Insólito: hay personas que quieren ser violadas por los marines

En tiempos de crisis política y económica, las redes sociales se convierten en un campo de batalla simbólico donde se disputan narrativas sobre identidad, soberanía y dignidad nacional. Lo que debería ser un espacio de debate ciudadano se ha transformado, en ocasiones, en un escenario de mensajes antipatrióticos que rayan en lo absurdo y lo indignante.

El caso más extremo es el de una persona que escribió: "estoy impaciente esperando que nos invadan los marines para que me violen". Este comentario no solo es lamentable, sino que revela el grado de alienación cultural y psicológica que puede producir la hegemonía imperialista en nuestras sociedades.

La lógica del sometimiento

Este tipo de expresiones no son inocentes: reproducen la idea de que la intervención extranjera es deseable, incluso cuando implica violencia y humillación.

Se trata de una narrativa que normaliza la dominación y que invisibiliza el derecho de los pueblos a decidir su propio destino.

El imperialismo no solo se ejerce con armas y ejércitos, sino también con discursos que penetran la subjetividad y hacen que algunos lleguen a desear su propia opresión.

La responsabilidad ciudadana

Defender la soberanía nacional no es un acto de chauvinismo vacío, sino un compromiso con los derechos humanos y la dignidad colectiva.

Quienes promueven mensajes antipatrióticos en redes sociales contribuyen a erosionar la conciencia crítica y a legitimar la violencia imperial.

La educación crítica y la memoria histórica son herramientas indispensables para desmontar estas narrativas y recordar que las invasiones militares nunca han traído libertad, sino saqueo, sufrimiento y dependencia.

Una mirada antiimperialista

La historia de América Latina está marcada por intervenciones militares que dejaron cicatrices profundas: desde República Dominicana hasta Panamá, pasando por Haití e Irak fuera de la región. En todos los casos, los pueblos fueron despojados de su soberanía y sometidos a intereses ajenos.

Por ello, resulta insólito y doloroso que existan voces que pidan, incluso con sarcasmo, ser violentadas por fuerzas extranjeras. No es un chiste: es la expresión más cruda de la colonización mental.

El verdadero patriotismo no consiste en repetir consignas, sino en defender la dignidad de los pueblos frente a cualquier forma de dominación. Ante los llamados antipatrióticos que circulan en redes, la respuesta debe ser clara: la soberanía no se negocia, la dignidad no se entrega y la violencia nunca puede ser deseada ni celebrada.

Es importante reflexionar sobre el odio político del pensamiento antivenezolano del extremismo antichavista.

Politólogo



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Oscar Bravo

Un venezolano antiimperialista. Politólogo.

 bravisimo929@gmail.com      @bravisimo929

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