La trampa

Lunes, 14/07/2025 04:30 PM

Escuchó a mi esposa, en diversas ocasiones, hablar sobre las engañosas energías renovables. De hecho, hace pocos días la entrevistaron por radio para hablar de ello. Allí dio todos sus argumentos sobre la trampa escondida tras la resolución -absolutamente falsa- de las potencias económicas, de no seguir utilizando el carbón, el petróleo y el gas.

Lo central de su disertación es que, las supuestas energías renovables, no son tal. De hecho, en términos generacionales, ninguno lo es. No voy yo, siendo un improvisado en el tema, a profundizar sobre esto, pero no olvido a Chávez, durante la 15ª Cumbre sobre el Cambio Climático celebrada en Copenhague, diciendo ¡No cambiemos el clima, cambiemos el sistema!

Más allá de la profundidad del pensamiento del Comandante, resultaba obvio que en el objetivo oculto tras la búsqueda de una "energía verde", objeto de siembra, o las recogidas por los vientos, las radiaciones solares y atómicas; lo que priva es crear un espacio adecuado para la entrada a los mercados de otras alternativas -que eso es lo que son- energéticas. Es decir, la libre competencia del capital, la libre oferta y demanda captando clientes con propuestas manipuladas.

En muchos casos el engaño genera consecuencias terribles. Hace pocos días supe del rollo de los cultivadores de olivares en Andalucía. Dos poderosas empresas multinacionales obtuvieron de la Junta de Andalucía -controlada por el PP- la buena pro para instalar en 426 hectáreas de olivares, un gigantesco "sembradío" de plantas solares como alternativa a la escasez de energía fósil por las sanciones que la UE le han impuesto a Rusia.

Más allá de la estupidez geopolítica, su derivación a la estupidez provinciana significa talar millas de olivos, la mayoría con más de cien años, que han surtido los mercados del mundo con sus maravillosos frutos. Ellos son, además, un patrimonio cultural de España. Pero lo peor del asunto es la conformidad de los dueños de esos olivares. Un porcentaje alto de ellos han aceptado esa "alternativa" pues las multinacionales les pagarán 3.000 euros mensuales por cada hectárea a ser arrendada para los paneles solares y sus baterías altamente contaminantes. En la entrevista que se le hizo a uno de esos cultivadores, él señaló que sus 20 hectáreas le iban a producir, sin ningún esfuerzo, 720.000 euros al año. Otros, opuestos a este desafuero, señalaron haber sido amenazados con expropiación por razones de interés público.

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