Pasos de la escalada del conflicto y definición de antagonista o enemigo en la relación entre Venezuela y EEUU

A partir del razonamiento expuesto, la declaración del interés venezolano en incorporarse al esquema de la Ruta de la Seda hecho a principios de este año y concretado en la gira presidencial a China en agosto pasado es el punto final de ese largo camino en la definición de la relación entre Estados Unidos y Venezuela en términos puros y llanos queriéndolo o no como adversarios o antagonistas. Es un hecho que Estados Unidos ha concluido como apreciación que Venezuela es un aliado de China y Rusia, y por tanto, la define en sus análisis de inteligencia como cabeza de playa en la región. De ahí que la lógica sea simple y sin dobleces, es un juego suma cero, en el cual la regla es que los amigos de mis enemigos, también son enemigos. Por ello que, siguiendo los preceptos de la concepción de Guerra Total, fomente todo género de presiones externas y formas de injerencia sumando apoyo de sectores políticos opositores de derecha y de la burguesía dependiente criolla venezolana que son contrarios a la supuesta gravitación en la órbita chino-soviética forjada por los gobiernos bolivarianos a partir de 1999.

Las acciones de desestabilización van desde la construcción de fakenews o informaciones falsas para promover matrices de opinión negativas acerca de Venezuela y el gobierno bolivariano por supuestas violaciones de Derechos Humanos; hasta llamados a la insurrección de la fuerza armada, operaciones encubiertas financiando grupos terroristas y una amplia gama de actividades injerencistas envueltas en la diplomacia blanda amparadas en el presunto apoyo al mejoramiento de condiciones democráticas por medio de agencias del gobierno estadounidensecomola NED y USAID. Pero también con aportaciones de otras instituciones y organizaciones no gubernamentales, en este caso vinculadas al Partido Conservador británico o el Partido Popular español.

De igual forma, tras el movimiento pendular de gobiernos de derecha regional iniciado desde 2016 que llevó a la conformación del Grupo de Lima, la adopción de un cordón sanitario ante el recelo despertado en las oligarquías gobernantes de aquellos, al contagio ideológico en los movimientos populares organizados de sus propios países. El cerco se afianza con las bases militares instaladas en suelo colombiano y el conjunto de ejercicios militares realizados apoyados en el radio de acción del Comando Sur de Estados Unidos. Igualmente el aislamiento diplomático de Venezuela en los foros internacionales, en particular la OEA y exacerbar las condiciones que puedan propiciar a corto plazo el colapso económico, la implosión política y la agudización del malestar social para justificar la tesis del Estado fallido y en el marco del Derecho Internacional dar visos de legitimidad ante la comunidad internacional a laeventual intervención de la OEA con respaldo de la ONU por razones humanitarias.

Otras acciones desplegadas revisten la forma de guerra económica, lo cual lleva a la generación de condiciones para inducir una hiperinflación, comprendiendo influir decididamente en la dimensión comercial y financiera fomentando el descrédito y adoptando medidas que bloquean cuentas públicas, retrasan pagos o transacciones financieras por medio de bancos estadounidenses y europeos, dificultan las compras de bienes y servicios necesarios para llevar a cabo los procesos productivos, restringen el acceso a fuentes de financiamiento internacional, sancionan a empresas que hagan negocios con Estados Unidos o Europa y a la vez, con el Estado venezolano, especulando sobre la capacidad de cumplir obligaciones poremisiones de instrumentos de deuda pública colocados en el mercado internacional, atacando la moneda e imponiendo condiciones onerosas para la obtención de préstamos o la calificación elevada del nivel del riesgo-país.

Ser capaz de sortear las amenazas y presiones desplegadas en contra está en razón directa al nivel de conciencia y organización, alcanzados a lo largo de estas dos décadas por el movimiento popular y en general, la proyección de un sentimiento de cohesión nacional en la población, capaz de hacer frente a los efectos de la desmoralización, mantener la unidad de los sectores populares y actuar en el marco del esquema de defensa integral de la nación.

Otra dimensión concurrente es la concentración de fuerzas y recursos de todo orden para mantener en funcionamiento el aparato institucional del Estado, en medio de los apremios y dificultades de la guerra económica haciendo posible la gestión administrativa y el cumplimiento de las funciones básicas en el ámbito territorial y de los compromisos financieros internacionales. A esto se añade que si bien la diplomacia bolivariana cuenta con un estrecho margen de maniobra, en medio de campañas negativas de los medios informativos internacionales ha de intensificar el acercamiento con los Estados integrantes del Movimiento de Países No Alineados en los espacios existentes en foros y organismos internacionales; combinando esa actuación en el marco de la Diplomacia de los Pueblos y los foros en que se despliegan los movimientos de solidaridad internacional.

Del mismo modo, ampliar y fortalecer los alcances de la cooperación envueltos en los compromisos suscritos en el marco de las alianzas estratégicas con China, Rusia y otros países como Irán, Cuba, Bolivia, Nicaragua y otros estados caribeños. En el primero de los casos anotados, con China se han suscrito más de 470 acuerdos y 790 proyectos de inversión en el sector de minería, hidrocarburos, infraestructura o la industria automotriz. En tanto que Rusia ha suscrito a su vez, más de 260 acuerdos que representan una inversión que supera los 20 mil millones de dólares americanos.

 

frlandaeta@hotmail.com



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