Dos libros sobre Hugo Chávez en Vietnam

Venía con el polvo del camino y ganas de continuar. Iba para Mali. Procedía de Rusia, Bielorrusia, Catar e Irán.

El llanero, como Santos Luzardo, pedía sabana, llano, extensiones de suelos vírgenes para echar vuelo a la imaginación. Así pasó por aquí el 31 de julio del año 2006.

Eran aquellos tiempos en los que el recordado presidente Hugo Chávez viajaba por distintas partes del mundo para reunirse con amigos entrañables e incrementar sus contactos políticos e intelectuales con líderes de ideas y propósitos similares que le permitieran ensanchar su cosmovisión como estadista.

Era ese trotamundos envuelto en sueños, en ilusiones para compartir como auténtico venezolano el calor de su mano amiga y corazón de pueblo, como él solía decir y cantar.

Llegó a Indochina ávido de adentrarse en la magia y la historia de estas tierras, acerca de las cuales se lee mucho pero se conoce poco.

Hugo Chávez, el llanero, sin barreras. Pensando siempre en voz alta. No tuvo que hacer mucho esfuerzo para decir lo que rondaba por su cabeza cuando se abría paso entre los años de estos vetustos pueblos que no eran suyos, pero los asimilaba como propios.

"Al final la victoria siempre estará al lado del pueblo", concluyó una idea que expresaba a los periodistas que lo entrevistaban.

Y seguía adentrándose en el llano, buscando dominar al caballo bajo el corcovear bravío.

Ya lo habían advertido:

Déjelo correr todo lo que quiera al principio, y luego lo va trajinando, poco a poco, con la falseta. No lo sobe sino cuando sea muy necesario y acomódese para el arranque, porque este alazano es barajustador, de los que poco corcovean pero se disparan como alma que lleva el diablo… (Rómulo Gallegos. Doña Bárbara).

Así es el llano: "ancho y ajeno", de nadie, porque es de todos a la vez.

Así es el llanero cuya voz de trueno se propaga en el infinito. Chávez reflexiona entre arrozales que van cambiando su tonalidad al compás de los vientos.

Los vietnamitas lo recuerdan por sus opiniones sobre la importancia de concebir un mundo donde quepamos todos y las realidades que se deben enfrentar para alcanzar estos anhelos. Sin embargo, advierte que la lucha está centrada en edificar la unidad y arriesgar hasta la vida, si es necesario, para alcanzar estadios superiores que permitan un equilibrio en la convivencia humana.

En dicho marco habló sobre el petróleo y cómo Venezuela —que lo posee en abundancia en su subsuelo— está desarrollando un programa para compartir tan pingüe riqueza prodigada por la madre naturaleza. Allí también hay lugar para los hermanos vietnamitas.

—Ustedes deben vencer las adversidades de las distancias, pero allá los espera el corazón abierto de la bondad de los hijos de Simón Bolívar —les dijo a sus anfitriones, invitándolos a explorar y explotar ese oro negro como propio.

Creó una embajada de Venezuela en Hanoi y los vietnamitas, posteriormente, crearon una empresa en sociedad con PDVSA para usufructuar las bondades del petróleo venezolano denominada "Petromacareo’’ en el bloque Junín de la amplia zona que comprende la faja petrolífera del Orinoco.

Chávez, como era su costumbre, hablaba con particular soltura a los periodistas que querían cada vez más conocer sus opiniones en los distintos ámbitos de la política venezolana y latinoamericana. Finalmente, se trataba del primer presidente, en la historia de ambos países, que realizaba una visita de Estado como la que el mentor del socialismo del siglo XXI, estaba haciendo.

Allí, sin ambages, vaticinó que el capitalismo conducirá —indefectiblemente— a la destrucción de la humanidad y destruirá todo e incluso la amistad.

—Estados Unidos es el diablo que representa al capitalismo. Solo el socialismo puede ayudar a construir una amistad plena y verdadera —acotó.

Caballo, dame sabana

Santos Luzardo no atendía sino a sus propios sentimientos, ímpetus avasalladores que le hacían vibrar los nervios, como el caballo salvaje los suyos, y dio la voz a tiempo que se inclinaba a alzar el tapaojo: ¡Dame llano!

… Dejaron libre a la bestia… retembló el suelo bajo el corcovear furioso, una sola pieza, jinete y caballo, se levantó una polvareda y aun no se había desvanecido cuando ya el alazano iba lejos, bebiéndose los aires de la sabana sin fin (Gallegos R. Doña Bárbara).

