EEUU el reconocimiento de la crisis

Sesenta y tres años después del final de la segunda guerra mundial, esta claro el fracaso del capitalismo por erigir un bloque económico mundial. Fracaso porque los intereses económicos de los norteamericanos no pueden conciliarse con los de los países en vías de desarrollo porque solo transfiere al mundo la fabricación de productos que ya han sido experimentados en su mercado nacional, no necesariamente con éxito. Fracaso, en sentido más amplio, porque en esas condiciones los norteamericanos asumieron un papel protagónico de las nuevas producciones industriales. Fracaso porque su política capitalista en todos los sectores nos condenaron a llevar un retraso de una o varias etapas en la carrera hacia el progreso y la igualdad. El sistema económico del capitalismo militar resulto ser demasiado inflexible para enfrentarse a los retos de la nueva era tecnológico que precipita el humanismo por tanta barbarie de la tecnología militar.

El aumento de los gastos militares en el exterior, la tendencia del dólar a realizar nuevos inversiones externas, presentando un balance de capitales negativos. El aumento del valor de las importaciones, que los aranceles no pudieron frenar por el volumen de las mismas hacia un mercado cada vez más consumista dependiente de la compra a causa de la perdida de la capacidad de competencia de los EEUU, en el mercado mundial, debido a la inflación, a los salarios altos, los créditos hipotecarios y automotrices, los problemas inmobiliarios Son los menores de los problemas que aquejan a los estadounidenses.

Sus reservas son inferiores a sus deudas. La desconfianza generalizada, las naciones no afines cambian sus reservas por el euro, incluso el yen y el yuan. La mala voluntad del mundo entero hacia los Estados Unidos por su política de desborde de fronteras, aumentan constantemente los gastos militares en “época de paz” y acarrean el aumento del precio del petróleo. Ocasionan que los problemas sean también políticos y sociales, componentes generales de la crisis norteamericana. Un bumerang que afecta ya al mundo entero. Simultáneamente agravadas por los cambios climáticos y la necesidad de alinearse a los compromisos firmados para reducir la emisión de gases contaminantes de efecto invernadero a la atmósfera, la escasez y aumento de los precios de los alimentos y en este ultimo año por dedicarle enormes extensiones de tierra cultivada para los biocombustibles, el fracaso de los TLC y ALCA. La no programada extensión de las invasiones en Irak y Afganistán. El fracaso de los planes plan Colombia e Israel donde las FARC Y HEZBOLLA- HAMAS nunca pudieron ser derrotados. La imperiosa necesidad de invadir a Irán y Venezuela por frenar la nueva izquierda que amenaza abiertamente su hegemonía y por el petróleo de paso. La competencia de Rusia con armamento y tecnología militar de ultima generación afectan el monopolio de la industria bélica de los EEUU, considerada la tercera pata en su economía. La visualización de la intromisión estadounidense con su constante guerra sucia en Bolivia, Ecuador, Venezuela, Argentina, Irán, India, naciones del África, Rusia pone entre la espada y la pared a la política exterior norteamericana y a su moneda que no puede estirarse más.

La manutención y la expansión de una economía de guerra significan un crecimiento sustancial de los gastos de gobierno. Estos gastos tienen que ser financiados con impuestos que en este momento han alcanzado una alta incidencia sobre las actividades económicas. Para lograr un estimulo a la inversión, la administración Bush utilizo la exención de impuestos sobre las rentas reinvertidas, lo que muestra el valor estratégico de la política tributaria en el crecimiento económico. Elemento económico que fue pasado por alto, desbordado, prácticamente no ayudo a controlar la devaluación del dólar.

La guerra es un mecanismo utilizado por los EEUU para impedir los recesos, hoy día ya no funciona, porque gran parte de los gastos militares repercuten fuertemente sobre la balanza de pagos norteamericana. La conservación de un enorme numero de bases militares norteamericanas y soldados en el exterior. La ayuda militar a varios países para ser sostenidos como satélites, Israel, Colombia, Alemania, Pakistán, Qatar, Japón, Sudáfrica, Nigeria, Corea del Sur y últimamente la India en su sistema nuclear. El Salvador, Honduras entre otros, son gastos realizados para la guerra que no son compensados directamente en la balanza de pagos. Los dólares salen y no retornan al gobierno. Varios sectores de la clase dominante llaman la atención sobre este hecho a los nuevos candidatos presidenciales, Obama y McCain quienes reconocen la crisis económica y política.

Los gastos militares en el exterior son los principales responsables del déficit de la balanza comercial arrastrada desde la crisis de 1970.Guardada en secreto en tanto los Estados Unidos disponían reservas de oro y de una moneda fuerte en el exterior. Tal déficit era un buen negocio o por lo menos no representaban un problema. La situación cambio radicalmente porque el dólar no resiste la presión inflacionaria en el interior y en el exterior de la economía. En este momento de gran sensibilidad financiera internacional es absolutamente imposible continuar con el déficit de la balanza de pagos norteamericana, manifiesta el propio FMI.

EEUU vive un grave conflicto interno. Estos conflictos son la acumulación de años de no encontrar una respuesta efectiva. Las guerras y el llamado complejo industrial militar encargado de fusionar las trasnacionales alimentarías, petroleras, biotecnológicas, automotrices, con sus similares europeas, se convierten en el centro de ellos. La pobreza de los emigrantes 12 millones de indocumentados, de los barrios negros, puertorriqueños, mexicanos por la falta de empleo. La misma clase media, por la suspensión de los créditos, la tasa de desempleo se sostiene, pero para un país como los EEUU es un fracaso, todo lo que sea estancamiento es un declive financiero. Las ultimas leyes contra los emigrantes y de escucha telefónica, afecta directamente la orientación militar en la economía norteamericana, sea desde el punto de vista político o desde el punto de vista económico, es ya un sistema fascista de exportación.

La crisis económica una vez mas atrajo la atención sobre lo absurdo e irracional de no disponer de fondos para enfrentar el problema de la pobreza y, al mismo tiempo disponer de un presupuesto militar tan grande. La guerra de Irak, Afganistán, el costo de las operaciones encubiertas a los países en la lista del eje del mal, las multimillonarias sumas de dinero entregadas a los medios de comunicación de naciones hostiles para alquilar sus equipos al servicio de CNN y practicar el terrorismo mediático. Son costos que no retornan y despiertan la oposición del pueblo que no le encuentra sentido al hecho de que sus jóvenes vayan a morir en tierras distantes, por petróleo cuando lo pueden sacar de sus costas, alternativa del candidato MacCain. Quien encontró una firme oposición a esa alternativa, ya que impediría la proyección de los gastos militares en tecnología nueva, para ser probados en la política exterior estadounidense en los próximos veinte años con las invasiones que preparan Mientras la hegemonía del petróleo se mantenga.

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Raúl Crespo


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