Hay derrotas tácticas que se convierten en victorias estratégicas

 

Para empezar, ¿qué es lo táctico y qué es lo estratégico?

Lo táctico es el hecho concreto, el suceso, la batalla, el combate en el terreno. La estrategia en cambio es algo más abstracto, es el plan, la finalidad, la meta general, el objetivo planteado. La táctica es instrumento de la estrategia, no al revés.

La Batalla de Carabobo (1821) fue una victoria táctica y estratégica. Se obtuvo un resonante triunfo en el campo de batalla, en el terreno (lo táctico) y se consiguieron los objetivos planteados para la campaña (lo estratégico). El ataque japonés a Pearl Harbour (1941), la basé principal de la flota norteamericana en el Océano Pacifico durante la Segunda Guerra Mundial, fue una brillante victoria táctica para los japoneses, pero en lo estratégico supuso una gran derrota: si bien tomaron por sorpresa a los norteamericanos y les hundieron un gran número de barcos, los portaviones gringos no estaban allí al momento del ataque, por lo que se salvaron de ser hundidos. Además, los talleres de reparación de los barcos y las pistas para la aviación no fueron afectados por el asalto nipón. Es decir, el objetivo no se cumplió (aniquilar el potencial naval norteamericano de un solo golpe) a pesar de ganar la batalla. Fue un triunfo táctico, pero una derrota estratégica.

La victoria opositora en las alecciones parlamentarias de diciembre del 2015, en Venezuela, fue una derrota táctica para la Revolución… pero que a la larga se ha convertido en una victoria estratégica: La oposición ha perdido poco a poco gran parte de la fuerza que tuvieron en ese momento de efervescencia, se han acentuado sus divisiones y han quedado al descubierto en sus inconsistencias, fascismo y planes golpistas y saboteadores. Un número importante de los ni-ni ahora los ven con recelo. El golpe, por otra parte, reactivó a una adormilada militancia chavista.

Hoy, la diplomacia chavista recibió un duro revés, una derrota, en la OEA. Pero bien administrada (las derrotas también se administran) puede convertirse en una importante victoria estratégica: sin la distracción y dolor de cabeza en el que se había convertido este organismo, la Revolución puede dedicarse de lleno a otros frentes (ALBA, Celac, No alineados) mucho más productivos desde todo punto de vista. La Oposición, alentada, continuara sus ya alicaídas convocatorias terroristas con lo que engrosaran el expediente criminal que ya tienen (y que esperamos no queden impunes). Por otra parte, Los países que desde la OEA promueven la violencia en Venezuela tienen situaciones de menor estabilidad que nuestra patria. No pasará mucho tiempo antes de que sus posturas fascistas les pasen facturas.

Administremos la derrota táctica y convirtámosla en victoria estratégica. Yo estoy convencido de que será así.

 



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