El fantasma de Jeffrey Epstein le está pisando los talones a Donald Trump; y de ahí esa premura que ha asumido en agudizar el asedio que mantiene en Caribe contra Venezuela. En una drama – tragedia, de jóvenes menores de edad, traficadas y abusadas por Epstein ; se está volviendo ahora imposible de silenciar por Trump. Recordemos que Epstein se suicidó o lo "suicidaron" en el 2019, cuando comenzaron a aparecer los correos electrónicos, escritos por este señor donde implican a Trump del acercamiento que había tenido con este rico pedófilo y como se movía en la alta sociedad junto a hombres poderosos ligados con la política y el poder económico. En una oportunidad Epstein, escribió "de lo corrupto que era Trump" refiriéndose a los escándalos que salían a la luz pública sobre él. En el 2018 Kathryn Ruemmler, ex asesor de la Casa Blanca en la época de Obama, intercambió correos electrónicos sobre el estado mental de Trump en referencia a estos estos casos. Por allá en el 2011 y esto lo señaló el mismo Epstein; que Donald, paso horas en su residencia con una menor de edad llamada Virginia Giuffre; posteriormente la joven reconoció que lo conocía a Trump, para sorpresa; días después se suicidó. Él resonar de los campanazos de este penoso caso en el Reino Unido provocaron la destitución del príncipe Andrés y el cese del Lord Peter Mandelson como embajador en Washington, ambos por su antigua amistad y ligados a las tropelías pedofilias con Epstein.
En estos últimos meses el mundo se ha visto estremecido por la cantidad de correos electrónicos, revistas, donde se lanzaban mensajes entre Epstein y Trump para cuadrar las visitas a la isla. El repudio se ha generalizado de tal manera que la representante republicana Marjorie Taylor Green, que era su aliada; pero a raiz de su aparición publica de las evidencias que muestran su acercamiento e identificación con el pedófilo Epstein, la congresista ha marcado distancia. Trump ha dicho que "Todo lo que veo, que hace la loca" en referencia a Green es quejarse, quejarse, quejarse". "No puedo atender todos los días la llamada de una lunática despotricando". En esta semana se votará en la Cámara, en contra de los designios de la Casa Blanca, de ahí, seguramente saldrá una resolución que exige al Departamento de Justicia la divulgación de los escritos de Epstein. Que vendrá acompañada de un vendaval de impredecibles consecuencias. Muchos de sus seguidores marcaran distancia. Trump no sabe como librarse de esa inminente sanción que le espera ante tan abrumadores señalamientos. Ahora sale anunciando que todo obedece a una conspiración demócrata y trata de abrir una investigación federal contra Bill Clinton, que también tiene metido sus pezuñas en tan enojosas acusaciones. No hay que perder de vista que todo este despliegue armamentístico en el Caribe se produce luego de conocerse los 20.000 documentos de Epsten, donde acusa a Trump. La decisión que pueda tomar el congreso le va a mover el piso y esto lo puede llevar a cometer una locura, como medida distraccionista, en el asedio que mantiene en el Caribe contra Venezuela. Con estas impredecibles expresiones ha salido Trump, ante el acorralamiento que lo acosa y que lo tiene allí a la vuelta de la esquina, cuando le pregunta sobre Venezuela; ha dicho: "Ya he decidido; pero no lo digo" En todo caso estaremos atentos y preparados. En todo caso la sombra de Epstein le está pisando los talones y un loco acorralado es capaz de cualquier vaina.
