“Terrorismo proimperial”

Unos jóvenes se encontraban en la tarde del martes 27 en la Avenida Baralt de Caracas, regresando de sus colegios, en un lugar muy publico en el cual hay panaderías, cafés, paradas de transporte, una escuela de arte y donde los caraqueños hacen su vida cotidiana. De repente pasa un helicóptero con las insignias azules del Cuerpo de Investigaciones Civiles Penales y Criminalísticas (CICPC), con un cartel que identifica los llamados de la oposición a desconocer el orden constitucional de Venezuela (Artículo 350) y desde el cual empiezan a disparar y lanzar granadas hacia la sede del Ministerio del Interior y Justicia y el Tribunal Supremo de Justicia. Enseguida se genera la confusión, la sensación de indefensión e impotencia de la cual nadie sabe como protegerse.

Estos jóvenes que podría ser cualquiera de nuestros hijos, son sin querer testigos de un acto de terrorismo planificado, preparado con antelación, en el cual el reconocido autor material, de nombre Oscar Pérez, había preparado videos politizados en los cuales anunciaba su motivación de traicionar a la institución en la cual laboraba con un alto cargo y privilegios de acceso. Todo esto muy al estilo de los terroristas del medio oriente, los cuales antes de inmolarse dejan mensajes que los convertirán en mártires.

Pues si, el terrorismo abierto, sin caretas, se convierte en una herramienta válida para la oposición venezolana, la cual lejos de condenar el hecho, hace apología en sus medios de comunicación y redes sociales sobre la supuesta "valentía" del responsable material. No toman en cuenta que pudo asesinar personas, que pudo haber una respuesta institucional que derribara dicha aeronave causándole la muerte al perpetrador, ni todos los delitos involucrados en el robo de un bien del estado adquirido para darle seguridad la pueblo. Simplemente con ser opositor le denominan "valiente" a pesar de que simplemente se dio a la fuga como todo vulgar ladrón.

Desde el punto de vista internacional, los países imperiales y sus vasallos callaron ante semejante hecho que de ocurrir en alguna de sus capitales habría tenido como respuesta el lanzamiento de misiles a algún país inocente. Solo los países con gobiernos progresistas condenaron el hecho. Esto deja en claro que para los imperialistas hay "terrorismo bueno" y que a pesar de la gravedad, primero evalúan las intensiones políticas del responsable.

El objetivo de una acción de esta naturaleza no es derrocar al gobierno, sino crear angustia, zozobra, impotencia y sensación permanente de inseguridad en la familia y la cotidianidad de los venezolanos. Es que estemos permanentemente alertas y tensos, asustarnos ante cualquier ruido o humo que surja en el horizonte. En fin, meternos miedo para manipularnos.

Al interior de Venezuela, debe evaluarse la autoría intelectual de este hecho, los responsables por acción u omisión, las medidas que se tomarán para evitar el robo de propiedad estatal para actos de terrorismo y la cadena de logística que le permite continuar prófugo al autor material. Lamentablemente, el grupo de disociados que dirige a la oposición venezolana respalda la continuación de hechos de esta naturaleza, los cuales, según dicen, les llevará a "La Libertad". En caso de concretarse su captura, será otro "preso político".

Desde Washington, la OEA menguante de Almagro mantiene un silencio cómplice a pesar de sus 13 meses de "preocupación constante" por la democracia en Venezuela. También, el Departamento de Estado debe estar buscando los motivos "humanitarios" para darle asilo a los responsables.

*(Especialista en Telecomunicaciones)

Universidad Simón Bolívar

Caracas-Venezuela

 

 

erwinpalis@yahoo.com



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