Resistencia ante las embestidas y las imprecaciones de un adefesio

Espíritu de aguante, indómito, lucha incansable y resistencia
formidable es lo que define con gallardía y pundonor la idiosincrasia
del venezolano, comprometido ferozmente con la patria de Bolívar,
Zamora y Simón Rodríguez. Esta debe ser la relevante premisa que
alegre nuestros corazones. Esta debe ser nuestra lumbrera en los
caminos rimbombantes de la oscuridad. Siempre debemos llevar en la
mano - a pesar de la tamaña cortapisa que afrontemos - la linterna
infalible de la libertad. Porque la libertad no nos la va a gratificar
ningún país y mucho menos un imperio genocida y transgresor. Si
queremos plena y absoluta libertad, tenemos que luchar hasta la
saciedad por ella, desde los diversos frentes de batalla en que nos
encontremos.

Hoy se han congregado las más acuciantes estantiguas del
lacayismo, leguyelismo, antivenezolanistas y entreguistas del
patrimonio de la República Bolivariana de Venezuela, en concordancia
con inormes nefastos, socarrones imperialistas del gobierno de los
Estados Unidos, secundados por el gobierno narco colombiano, en
sequito con el paramilitarismo, grupo terroristas y narcotraficantes
de la más rancia y baja calaña. Es menester mencionar que el gobierno
oligárquico de Colombia cuenta con 10 bases militares estadounidenses,
además de la hueste conformada por 800 soldados que arribaron a
territorio colombiano en el mes de junio del presente año, con la
firme intención - según el ministro de defensa de ese país - de
contrarrestar la lucha contra el narcotráfico.

Esta notable situación, que desde tiempos inmemoriales ha
estigmatizado a Colombia y la ha llevado a una guerra que ha durado un
poco más de 70 años, desde que asesinaron a un gran titán suramericano
y líder indiscutible del pueblo colombiano Jorge Eliecer Gaitán, desde
ahí empezó un conflicto armado que ha venido transformándose en una
guerra cruenta. Sin embargo, este panorama e incluso mucho antes ha
abierto la posibilidad al gobierno los Estados Unidos, con la venia de
la oligarquía colombiana en la instauración de bases militares en
Colombia, con el objetivo de combatir la enfermedad del narcotráfico y
esto no es más que una argucia, una estratagema, un pretexto y una
triquiñuela que utiliza el gobierno estadounidense para incrementar
de manera exponencial el negocio fructífero de la droga, aprovechando
las bases militares como custodios para resguardar la producción,
distribución y propagación de la misma.

Cabe mencionar que ese no es el único rol que desempeñan las
bases militares en ese país. Uno de los objetivos fundamentales es la
desestabilización de gobiernos que no secundan y no concuerdan con las
políticas neoliberales y capitalistas del imperialismo norteamericano,
aunado a ello, estas iniciativas intervencionistas y militaristas
promueven el derrocamiento de gobiernos de izquierda, gobiernos
revolucionarios, gobiernos que promueven una alternativa diferente en
sus países. Que fomentan una nueva forma de hacer política, una
política que va en beneficio de la comunidad y no en detrimento de
ella.

Las bases militares estadounidenses, son ante todo una extensión
de las políticas imperiales de un gobierno decadente que se cree que
es el dueño absoluto del mundo. Que todos debemos inclinar la cabeza y
rendirle tributo. Que equivocados están con respecto a la soberanía,
la libertad, la independencia y la autodeterminación de los pueblos.
Los pueblos no están sujetos a ninguna injerencia extranjera y a
ningún tipo de intervención. Por eso aquí en nuestro terruño le
contestamos al imperio norteamericano como lo hizo en su momento
Augusto Cesar Sandino cuando le dijo al Capitán estadounidense H.D.
Hatfield "No me rendiré y aquí los espero. Yo quiero patria libre o
morir. No les tengo miedo. Cuento con el ardor del patriotismo de los
que me acompañan". No obstante, estas bases militares están en
territorio colombiano apuntando a la seguridad y a la paz de toda
Suramérica, pero especialmente contra Venezuela, para tratar de
controlar y planificar incursiones terroristas como la llevada a cabo
en territorio venezolano el 03 de mayo del presente año. Estados
Unidos ha sintonizado a Colombia como objetivo para una escalada de un
conflicto armado contra Venezuela. Esta es una de sus metas, pero el
objetivo primario son las riquezas (petróleo, diamantes, oro y
minerales) de nuestra patria amada, eso es lo primordial que busca con
añoranza el guiñapo gobierno estadounidense, en sequito con los
lacayos antivenezolanistas que le secundan como el embeleco y adefesio
de Juan Guaido y su diminuta parvada de tarambanas entreguistas y
miserables que le acompañan.

