La resistencia de Venezuela frente a la “presión máxima” de EE. UU ha transformado la geopolítica global, convirtiendo al país en la barrera moral que frena la coerción unilateral, un referente ineludible actual y todos los venezolanos debemos estar conscientes como el país tiene una influencia significativa en las posiciones que sostienen otros países, especialmente por esa resistencia a todo tipo de agresiones lanzadas contra nosotros. Venezuela tiene hoy una tremenda victoria moral.
Esta situación y el manejo que de ella hace el gobierno y el partido PSUV es actualmente un punto de referencia global. Creo que ha contribuido a que otros gobernantes ante tanta coerción y agresión de la gran potencia no hayan “salido corriendo” como pasó en Ucrania. La experiencia ucraniana demostró que el “salir corriendo” de los gobernantes, dejando el gobierno del país en cualquier mano sucia, sumada al apoyo imperialista, no trajo paz, sino una guerra criminal, interminable y devastadora. Rusia en la misma lista para su destrucción tampoco se entregó, y hoy los rusos gobiernan Rusia.
Así la consistencia de Venezuela y su mantenimiento de la unidad popular ante la coerción sirvió como un antídoto geopolítico. Nuestra postura ha demostrado que frente a la agresión, la soberanía la unidad, es la única defensa que evita la intervención directa y el conflicto fratricida, generando un punto de referencia para naciones que temen el mismo destino.
Querían ahogar nuestra libertad pero no lo permitimos, somos libres y soberanos desde que Bolívar nos dio nuestra independencia y así seguiremos. Nosotros no estamos pensando en vencer o morir, estamos pensando en que ante la opresión externa hay que mantener la unidad y la confianza en el pueblo.
La perseverancia y firmeza de Venezuela ha validado la tesis de que las agresiones estadounidenses pueden ser bloqueadas. Esto ha consolidado inclusive a actores geopolíticos como Rusia, China e Irán, quienes no solo han realizado inversiones estratégicas y cooperación militar, sino que han encontrado en Caracas una prueba viviente de que el Derecho Internacional y la Carta de la ONU pueden defenderse de la coerción, reforzando la tesis de la cooperación multilateral.
Gracias a la resistencia innegable de Venezuela a la “presión máxima” de la cual se enorgullece el opresor se ha generado una fatiga internacional y ha llevado a muchos gobiernos de la región, incluso aquellos que inicialmente lo criticaban, como recientemente el caso de Trinidad, a buscar vías diplomáticas y negociadas, en lugar de unirse a las tácticas coercitivas que han demostrado ser ineficaces para lograr el cambio antidemocrático y antivenezolano que se nos quiere imponer.
Consideramos que nuestra resistencia perdurable ha puesto en tela de juicio la efectividad de “sanciones”, por muy agresivas y lesionantes que sean, como herramienta de política exterior, impulsando a otros actores a cuestionarlas y antes por el contrario se generan crisis humanitaria en Venezuela, impulsado economías ilícitas y han tenido el efecto no deseado para los imperialistas de facilitar la influencia de Rusia y China, efecto no buscado por EE.UU.
Ellos quieren demostrar ante el mundo la inmensidad de su fuerza y nosotros no queremos demostrar nada solo vivir en paz, trabajar y tener las mejores relaciones con todos los países, lo que al final resulta un mensaje más poderoso que el mensaje intimidatorio de ellos, y que los paises toleran por temor pero no por convicción.
Y aunque la UE ha impuesto sus propias sanciones individuales contra funcionarios venezolanos, ha sido dentro de su posición imperialista, más cautelosa, prefiriendo impulsar una solución política y pacífica al conflicto. La UE se opone en principio a los efectos extraterritoriales de las sanciones estadounidenses, que pueden perjudicar a empresas europeas que comercian con Venezuela.
La supervivencia del gobierno venezolano bajo las medidas de "máxima presión" es un referente para cualquier país que tema o enfrente la coacción de EE.UU., reforzando en el escenario internacional las posiciones que abogan por el multilateralismo, la soberanía nacional y la condena a las agresivas sanciones impuestas sin ninguna autoridad.
Venezuela con este enfrentamiento unilateral de Estados Unidos, ha sumado a las dificultades propias de buscar en el tremedal imperialista su camino de crecimiento, todos los males que ha generado esta agresión aplicada de incontables maneras. Ello es importante porque hay que duplicar los esfuerzos políticos, económicos y sociales para superarlos y además ser solidarios con todos aquellos países que lo requieran, pidan o no ayuda, para paliar sus crisis humanitaria y económica.
Los Estados Unidos han buscado destruir el simbolismo venezolano forjado por nuestros Padres Fundadores, Bolívar, Miranda, Sucre, Zamora, Chávez. Pero el resultado ha sido exactamente el opuesto. Hoy, ser venezolano no es solo portar una cédula, es un acto voluntario fraguado en la resistencia diaria.
Todos tenemos más sentido de Patria ahora que hace algunos años, porque la hemos tenido que defender. Aun aquellos que se identificaban mucho con Disneylandia. No queremos una patria impuesta, unos simbolismos extranjeros tatuados sobre nuestra piel a cañonazos. Estamos arraigados aquí y remachados con abrazos, besos y pan. Que Venezuela ha sido una fiesta de amor siempre, no, no lo ha sido, pero así la queremos y resistiremos.
Y en Venezuela no estamos luchando por un futuro sin explotados ni explotadores. Venezuela es el futuro.