El neoliberalismo corrupto va a prisión en Argentina:

Semblanza de Domingo Cavallo Ex ministro de Economía de Argentina

En Argentina todo el mundo sabe, para bien o para mal, quién es Domingo Cavallo. Sacudió los frágiles cimientos de la economía de su país bajo la presidencia de Carlos Menem en los 90. Otro presidente, Fernando de la Rúa, también confió en él y el resultado es de sobras conocido. Ahora se encuentra en la cárcel acusado de tráfico de armas.

Nacido en San Francisco (el de la provincia argentina de Córdoba, no el de Estados Unidos) en 1946, Domingo Cavallo apuntó pronto hacia la política. Se doctoró en Economía por la Universidad de Harvard con tan sólo 22 años, y cuatro años más tarde fue nombrado vicepresidente del Banco de la Provincia de Córdoba. En 1976 se ocupó de la reforma del sistema fiscal de Bolivia junto a su colega Musgrave.

Como se puede apreciar, los primeros años de la carrera profesional de Cavallo fueron muy intensos y ocupó una serie de cargos de mucha responsabilidad que le proporcionaron un elevado prestigio entre la clase política conservadora. Su dinamismo y su ambición, cualidades que a día de hoy todavía conserva, le hicieron destacar entre toda la fauna política argentina de finales de los 70 y comienzos de los 80. En 1982, fue nombrado Secretario de Interior, cargo que desempeñaría durante la última etapa de la sangrienta dictadura militar que asoló Argentina entre 1976 y 1983. Durante esta etapa acumularía el cargo de Director del Banco Central, en el que duró 52 días y del que fue apartado sin que se conozcan claramente las causas.

Tras la llegada de la democracia, las cosas no pintaron tan bien para Domingo Cavallo. Cuando Raúl Alfonsín fue elegido presidente, todos apostaron por Cavallo como su ministro de Economía. Sin embargo no acertaron. Mingo (sobrenombre de Cavallo) no aceptó bien la derrota y decidió marcharse a su tierra natal, Córdoba, donde trabajó en la empresa privada. La llegada del justicialismo de Menem al poder, en 1989, le aseguró el ministerio de Relaciones Exteriores, en el que se desenvolvió durante los dos primeros años de mandato. Pero en 1991, Cavallo confesó a Carlos Menem que él tenía el secreto para acabar con la superinflación que afectaba al país sudamericano a principios de los 90.

El recién elegido presidente se dejó seducir por las palabras y promesas de Cavallo y lo nombró ministro de Economía.

Su neoliberalismo a ultranza le llevó a adoptar una serie de medidas que provocaron graves desigualdades sociales. Gran parte del desempleo estructural de la Argentina actual se generó en esa época de privatizaciones y traspasos. Las durísimas medidas de Cavallo consiguieron acabar temporalmente con la inflación y al mismo tiempo disminuir sensiblemente la deuda externa del país. A modo de ejemplo, Cavallo promovió la ley de convertibilidad, por la que igualaba el valor peso argentino al del dólar estadounidense, y limitó los incrementos salariales a incrementos de la productividad.

La reconversión de las infraestructuras del Estado quedó a medio camino (hoy en día, el sistema de pensiones es una reserva de corruptelas y estafas) y las privatizaciones se hicieron sin las garantías debidas, como se ha probado con el caso de Aerolíneas Argentinas. Sin embargo, la popularidad de Domingo Cavallo crecía día a día. El precio a pagar, sin embargo, fue altísimo: un Estado abocado a pagar sus deudas externas, sin poder reinvertir en infraestructuras ni reservas propias; una bolsa de desempleo en constante aumento y una creciente animosidad social.

Con la reelección de Menem en 1995, Cavallo continuó controlando la segunda economía de Sudamérica pero las discrepancias personales con el presidente le llevaron a abandonar el Ejecutivo en 1996. La desigualdad social había alcanzado cotas inimaginables y los detractores de Cavallo le acusaron de ello. Al principio, Cavallo, fiel a una manera de hacer política a la antigua, soportó las críticas impasible, pero en 1997 decidió pasar al contraataque. Hay muchos modos de proclamar la honestidad propia, y Domingo Cavallo escogió un clásico: la denuncia de la corruptela ajena. Creó su propio partido, Acción por la República; volvió al Parlamento y se dedicó a denunciar públicamente los escándalos y corrupciones de sus ex compañeros de Gobierno, sabiamente alternados con corruptelas del Partido Radical: su fama volvió a crecer entre un sector de la población que veía a Cavallo como un hombre imparcial.

En las últimas elecciones presidenciales, tres candidatos optaban al cargo: Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde y el propio Domingo Cavallo. Ganó el primero, pero De la Rúa fue consciente de que el porcentaje de votos del cavallismo era muy conveniente para hacer pasar algunas leyes. Marginar a Mingo del Ejecutivo era sinónimo de llevar a Argentina a la bancarrota. Por este motivo, Cavallo volvió a llevar las riendas económicas del país e incluso cambió su apodo por el de “superministro”. Sin embargo, este superministro tuvo que enfrentarse a unos superproblemas. Además, la llegada de George W. Bush a la presidencia de Estados Unidos supuso un freno a las constantes ayudas del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Desde entonces, Cavallo ha hecho lo imposible para revitalizar la salud económica de su país. El FMI ha supeditado sus créditos a que el Ejecutivo bonaerense aplicara duros ajustes, unas medidas rechazadas por la población. El descontento de los argentinos y la pérdida de confianza en su Gobierno ha desembocado en graves revueltas sociales y las imágenes de los ciudadanos saqueando los supermercados han podido con la fortaleza de Cavallo. El antaño "superministro" ha abandonado su cargo tras constatar que la economía argentina ya es cadáver.

Pero si Cavallo pensaba que su marcha por la puerta de atrás le libraba de responsabilidades estaba muy equivocado. La juez María Servini de Cubría ha abierto una investigación contra el ex ministro y el ex presidente Fernando De la Rúa por un presunto delito de fuga de capitales. Durante el año 2001, con De la Rúa en la Casa Rosada, las reservas del Banco Central de Argentina se redujeron en 18.000 millones de dólares y los depósitos bancarios en un 24%. ¿Qué hizo Cavallo para evitarlo? Otro magistrado, Julio Speroni, que investigaba una trama internacional de tráfico de armas ha encontrado indicios que apuntan a la participación del 'superministro' en ella, por lo que ha decretado su ingreso incondicional en prisión.



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