El tiempo para sacar a Maduro se está acabando

La noticia mejor bienvenida de parte del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro el mes pasado vino del presidente de Rusia Vladimir Putin en el mes de diciembre. Cuando Maduro y Putin reafirmaron la relación existente entre los dos países y no solo con palabras.

Más de 5 mil millones de dólares en acuerdos para exploración y producción de petróleo fueron firmados cuando ambos mandatarios se reunieron el mes de diciembre pasado, lo cual contribuirá a la estabilización de su ambicioso y temerario plan de Venezuela de vender su petróleo solo a través de su criptomoneda apoyada en su petróleo, el Petro.

Maduro ha insistido que la empresa de propiedad estadal PDVSA solo aceptará el Petro por su petróleo a partir de este año. Según muchas opiniones, el Petro se vería como un fraude si el presidente no cumple con las promesas que hizo a sus benefactores, Rusia y China y no habría manera que estas lo emplearan.

Pero –en teoría—el Petro es una buena idea. ¿Será que Maduro puede aplicarla? Se trata de una buena pregunta. Yo lo dudo.

Pero si en caso que tuviera éxito, significaría un cambio tectónico en la economía mundial. No hoy en día o mañana, le aseguro, pero si con el tiempo. ¿Por qué?

Porque esto marcaría un derrotero para los países que no figuran en la lista de saludos navideños en el lote de Davos para evadirse de la noria del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, de SWIFT y del colapso monetario, la esclavitud deudora, la pobreza económica y el cambio de régimen.

Debido a que las criptomonedas existen fuera del sistema bancario tradicional, esto les permite evadir las sanciones (que constituyen actos de guerra) y continuar participando en el comercio pacífico en sus propios términos y no los que imponga Wall Street o K. Street.

Pero, dicho esto, no existe una verdadera necesidad del Petro en sí. Maduro podría sencillamente asumir el Bitcoin.

Días atrás escribí un artículo vinculando la política norteamericana hacia Venezuela con Irán y dije que los planes de Trump para la Dominación Energética es lo que caracteriza su política exterior. Venezuela parece un ensayo para lo que está en juego con Irán para fines de este año o comienzos del 2020.

John Bolton es el arquitecto de esta horrible política.

Se trata del manual de John Bolton para el cambio de régimen. Satanizar al líder de un país que

se opone a nuestro gobierno imperial, desgajarlo del resto del mundo a través de sanciones y

presión político-militar y esperar que su sociedad colapse. Posteriormente respaldar un cambio

de régimen con un títere acicalado por Estados Unidos. En este caso, el don nadie es Juan Guaidó.

Hagan creer todo el tiempo que se trata del fracaso del otro tipo a cargo. De Chávez y Maduro

del espectro del Socialismo. Eso sería todo, especialmente ahora que los demócratas y los medios

agitan la figura de nuestra propia Che Guevara, Alexandria Ocasio-Cortez como la "mujer del saco".

Si todo eso falla habrá entonces que amenazar con una invasión sobre bases humanitarias.

El único modo que esto funcione con la población norteamericana cansada de dos décadas

completas de guerra lo cual haría que las cosas empeoren de tal modo que nuestra

intervención haría que nos vieran como los salvadores de un arruinado pueblo.

Una vez que Ud. haga la gran jugada –Pompeo lo hizo anteriormente—Ud. tiene que pegar el tiro final rápidamente antes que las cosas se estabilicen en su contra. Yo se lo dije a Ud. el verano pasado cuando la lira de Turquía era la gran historia.

Y antes de eso se trató del intento saudita para derrocar al gobierno de Catar a través de un bloqueo financiero y militar.

Por otra parte, a fines del 2014 fue el colapso de los precios del petróleo que se suponía que desataría una revuelta contra Putin en Rusia, cosa que también fracasó a pesar de que hubo rumores de un golpe al interior del Kremlin, que Putin habría reprimido en el mes de marzo del 2015.

Cada día que pasa, día de grandes novedades, día de la crisis en el sentido que el blanco de la crisis sobrevive y aumentan las posibilidades que la situación mejore mientras el pánico se repliega, las informaciones fluyen, los mercados se tranquilizan y los aliados responden.

Los días venideros serán claves para Maduro. Debido a que una vez que Estados Unidos haga su gran jugada si no consigue lo que quiere no lo conseguirá nunca. La oposición a nuestra injerencia en Caracas se endurecerá. La posición de Maduro se fortalecerá y las cosas se calmarán.

Será para Maduro entonces la oportunidad de enseriarse en torno a hacer bien las cosas en su país. Una vez más –no estoy seguro que él sea capaz—pero una vez que el gato esté fuera del saco y cuánto desea Occidente que Maduro sea sacado del gobierno, será más fácil convencer a los venezolanos que se quede y que la mala situación es culpa de Washington y no de Maduro.

La parte bonita de todo esto es que Trump podría entonces culpar a Bolton y a Pompeo por esta triste situación, por incompetentes e iniciar el desmantelamiento de la política hacia Irán. Pero, probablemente, me estoy adentrando en un castillo en el aire.

Durante los dos últimos años la producción petrolera de Venezuela ha caído en casi 30 por ciento, de más de 2,1 millones de barriles diarios a menos de 1,5 millones a fines del año pasado.

Las cifras de producción se han recuperado levemente y regresaron al millones y medio de barriles el pasado mes de diciembre.

Pero, la realidad es que esos barriles faltantes hacen la diferencia entre un gobierno estable y otro al borde del colapso. El enfoque de Putin y de Xi Jingping de China ahora debiera centrarse en la recuperación de esas cifras a los niveles del año 2017 de la manera más rápida y producir una semblanza de normalidad en la situación del país.

El colapso de la producción petrolera venezolana ha sido todo el tiempo el plan de Estados Unidos. Francamente se trata de un tratamiento despiadado contra el mismo pueblo venezolano que –el gobierno de Trump sostiene que le preocupa mucho. Nuestra política hacia ellos no ha sido otra cosa que una variante del viejo adagio que dice "las palizas continuarán hasta que la moral mejore."

En este caso, cambiemos "moral" por sacar a Maduro del poder y recuperar el acceso al sistema bancario global, sería la "paliza".

Pero no hay ninguna diferencia con la retórica empleada por Pompeo, Bolton respecto de Irán. ¿Recuerdan la lista de Pompeo conteniendo doce exigencias a Irán? Se trató de un claro ultimátum para el gobierno iraní. "Hazte a un lado o matamos de hambre a tu pueblo."

Los seres humanos prefieren morir de hambre que ser salvados por megalómanos como Bolton, Pompeo y Trump. Nuestra dignidad exige más que eso de nosotros. La parte más triste de todo esto es que a los seguidores de Trump se les ha hecho creer en esta política como una especie de misión humanitaria para salvar a los venezolanos de Maduro.

Estas bases ya han sido instaladas con relación a Irán.

Cuando la realidad es tal, se trata que Estados Unidos necesita que el mundo carezca de petróleo con el propósito de mantener el sistema del petrodólar del cual tanto necesitan estar a salvo.

*Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Nota.- Sus comentarios y opiniones acerca de este artículo serán bienvenidos en

 

www.strategic-culture.org



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