Venezuela, pendón de multitudes

El Renacimiento aniquiló a la Edad Media. Amanecía para el Hombre que había derrotado a la noche más larga y tenebrosa padecida por la sociedad. “Fue la más grande revolución progresista que la humanidad haya vivido hasta entonces, una época que necesitaba gigantes y engendró gigantes: gigantes en poder de pensamiento, pasión y carácter, en multilateralidad y sabiduría”, dice Engels en el prefacio de Dialéctica de la Naturaleza.

La historia enseña que todo es avanzar. Los pueblos son gigantes eternos que admiran y copian los pasos de otros pueblos que transitan logros sucesivos. Reflejan los espejos del progreso; de la lucha antiimperialista. “Cada meta es un punto de partida.” Y la solidaridad popular, hecha clamor repetido, se hace ley irrevocable. Por ejemplo:

Espartaco fue el más grande luchador de la antigüedad, (Marx), y el furor de los esclavos sigue encendido en el alma del neo esclavo generado por la podrida sociedad capitalista.

La gloriosa e inevitable Revolución Francesa de 1789 redujo a dos la lucha de clase: Una explotadora, otra explotada; y es ésta, que será victoriosa, le que prodiga pesadillas a la primera.

El Manifiesto Comunista desnudó a la sociedad clasista; y abrigó la conciencia de los pueblos al convertirse en mecha doctrinaria, y sempiterna.

Juárez fusiló a Maximiliano, y México eran los ojos severos, dignamente triunfantes del Continente.

Cuando la India asoló al colonialismo británico, los corazones del mundo palpitaban en Nueva Delhi.

La Revolución Soviética, convirtió a los explotados en bolcheviques universales.

Antes de su fundación, la República Popular China ya corría, apasionada y maciza, por las venas de pueblos ansiosos de otear el futuro.

Vietnam libró su heroica guerra de liberación, y la Humanidad convivía con él, siempre a su lado.

Solemos calificar con nombres memorables los grandes cambios radicales del mundo. Citamos uno de la historia del Continente americano, la cual pasa por un antes y un después de Colón, de Bolívar y de Fidel, quienes transformaron profundamente la realidad latinoamericana de sus momentos históricos,… y vendrán otras, y otras, y otras...

Cuando los sueños de millones pasan a la conciencia, ellos invaden con realidades todos los espacios de la Tierra.

Esas Verdades dialécticas crean pánico en el imperio capitalista internacional, pues la Venezuela de hoy es dechado del anti capitalismo. Los explotadores saben que es mortal para sus intereses.

Venezuela es la bandera mundial del socialismo. Es aliento para vecinos continentales, y patrias lejanas; es lumbre doctrinaria; visión triunfante. Ella palpita en el reclamo social del Hombre; es una mensajera que desconoce fronteras; es un signo del firmamento político, y va de manos con los explotados. Es compañera de la conciencia revolucionaria y de la Libertad. Los pueblos calcan. Oyen. Doblan sus ecos advirtiendo revoluciones.

Y esa Venezuela, brújula que abate dédalos y revela horizontes, que es sentimiento de las masas, farol de los pueblos, horma de la dignidad, anhelo del camino libertario, quiere ser desgarrada por la burguesía capitalista. Fraccionarla es objetivo del imperio; sembrar la perversión es trabajo mediático; chantajear la conciencia es usanza clerical. Si la clase social dominante, enquistada en gobiernos poderosos, o miserables lacayos al servicio de aquellos, lograse dominar a nuestra Patria, habrá dominado a todas las Patrias, porque vencer a Venezuela es dominar a todos los pueblos del Planeta.

A la Venezuela Heroica, NO VOLVERÁN.

juliancabrerag@gmail.com


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