“¿Cuántos de esos 30 mil volverán a USA?”

Las madres gringas, ¿no quieren a sus hijos?

Uno, natural de esta geografía donde las mujeres son capaces de dar la vida por sus hijos, por sus seres queridos, se hace esa pregunta, porque, ¿cómo es posible que esos soldados del país del norte sean enviados a la muerte porque un presidente le de la gana alegando que está defendiendo, ¿qué? su país? Desde Estados Unidos a Afganistán hay que ver lo que hay que recorrer. Pero los gringos son enfermos mentales, inestables, cobardes, miedosos, pura paja, que siempre están pendiente de que los van a atacar. ¿Cuántas veces ese país robado a los aborígenes ha sido atacado? El único que ha tenido suficientes pelotas dentro del escroto fue Pancho Villa y eso porque era vecino.

Cada vez que los soldados gringos han sido enviados a enfrentar a algún país valeroso han sido derrotados. A Panamá, a R. Dominicana, a Grenada, las fregaron porque en verdad era casi imposible que la capacidad de habitantes de estos lugares pudiera hacerle resistencia a los modernos armamentos de los cobardes gringos. Los soviéticos llegaron primero que ellos a Berlín en la segunda guerra mundial, pero como siempre los gandules, los miedosos y pusilánimes gringos, quienes para poder ir a enfrentar al enemigos utilizan toda una quincallería en los uniformes, hicieron quiquirigüiki , y se colocaron como los héroes. Son enfermos mentales. Sus comics lo demuestran. Todos los personajes que crean son súper héroes, lo que no pueden ser estos imbéciles en la vida real. Orates del peor hospicio del mundo. Gelatinas temblorosas que les han vendido al mundo una supuesta valentía, gracias a los armamentos que poseen. Son igualitos a los malandros de los barrios venezolanos: si no tienen pistolas son unas gallinas receptivas.

El Vietcong, los derrotó. Los hizo pasar pena, los acorraló, literalmente se les cagó en la cara. Y los soldados del Vietcong a veces andaban sin camisa. Pero estaban en lo suyo, porque defendían su patria. Así debe hacer todo patriota. Quien no lo haga que se vea al espejo para que observe la figura de un infeliz, de un pobre diablo. Los soldados gringos en Irak, en Afganistán no están defendiendo a su patria: están defendiendo el miedo, la cagueta, el temblor, que les produce el verse acorralado alguna vez por la historia, Así son todos, como su madre, la vieja y cobarde Europa, cuna de los peores asesinos que ha parido la naturaleza.

Esa mujeres gringas, ¿dónde está el amor que sienten por sus hijos? Desde que esa nación comenzó a matar gente en el Medio Oriente también han muerto muchos soldados de USA, ¿es qué esas mujeres no tienen alma ni espíritu, amor y ternura para evitar que esos presidentes genocidas lleven a sus hijos a la muerte? ¿Son de hielo? ¿De hule? ¿De plástico? ¿Son las únicas sin corazón en el pecho? Menos mal que no nos tocó madres como esas, que no son capaces de defender el fruto de sus vientres, que se conforman con ver a sus hijos regresar en urnas ataviadas con la bandera gringa, ¿qué se siente señoras gringas? Señoras, se justifica que un soldado muera por defender las fronteras, el cielo y los mares de su patria, pero ese no es el caso. Los hijos de las mujeres gringas no saben que es lo que defienden tan lejos, dejando su juventud en un desierto, en una inhóspita carretera, en una ciudad que les es desconocida.

Por eso nunca triunfarán en nada y el imperio que han construido para llenar sus vanidades, su egocentrismo, su ínfula de “superiores” cada día se debilitará más, ¿dónde está a aquella madre que ante una cruz clamaba por su hijo? ¿Dónde está aquella madre que pasa una noche afuera de la cárcel para ver a su hijo al día siguiente por una hora? Siempre se les ha cantado a las madres como ejemplo de amor, de ternura, de cariño, de bondad, de sufrimientos por sus hijos, ¿se les puede hacer lo mismo a las madres gringas que no son capaces de unirse a pedirle a Obama, hijo de esclavos, para que por favor no siga enviando más a sus hijos a la muerte?

aenpelota@hotmail.es


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Ángel V Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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