"Sleepy Donald"

Trump se volvió a dormir en una reunión de gabinete transmitida por TV: las burlas de un rival y las dudas sobre su salud

Varias veces en que Trump ha sido captado durmiéndose

Varias veces en que Trump ha sido captado durmiéndose

Credito: Agencias

En una nueva escena que alimentó las especulaciones sobre su estado de salud, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pareció luchar por mantenerse despierto durante una extensa reunión de gabinete abierta realizada este martes por la tarde.

La reunión, que duró casi dos horas antes de abrir a preguntar de los periodistas presentes, fue con los jefes de varios departamentos y el vicepresidente, JD Vance, en donde hablaron de sus logros y alabaron la agenda de Trump.

Las cámaras captaron al mandatario inclinándose hacia adelante, reclinándose, jugando con los pulgares y cerrando los ojos en repetidas ocasiones mientras sus ministros le presentaban informes. Según testigos presentes, hubo momentos en los que Trump mantuvo los párpados completamente cerrados por varios segundos.

El episodio se suma a otros recientes y ocurre poco más de una semana después de que The New York Times publicara un reportaje en el que señalaba una caída notable en los niveles de energía del presidente respecto de su primer mandato.

En mayo, durante una sesión informativa con el príncipe heredero Mohammed bin Salman en Riad, también fue filmado con los ojos cerrados y la cabeza inclinada. Y a principios de noviembre, durante un anuncio sobre la reducción de precios de medicamentos para bajar de peso, volvió a ser visto frotándose los ojos y luchando por mantenerlos abiertos.

Ese último episodio se viralizó rápidamente cuando la oficina de prensa del gobernador de California, Gavin Newsom —uno de los principales rivales del mandatario— difundió el video acompañado del mensaje: "Dozy Don (‘Don Adormilado’) ha vuelto". "Donald se quedó dormido en su propia reunión de gabinete", escribió en otro mensaje.

Las publicaciones contribuyeron a renovar un debate que persiste desde su asunción como el presidente de mayor edad en llegar al cargo: si su salud sigue siendo compatible con la intensidad del puesto.

Desde Washington salieron a desmentir de inmediato cualquier señal de debilidad. El vocero de la Casa Blanca, Taylor Rogers, afirmó a CNN que Trump "no durmió" durante el acto y que "habló durante todo el proceso", acusando a los medios de impulsar una "narrativa basura" para opacar un anuncio que —según dijo— beneficiará a millones de estadounidenses con diabetes, problemas cardíacos u obesidad.

Una imagen que empieza a mostrar grietas

A pesar de estos episodios, la estrategia comunicacional del presidente continúa basada en proyectar vitalidad, resistencia física y una presencia constante en la esfera pública. Discursos largos, interacciones agresivas con la prensa y publicaciones en redes sociales a toda hora buscan sostener la idea de un líder incansable. Sus asesores repiten con frecuencia que reciben mensajes de Trump de madrugada, y varios miembros del gabinete aseguran que el mandatario mantiene un ritmo de trabajo "imparable".

Sin embargo, un análisis del New York Times sobre su agenda oficial muestra un patrón diferente: casi un año después de iniciado su segundo mandato, Trump apareció en público con menos frecuencia que durante su primer año en la Casa Blanca. Participa en menos actos dentro del país y su agenda formal está más concentrada entre el mediodía y las cinco de la tarde, un rango horario más estrecho que el de 2017.

Según datos de Roll Call citados por el diario: entre el 20 de enero y el 25 de noviembre de 2017, Trump protagonizó 1688 actos oficiales. En el mismo período de su segundo mandato, esa cifra se redujo en un 39%.

Las dudas no solo giran en torno al cansancio visible. A mediados de año, la Casa Blanca informó que los médicos habían revisado al presidente por hinchazón en las piernas y diagnosticado insuficiencia venosa crónica, una afección que puede causar acumulación de sangre en las venas debido al mal funcionamiento de las válvulas venosas. Y el mes pasado, Trump confirmó que se sometió a una resonancia magnética durante un examen físico en Walter Reed, sin especificar el motivo.

En abril, el doctor presidencial, Sean Barbabella, aseguró que Trump "exhibe una excelente salud cognitiva y física". Y la vocera Karoline Leavitt acusó a la administración de Joe Biden de "ocultar" el deterioro cognitivo del expresidente demócrata, buscando contrarrestar las críticas mediante un contraste político directo.

Un apodo que vuelve como boomerang

La narrativa sobre la energía presidencial tiene además un componente político evidente. Trump convirtió en marca de campaña el apodo "Sleepy Joe" ("Joe el Dormilón") para burlarse del cansancio de Biden durante la campaña precedente. Incluso en los últimos días insistió con que su antecesor "duerme todo el tiempo: de día, de noche, en la playa", afirmando: "Yo no soy de los que duermen".

No obstante, los nuevos episodios ponen ese discurso en tensión. Trump, de 79 años, terminará su mandato como el presidente de mayor edad en la historia del país. Y aunque mantiene una presencia mediática significativa y encuentros frecuentes con líderes extranjeros, ejecutivos y donantes, los signos de fatiga se vuelven cada vez más visibles.



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