Un Cisne Blanco representa la entrega a los rusos

Los antiimperialistas del madurismo son bastante pintorescos. Vociferan contra el intervencionismo estadounidense, pero se entregan a los intereses geopolíticos de Rusia, nación que desde el comienzo de su historia ha tenido una estrategia indetenible de expansión.

La presencia de un avión Tupolev TU-160 en el aeropuerto internacional de Maiquetía Simón Bolívar da una idea del servilismo de esta dirigencia ante un país imperialista por naturaleza. Estos aviones, popularmente conocidos como "cisnes blancos", constituyen una verdadera maravilla de la ingeniería aeronáutica. Se trata de bombarderos estratégicos, con capacidad nuclear, construidos durante la era soviética, como una respuesta del Pacto de Varsovia a otro jet supersónico similar desarrollado por los Estados Unidos, el B-1 Lancer.

En un artículo que escribí anteriormente, llamado Antiimperialistas o Antiestadounidenses (https://www.aporrea.org/actualidad/a269562.html) afirmo que los jerarcas del actual gobierno venezolano lanzan sus consignas panfletarias contra las políticas de Washington, pero no les importa colocarse en el papel de peones ante el poderío del Kremlin.

El ministro de la Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, parecía un niño con juguete prestado, a los pies del bombardero ruso. Pero ¿Qué pasaría si en lugar de un Tupolev Tu-160 fuese un B-1 Lancer o un B-52 estadounidense? ¿Qué ocurriría si no se tratara de la quinta república sino se la cuarta? ¿Entonces, sí habría que denunciar la presencia de los imperialistas de la Casa Blanca en el sagrado suelo patrio?

Todo es un doble discurso terrible. Lo peor es que en el seno del madurismo consideran que regalando la soberanía a Rusia -y a China-, garantizan una especie de alianza militar que los protegería de eventuales acciones bélicas norteamericanas (la cacareada invasión que nunca se producirá). Por los momentos, el presidente ruso, Vladimir Putin, cual nuevo zar, está maravillado con el servilismo de Nicolás Maduro y sus adláteres, mientras demuestra que su área de influencia se extiende hasta el continente americano, lo que representa una excelente oportunidad para abofetear, diplomáticamente, a los halcones de Estados Unidos. Tal vez, la siguiente pieza que entregarán los "socialistas patriotas" sea lo que queda de Petróleos de Venezuela, pues ya el gigante euroasiático ha manifestado su preocupación por el incumplimiento en las cuotas de crudo que le envía PDVSA.

Algunos "revolucionarios" estarían maravillados con la construcción de una base militar rusa en nuestro territorio, aunque lo prohíba expresamente la Constitución de 1999. Sin embargo, esto no sería problema, pues la Asamblea Nacional Constituyente que, en la actualidad, cumple un rol de supra poder, anulando al Parlamento e imponiendo cualquier adefesio jurídico, no tendría problema alguno en autorizar esta violación a la soberanía, en la nueva carta magna que cocinan herméticamente.

*Luchador Social

 

antonioprado1980@gmail.com



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