Los bonos a través del carnet de la Patria y las desigualdades

La guerra económica, tema ausente en el "discurso" de la derecha venezolana e internacional, junto con otra serie de acciones injerencistas en el ámbito de la cultura, la educación, de los organismos multilaterales, ni qué decir de los medios de comunicación e información, ha motivado mecanismos como el carnet de patria, pensado como una de las aristas tecnológicas para elevar la organización del movimiento y poder popular. Uno de sus objetivos concretos fue el apoyo económico a parte de las familias que estaban siendo duramente afectadas por las políticas que orquestó y orquesta la oposición partidista y la burguesía parasitaria y entreguista, en sus ánimos de hacerse con el poder, en toda su extensión, y así torcer la búsqueda de una vía hacia la revolución Bolivariana que inició el Presidente Chávez.

La clase trabajadora ha resistido la explotación propia a las estructuras capitalistas que se enquistaron en nuestro país, el acaparamiento, el sobreprecio, la usura, la desaparición forzada de dirigentes campesinos, la delincuencia programada, la xenofobia inoculada en países hermanos, en la Europa y norte-América, la afectación de servicios públicos como el transporte, las traiciones de algunos altos miembros de la gestión en empresas e instituciones del Estado (PDVSA, empresas procesadoras de caña de azúcar, maíz, leche, etc., Fiscalía, Embajadas, etc.), la corrupción en algunas de las empresas nacionalizadas, la telefonía, el acceso a Internet, la electricidad, el gas doméstico, la atención pública la salud, la pandemia, el "salario cero" de los trabajadores o la reciente atención económica especial a las empresas privadas (con registro en ), etc. La guerra económica puede verse, por otro lado, como una fuente destacada para concretar las transformaciones estructurales que ha demandado no la sociedad, sino el pueblo.

Ciertamente, el carnet de la Patria abarcó luego planes relacionados con el parto humanizado, la misión José Gregorio Hernández, Somos Venezuela, entre otros. Pero no nos dedicaremos aquí a éstos.

Así pues, los bonos entregados a través del carnet de la Patria (del llamado sistema Patria) han apuntado en esa dirección, un poco a medio camino entre el apoyo económico y en el acto simbólico que representan sus bajos montos (atendiendo al poder adquisitivo de éstos).

Pongamos por caso, el bono Gran Misión Hogares de la Patria para una familia de dos miembros. Su monto actual (correspondiente al mes de mayo de 2021) es de Bs. 1.400.000, equivalente, digamos, a medio kilogramo de harina de maíz; sí, leyó bien, medio kilogramo de harina de maíz.

Sin embargo, las políticas de equidad con las que nació este tipo de asignación se han vulnerado sensiblemente con el tiempo.

Por ejemplo, cierto rango de militares y de miembros de la gestión pública en ocupación de ciertos cargos reciben bonos a través del carnet de la Patria con montos de hasta cuarenta veces el salario mínimo. Alejando de plano el carácter equitativo con el que habían nacido este tipo de bonos. Bonos de los que, por cierto, nadie habla oficialmente.

PDVSA, y otras empresas del Estado están cancelando bonos especiales para la alimentación (ojo, aparte del bono de alimentación que se recibe por Ley) que pueden alcanzar unos cuarenta dólares, al cambio, cada mes.

Naturalmente, no estamos afirmando que no los necesiten, o que sea injusto que lo reciban. Pero es injusto al considerar en la ecuación a los trabajadores de a pie, quienes ven, con tal política, la profundización de las desigualdades existentes.

Recuerdo cuando el presidente Chávez discutió los exagerados salarios y beneficios que recibían los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, y encomendó que ello se revisara en toda la administración pública…

A esto se suman las asimetrías entre los salarios que devengan los trabajadores del sector público, me refiero a los de a pie, y los que devengan los del sector privado. De esto nos ocuparemos en un escrito próximo.

Algo, tal vez, ande mal en el concepto de equidad que se maneja en el alto gobierno y sus relaciones con el manejo de la economía. La tesis de la pirámide tecnócrata y de las charreteras parece retomar espacios y dar al traste con la conciencia que había alcanzado la clase trabajado en este punto. Y la crítica sobre este tema es satanizada o invisibilizada. Entretanto, el Capitalismo sigue y sigue… y el ministro ríe, ríe…

 

wserranog@gmail.com



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