Estos andrajosos mandriacos y mercaderes de la politiquería
entreguista, han usurpado obligaciones y derechos para vender activos
de la República Bolivariana de Venezuela en el extranjero, con la
finalidad y el firme propósito - según ellos - de ayudar al pueblo
venezolano. Sin embargo, ningún ciudadano venezolano, tanto en el
extranjero, como en su patria natal, no han recibido absolutamente
nada. Son solo imprecaciones e infundios de un adefesio. Son solapadas
y taimadas formas de mantener en una añil esperanza la voluntad de un
pueblo, que lo único que hace es resistir, luchar y batallar contra la
pandemia, contra incursiones terroristas, contra bloqueos económicos y
contra todo tipo de guerras que se le ocurran a la mente depauperada
del imperialismo norteamericano.

Ustedes lacayos, palangristas, apátridas. Ustedes tragaldabas que
están enfermos de poder y que tienen hambre de dinero. Ustedes que se
venden como rameras al gobierno estadounidense por un mendrugo de pan
yerto, repugnante y raído. Ustedes que no les importa el ciudadano
venezolano y que se colman la boca con lirios cuando hablan del
bienestar del pueblo. Si realmente les importara la comunidad
venezolana, no se arrodillarían conmiseración ante el gobierno
estadounidense, clamando por sanciones contra Venezuela y solicitando
con ínfulas apremiantes el recrudecimiento de las mismas. Si les
importara un poquito nuestro pueblo, no mendigarían a diario una
incursión terrorista, ni una intervención militar en Venezuela. Si les
importáramos tantico así, no pedirían a gritos desmesurados aviesos
bloqueos contra nuestra patria libre. A quien cree ustedes lacayos que
hacen mal. A un solo hombre o a millones de venezolanos. Ustedes les
están haciendo la guerra a todo un conglomerado pueblo y es a ese
pueblo al que ustedes dejan sin medicinas, sin alimento y sin
servicios y es a ese pueblo, por el que ustedes proclaman desvivirse,
por el que ustedes dicen luchar, por el que todos los días de su
putrefacta existencia, salen en pantallas televisivas y en redes
sociales mediante peroratas exógenas y monólogos macarrónicos, donde
manifiestan defender al pueblo venezolano, al que ustedes le tienen el
yugo desde hace años. Porque ustedes piensan primero en que su barriga
este repleta, antes de preguntarse si la del pueblo está llena. De qué
pueblo hablan ustedes. Si ustedes nunca han sentido, ni sentirán jamás
el clamor del pueblo venezolano. Porque esa no es su esencia. Su
verdadera esencia es la trapacería, el latrocinio, el hurto desmedido,
las tropelías y la entrega de bienes autóctonos de la República
Bolivariana de Venezuela. Ustedes no tienen credibilidad alguna, y lo
más trascendente de esto es que el pueblo venezolano lo sabe, y lo más
infortunio y patético es que ustedes también lo saben y sin embargo lo
siguen haciendo. Y es por eso que siempre van a perder y siempre van a
fracasar en cualquier intento malévolo. Y concluyo el escrito con la
frase magistral de nuestro Comandante Hugo Chávez Frías:

"El pueblo venezolano le va a demostrar al mundo de lo que es capaz,
de que barro estamos hechos, que semilla tenemos en las venas, que nos
corre por el corazón: Patria, Libertad y Justicia". Caracas 19 de
agosto de 2000.

 

jorjepirela@gmail.com



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