No encuentro diferencia sustancial entre los que piden a gritos ser bombardeados y ocupados por el ejercito gringo, y los que negligentemente, escudados en el argumento de la guerra económica, han creado las condiciones para que la sagrada tierra venezolana sea cañoneada y pisoteada. Los unos y los otros arriman por igual el descuartizado de la patria.
La tan cacareada intervención imperialista en la tierra de Bolívar no es un acontecimiento que está por ocurrir en un futuro cercano. Es desde hace unos años, un hecho consumado que estamos sufriendo todos los venezolanos, cada día, con mayor intensidad. Todas las calamidades que vivimos en nuestra cotidianidad son la expresión más viva y contundente de esta invasión. Aunque la avanzada del enemigo se ha ido desplegando subrepticiamente; no obstante, sus nefastos efectos los sentimos fuertemente en todo el territorio nacional. Controlan prácticamente casi toda nuestra economía. Fundan su estrategia no solo en las propias debilidades estructurales de nuestro atrofiado y dependiente aparato productivo, sino además, y con mucho énfasis, en el fomento de una corrupción institucional que ha permitido el desmantelamiento del patrimonio público. El resultado de toda esta operación militar esta a la vista: el pueblo de a pie está casi totalmente empobrecido, al borde de sufrir una terrible hambruna. En esta guerra de desgaste, con el visto bueno de una burocracia corrupta, el empresariado "vernáculo," bajo el cobijo del funesto dólartoday, ha venido jugando un papel fundamental, ejecutando una táctica extremadamente hostil y dañina a los intereses del país. En este conflicto el empresariado se ha hecho sumamente rico; pero, el pueblo de a pie, se ha hundido en una profunda bancarrota. La respuesta del gobierno se ha limitado, solamente, a dar subsidios directos, a través de bonos, que ipso facto son devorados por una hiperinflación auspiciada por la burguesía. Fácticamente, el gobierno ha estado permitiendo la aplicación de un grosero paquete neoliberal. Este gobierno denuncia una guerra económica ante la cual se ha mostrado absolutamente inerme. En cinco años no ha podido hacer nada contra la guerra económica, dejando indefenso al pueblo que lo ha favorecido con el voto; sin embargo, ahora, esta ofreciendo, en la campaña electoral, que si gana las elecciones, si derrotará esa guerra económica, lo cual, sin dudas, suena a pura demagogia.
Lo cierto es que esta guerra de desgaste que nos están aplicando, sin que hasta ahora hayamos podido detenerla, lo cual evidencia, sin dudas, incapacidad, parece ser el preludio de una intervención militar imperialista en Venezuela.
El gobierno norteamericano ha estado trabajando en función de crear las condiciones más apropiadas para tomar por la fuerza nuestra patria. Y si ha avanzado mucho en ello, se debe fundamentalmente al papel que ha jugado el gobierno de Nicolás Maduro.