¡Aunque pobre, mi pueblo es digno!

La pobreza de mi pueblo es como un ropaje que se adapta a la medida de cualquier ambicioso, que marchando tras el poder, lo estira o encoge de acuerdo  a las necesidades y estatura.   Mi querido y engañado, pueblo se ha visto millones de veces rodeado por quienes se dicen defensores de derecha, como de izquierda,  pero tan solo para seducirlo para que ceda su soberanía  al interese de los seductores, que una vez logrado el objetivo, le patean el culo y lo dejan a la deriva.  Pero muy a pesar de este martirio,  mi pueblo aun tiene la dignidad integra.  Lo siguen engañando;  por que su nobleza pulcra y transparente,  lo hace portador de la bondad y el aprecio de la gente,  a los que siempre juzga por su condición:  bonachón, confiable, honesto.  Y es allí donde los malévolos manipuladores se aprovechan para hacer las fechorías burlonas en su contra.

      A mi pueblo le prometieron todo el poder, pero cuando lo quiere alcanzar, le ponen unos obstáculos imposible de sobrepasar.   A mi pueblo le dijeron,  que con mas democracia participativa tendrá las riendas para construir su destino.  Pero llegaron unos secuestradores,  le indicaron que su participación es la de aceptar las líneas que desde arriba una cúpula que se abrogó su representación,  designa.  Solo debe acatarla,  solo debe votar por fulano o por el indicado sin su participación.  A mi pueblo le dicen a que hora debe ir a votar,  en que fila, y por que.  La iniciativa del pueblo es enfrentada con decisión y presión por parte de sus administradores político.  Si se resiste a ese control:  es acusado de agente de la CIA o de anti revolucionario,  escuálido. 

      Se han hecho miles de intentos para acabar con esta practica de secuestrar los derechos del pueblo.  Se han fundado nuevas organizaciones,  para eliminar las viejas y los vicios.  ¡Pero a cosa!:  las nueva organización,  antes de nacer,  es secuestrada por los que pervirtieron la anterior. Lo que deriva en algo  ídem al final.

     Los vejadores de la dignidad de mi pueblo pobre,  son los que se eligen gobernadores, alcaldes, legisladores, concejales, etc.    Cualquier otra cosa que no pase por su filtro burocrático y secuestrador y “revolucionario”,   es decretado  “anti revolucionario”.  La pobreza de mi pueblo digno, es intencionalmente promovida y generada para  tener los mecanismos para su división y por ende,  su control.  Si alguien destaca dentro de su seno,  es capturado o tratado de asimilar por las sectas capitalistas del voto popular.  Si este ser resulta fiel a los principios de defensa del pueblo, le caen encima en cayapa, hasta hundirlo.  Le inventan prontuarios, le hacen amenazas telefónicas, le califican de agente del imperio, le ponen cebos económicos y materiales,  le tienden cercos  políticos y hasta policiales,  si tiene un trabajito o, familiar trabajando en cualquier institución del estado , es botado,  lo acosan económicamente hasta neutralizarlo o hasta que ceda en su intención de defender al pueblo.

     La dignidad de mi pueblo es atacada  a cada rato.  Las promesas incumplidas, por los lideres, son objeto de la aplicación de la amnesia política.  Nadie sabe, nadie recuerda, nadie oyó.   Mientras tanto: el digno pueblo campesino, sigue siendo blanco del intermediario explotador,  de la promesa del crédito que nunca llega, o que cuando llega, es a cuenta gotas e inoportunamente,  con intereses mas caros que los prometidos,   sigue produciendo en forma precaria y a la buena de Dios ( el Dios de los pobres).  Por las pocas dadivas inmorales que le asignan,  es  obligado cada vez que quieren,  a  ir a reuniones o mítines para hacer bulto, pues su opinión no cuenta . 

     El digno pueblo obrero,  es sometido al poder de destrucción física y moral del capitalista explotador: privado o de estado.  En franca alianza con el poder “revolucionario político”, el obrero  es merecedor de un salario que nunca cubre ni la mitad de sus necesidades y las de su familia. Cuando gana algo mas de lo normal o promedio, es blanco de ataques publico, acusado de producir la quiebra del país. Pero el ministro, el legislador, el magistrado, el juez, el gobernador, el alcalde, el concejal, que  gana un salario decenas de veces mas elevado que un profesional de la educación,  por ejemplo.  No es amonestado,  tampoco es  criticado por los dineros que asignan para manejar como gastos de representación y partidas sociales, que a la chiquita se queda en sus bolsillo.  De paso son cientos de millones de bolívares,  no dos lochas. 

    A mi pobre pueblo digno, lo ponen a hacer colas a pleno sol,  para comprar alimentos mas económicos,  para cobrar unas becas risibles y para comprara uniformes escolares de mala calidad.  Pero mi pobre pueblo digno, ya está perdiendo la inocencia con la que lo han estado engañando.  Ahora esta pensando ocupar los espacios políticos para no venderse a las mafias controladoras, si no para hacer la revolución que de verdad le reafirme su papel de pueblo digno,  no pobre y sometido, si no  estable y libre del yugo de los engañadores manipuladores, que han hecho política a nombre del pueblo, tan solo para burlar su dignidad.

    Ahora si:  todo el poder para el pueblo.  por encima de la derecha y los falsos revolucionarios traficantes de influencias.

        PATRIA SOCIALISMO O MUERTE..   CON EL PUEBLO VENCEREMOS.

                                                                   javiermonagasmaita@yahoo.es



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Javier Monagas Maita


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