En los últimos meses, la región latinoamericana ha sido testigo de un preocupante viraje en la estrategia militar de las potencias imperiales. La denominada operación "Lanzas del Sur" se presenta como un despliegue intervencionista que, bajo el pretexto de "garantizar la seguridad hemisférica", intensifica la presión sobre Venezuela y, por extensión, sobre toda América Latina y el Caribe.
Lo que antes se enmarcaba en la retórica del "patio trasero" ahora se ha transformado en una narrativa aún más peligrosa: la pretensión de que el hemisferio occidental entero debe estar bajo tutela y control.
Este cambio discursivo revela una ambición desmedida: ya no se trata de influir en gobiernos aislados, sino de imponer un orden militarizado que desconoce la soberanía de los pueblos.
La operación "Lanzas del Sur" no se limita a ejercicios militares convencionales. Lo alarmante es el incremento desproporcionado de armas de destrucción masiva en la región, un despliegue que contradice los principios de paz y cooperación que históricamente han caracterizado a América Latina.
Este arsenal no responde a necesidades defensivas, sino a una lógica de dominación. La militarización busca condicionar las decisiones políticas de los Estados soberanos, imponiendo un clima de amenaza permanente.
Desde la perspectiva del derecho internacional y los derechos humanos, la operación "Lanzas del Sur" constituye una violación flagrante de los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos. La Carta de las Naciones Unidas y la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz (aprobada en la II Cumbre de la CELAC en 2014) son ignoradas por quienes se arrogan el derecho de decidir sobre el destino de millones de personas.
Frente a esta ofensiva, es importante recordar que América Latina y el Caribe han sido proclamados como territorio de paz. Esta declaración no es un gesto simbólico, sino un compromiso histórico de los pueblos de la región con la solución pacífica de controversias y el rechazo a la militarización.
La defensa de Venezuela frente a la operación "Lanzas del Sur" trasciende las fronteras nacionales: es la defensa de la soberanía de todo el continente. Permitir que se imponga un modelo de sometimiento sería renunciar al derecho de decidir nuestro propio destino.
La amenaza militar imperial sobre Venezuela, expresada en la operación "Lanzas del Sur" y el despliegue de armas de destrucción masiva, constituye un desafío directo a la soberanía y a los derechos humanos de los pueblos latinoamericanos.
Los organismos internacionales y regionales, exigen que EE.UU retiren las lanzas imperiales que tienen frente a las costas venezolanas.