.
Las mayores ventas del material precioso se habrían realizado entre diciembre de 2014 y junio de 2016, donde fueron extraídas de las reservas 169 toneladas de oro. Debemos recordar también que en aquel año fue creado por el ejecutivo nacional el Arco Minero del Orinoco (AMO), un espacio de más de 111 mil kilómetros cuadrados destinados a la minería, esto representa el 12,2% del territorio nacional ocupando áreas de los estados Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro.
Según la información oficial referente al potencial del AMO, las reservas certificadas de oro en dicho territorio ascenderían a las 4.700 toneladas colocando a Venezuela entre los 4 países con las mayores reservas de oro por explotar, quedando por debajo de las 5 mil toneladas poseídas por Sudáfrica y por encima de las 3 mil de EEUU.
Entre el 2016 y el 2019 fueron entregados al BCV más de 17 toneladas de oro provenientes del AMO, según información referida por Víctor Cano ministro, por aquellos años, del entonces llamado Ministerio para el Desarrollo Minero Ecológico. A pesar de las entregas hechas en aquellos años el volumen de ventas por parte del BCV resulto ser mucho mayor, en torno a las 96.5 toneladas en el mismo periodo de tiempo.
Tan grandes fueron las ventas de oro realizadas por parte del BCV en aquellos años, que el propio Consejo Mundial del Oro señalo al BCV como la institución bancaria que más oro monetario había comercializado en el mundo durante los años 2017 y 2018.
Luego de las imposición de la orden ejecutiva 13.850, por parte del entonces presidente de EEUU Donald Trump en 2019, contra la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) y contra la Compañía General de Minería de Venezuela (Minerven), la capacidad de seguimiento por parte del Consejo Mundial del Oro sobre las ventas y transacciones del oro venezolano prácticamente desapareció.
De la misma forma en el terreno nacional, el amparo de las actividades del sector por la Ley Antibloqueo hizo prácticamente imposible su auditoria y seguimiento por parte de la mayoría de los ciudadanos.
En esta línea cabe resaltar que en 2020 el Consejo de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas presento una denuncia contra las condiciones de trabajo de Los trabajadores en el AMO, según la institución al menos 149 muertos se habrían contabilizado entre 2016 y 2020 por las condiciones irregulares y por la violencia desatados en el territorio del AMO.
De igual forma, varias organizaciones ecológicas del país han señalado los profundos y severos daños ambientales que la explotación intensiva y el uso de mercurio estarían generando en los territorios protegidos de la Amazonia y en los ramales del río Orinoco.
El oro y nuestro presente.
El sectores minero nacional es uno de los sectores de la economía venezolana que han mostrado mayor crecimiento en los últimos años; en esta línea, fue una de las áreas económicas con mayor desarrollo durante el 2024, creciendo en un 21% con respecto a 2023. Al margen de estos datos, poco sabemos del flujo de recursos que este sector tributa a la hacienda nacional.
Sabemos que existe un marco legal establecido en el "Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica que Reserva al Estado las Actividades de Exploración y Explotación de Oro y Demás Minerales Estratégicos". Según este decreto vigente desde 2015, el Estado obtendría una regalía de entre el 3% y el 13% de todos los yacimientos explotados dentro de la nación.
Desconocemos el volumen de ingresos que ha recibido el estado por este concepto desde el 2015, más arriba dimos una idea del volumen de producción propio del AMO, pero no sabemos si las más de 17 toneladas entregadas entre 2016 a 2019 al BCV corresponde a regalías o si fueron compras por parte de la entidad, tampoco sabemos bajo que concepto fue entregada los reciente tonelada al BCV. Una importante necesidad que la economía venezolana demanda es mayor transparencia y acción institucional en este tipo de aclaratorias ante la duda razonable de los ciudadanos.
De igual forma, todo el oro extraído en el territorio nacional debería ser vendido o entregado exclusivamente al Banco Central de Venezuela. Debemos apuntar en este punto que el BCV carece de datos actualizados sobre el volumen de ventas o entregas de este mineral; a la fecha, ni siquiera sabemos si este procedimiento se sigue realizando. De hecho entre finales de 2019 y marzo del presente año solo sabemos, oficialmente, que ha sido entregada una tonelada.
El decreto también exige la creación de un "Registro Único Minero" que debería encargarse de establecer registros y estadísticas sobre la extracción, exploración y comercio de los minerales. También en este punto desconocemos si en los ya 10 años de vigencia del decreto este Registro ha sido creado o ha entregado datos y estadísticas sobre el sector. Pero en general el hermetismo y lo nebuloso de los datos del sector podrían demostrarnos que no.
Si queremos realmente hacer del oro un producto estratégico para nuestra nación debemos lograr que su explotación y comercio alcance el marco institucional que obliga la ley, solo de esa forma podremos hablar con seriedad de una explotación ecológica y humanística, de lo contrario seguirá siendo otra caja negra saqueada por despostas y corruptos.
El oro en la actual situación de inestabilidad geopolítica y financiera resulta clave para darle solides a nuestra economía, con grandes reservas podríamos darle una mayor sustento a nuestra moneda y tener mayor margen de maniobra frente a los nuevos escenarios. Hace pocos meses se declaró el estado de emergencia económica en el país, quizá una buena forma de utilizar esta medida con intenciones más democráticas, podría ser el derribar el hermetismo que existe frente a nuestra economía interior y elaborar nuevos consensos sin engaños para el pueblo. Pero como no todo lo que brilla es oro, es probable que el brillo del oro siga desapareciendo.