Dos y más libros

En el libro Pensamiento político de Hugo Chávez Frías: El socialismo del siglo XXI publicado por la Academia de Ciencias Políticas Ho Chi Minh, de Vietnam, cuya edición tuve el gusto de coordinar, académicos docentes de esta institución realizan esbozos acerca de sus interpretaciones de las propuestas socializadoras del comandante Hugo Chávez y su trascendencia en la historiografía universal.

Se trata de una edición bilingüe: vietnamita-español, que forma parte de la bibliografía patrimonial de la Academia y que constituye también un importante insumo para consultas de sus miles de estudiantes, matriculados para perfeccionar sus conocimientos y poder acceder a las distintas instancias de la administración pública, que rigen las leyes vietnamitas.

Así Hugo Chávez, que hoy es recordado por su pueblo con motivo de su 62, cumpleaños, fue dejando con su trashumancia el germen de un pensamiento en flor, cuyos adversarios terminarán expresando lo que dijera uno de los personajes de la novela Doña Bárbara del escritor Rómulo Gallegos, cuando presenció el triunfo de Santos Luzardo al amansar al caballo alazano bravío e indomable: "Me equivoqué con el hombre".

Por aquí también pasó Hugo Chávez Frías. Así se titula el segundo libro producido en Hanoi, que se encuentra en proceso de publicación, el cual por suerte me ha tocado la satisfacción de coordinar, editar y prologar. En él, poetas populares, juglares o rapsodas —como los antiguos griegos— narran las impresiones que les produjeron sus contactos con el líder venezolano en su paso por Vietnam.

Más de veinte poetas pertenecientes al Club de la Poesía y el Canto que reúne en Hanoi a jubilados en un hermoso programa a través del cual ellos canalizan sus inquietudes artísticas y distraen el tiempo libre mediante reuniones en las que leen textos literarios, intercambian libros y bailan en plazas públicas o lugares cerrados.

Este club representa la voz de la comuna Thuy Khue del distrito Tay Ho; mantiene una dinámica bastante activa a través de intercambios con otros clubes y promueve encuentros poéticos con organizaciones afines.

Pero hay un tercer libro.

En medio de la visita que hiciera el comandante Hugo Chávez al general de generales Vo Nguyen Giap, padre de los triunfos en las guerras contra los invasores franceses y el imperio estadounidense, Chávez le obsequió a esta figura icónica de Vietnam una réplica de la espada del Libertador Simón Bolívar. El general Giap, a su vez, tuvo un gesto de reciprocidad y le obsequió un libro inédito de su autoría, el cual circula en Venezuela bajo el título Cita con la historia, impreso por Monte Ávila Editores Latinoamericana.

La contraportada señala:

A finales de 1953, Vo Nguyen Giap, junto a Ho Chi Minh, decididos a materializar la liberación del pueblo vietnamita, aceptan el reto francés de una batalla definitiva en Dien Bien Phu. Luego de 55 días de asedios y de la toma del aeropuerto, la guarnición francesa cayó el 7 de mayo de 1954. Se consolidó de esta manera la primera gran victoria moderna de un pueblo colonial, con una economía agrícola campesina, contra un ejército imperialista. En esta batalla contra el colonialismo francés, el pueblo vietnamita demostró la superioridad de la "guerra popular" sobre las fuerzas imperialistas.

Los llanos venezolanos que Chávez llevaba en su memoria continúan inmersos en su lontananza indómita, bajo el canto de pájaros y el silbido del viento.

¡Ancha tierra, buena para el esfuerzo y para la hazaña! El anillo de espejismos que circunda la sabana se ha puesto a girar sobre el eje del vértigo. El viento silba en los oídos, el pajonal se abre y se cierra en seguida, el juncal chaparrea y corta las carnes; pero el cuerpo no siente golpes ni heridas...

Al fin comienza a ceder la bravura de la bestia. Ya está cogiendo un trote más sosegado. Ya camina a medio casco y resopla, sacudiendo la cabeza, bañada en sudor, cubierta de espuma, dominada, pero todavía arrogante. Ya se acerca a las casas, entre la pareja de amadrinadores, y relincha engreída porque, si ya no es libre, a lo menos trae un hombre encima (Gallegos R. Doña Bárbara).

Y el elogio llanero no se hace esperar:

"¡Alazano tostao, primero muerto que cansao!…".

El nombre de Hugo Chávez encarna ese mundo maravilloso del llano venezolano. Por eso su luz continuaba brillante, inextinguible, viva, mientras el mastranto reverdece y perfuma los amaneceres…

* Periodista venezolano en funciones diplomáticas en Vietnam.

nelsonrodrigueza@yahoo.com



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Nelson Rodríguez A.

Periodista y diplomático. Autor de ensayos, cuentos y poesía.

 nelsonrodrigueza@gmail.com

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