Post-verdad, verdad creída y realidad contada

Hay razones para asegurar que podemos ganar la batalla mediática desarrollada desde, lo que entre otros, nombra Carlos Lanz como la post-verdad, término novedoso para nombrar el proceso de ocultamiento de la realidad, mediante el cual se logra altos niveles de disociación psicótica en una población objetivo.

Pero para poder ganar, hay que entender que toda esa estrategia está montada sobre una condición inherente al ser humano a la que hemos subestimado y hasta negado tozudamente, nuestra condición de seres emocionales e individuales; condición conocida y profusamente trabajada por los propagandistas y políticos estadounidenses y por la derecha mundial desde los inicios del siglo XX. Ha sido ardua la investigación sobre la diversas formas de control psicológico que ha desarrollado el capital, un siglo de estudio y aplicación de métodos que les ha permitido fortalecer su dominio, primero con la conformación de unas lógicas existenciales convenientes a sus intereses, hasta el acondicionamiento de la percepción a través del quiebre psicológico.

Podemos decir que el capital ha logrado hoy, fortalecer su superestructura ideológica con un alto nivel de enajenación de poblaciones enteras, con métodos eficientes y sin obstáculos. Tampoco nosotros podemos silenciar esta verdad. Hoy las contradicciones mundiales más latentes no se inscriben en el antagonismo de clases, en la lucha entre obreros y explotadores; se presenta entre Estados capitalista por la hegemonía mundial, no es la lucha entre el socialismo y el capitalismo.

En el artículo "La profundización de la decadencia del Imperio: la era de la post-verdad con Trump" en Aporrea del 15/01/2017, Carlos Lanz hace un análisis interesante sobre el uso de mecanismos distorsionadores de la realidad a través del manejo psicológico de la difusión propagandística y la información en la que la realidad es menos influyente que lo que intencionalmente se publica y se cree. En un escrito del año 2012 digo que "La verdad actual -aquello en lo que la gente cree- está determinada por la emocionalidad y construida por quienes asumen la labor de difundirla. Hablar de crear conciencia en una sociedad dominada por los medios, pasa por lograr establecer en un público objetivo, el sustrato donde prenda o germine la información dada, y el principal abono de ese sustrato es una condición emocional positiva hacia el emisor, que haga creíble la información que se difunde. Este ha sido uno de los factores más relevantes en la credibilidad del discurso del presidente Hugo Chávez." Esta condición de la verdad creída es el sustento para que la "era de la post-verdad" sea posible.

En el mismo escrito expongo otro planteamiento base: "La verdad hay que construirla todos los días. Más allá de los hechos. Lo que constituye verdad concluyente es la opinión que surge y se hace historia. Los engranajes de la historia no los mueve sólo el hecho en sí, los mueve su conocimiento e interpretación; es poca la incidencia del hecho si este es desconocido, aunque podríamos hablar, cuando esto sucede, de los factores ocultos que determinan la evolución. Porque necesariamente, en lo objetivo, toda acción produce un efecto que determina un posterior acontecimiento o resultado y modifica evolutivamente. Estas acciones per se, vienen a constituir el "simple vuelo de la mariposa que puede crear grandes transformaciones" de la teoría del caos, pero jamás va a formar parte de la verdad histórica, que se construye a partir de la opinión de los factores dados a conocer, y basados en una determinada interpretación.

Podríamos hablar de verdad ideológica, aquella que se construye desde la propagación de una interpretación del hecho, aceptado y refrendado por la opinión pública."

El cómo y porqué se establecen las "verdades" creídas debe ser explicado, no basta saber que están presentes y determinando la realidad posterior al discurso ¿Es nuevo el ocultamiento de la realidad y la difusión de mentiras que son aceptadas como ciertas? La historia de EEUU está llena de elementos probatorios de que la "Era post-verdad" es apenas el perfeccionamiento de un método ampliamente utilizado para construir el dominio imperial, Pearl Harbor, Las Torres Gemelas, Libia, Irak, y un largo etcétera lo comprueban, y esto sólo en el ámbito político sin contar el sobre uso del método en la publicidad o propaganda comercial.

Pienso que aún no hemos entendido la psicología humana y los elementos que la conforman, seguimos pensando que la conciencia desconectada de la emocionalidad puede mover a la humanidad, siendo ésta última su filtro. El capital hace un siglo entendió que el ser humano, individual y socialmente puede ser controlado manejando su emocionalidad y que la constitución de su conciencia, asumiendo ésta como conocimiento de la realidad que vive, lo que no es más que percepción de la misma, está determinada por la emocionalidad y el espectro cultural que el ser posea. Por lo tanto, la realidad percibida en realidad es el producto de la filtración emocional, de allí que la credibilidad sea más de carácter emocional que racional; descontando los acondicionamientos psicológicos históricos a través de la escuela, la religión, los medios de difusión y sus métodos fragmentadores de la cognición, los que como sustratos ayudan a germinar la manipulación de la psicología social y el consabido control de la sociedad con la generación de unas lógicas existenciales convenientes al modo de producción establecido o cómo bien lo dice Marx "El modo de producción determina la conciencia social".

El análisis de Lanz es tremendamente enriquecedor y permite tener un amplio conocimiento de los métodos y mecanismos que hacen posible manipular la percepción de la realidad y construir, a partir del discurso, nuevas realidades convenientes al poder imperial; sin embargo, en la respuesta al problema, notamos los desaciertos que han impedido confrontar las operaciones psicológicas con éxito, explico: Si vamos a una guerra, por muy pacifistas que seamos, no podemos pretender ganarla si no hacemos uso de armas similares o superiores a las que usa el enemigo, si privan en nosotros los principios pacifistas, perderemos y sólo quedaremos para echar cuentos morales bajo el dominio del ganador, es lo que vemos en el planteamiento de respuesta con base a lo planteado por Habermas, que tiene un sentido generalizado y en condiciones normales como elementos basados en principios fundamentales pero no como herramienta de confrontación.

¿Podemos pensar en una comunicación libre de coerción bajo un estado de guerra psicológica? Se sigue pensando que la conciencia mueve al ser humano y no la emoción, mientras el imperio avanza trabajando la emocionalidad para filtrar la conciencia de la realidad.

¿Existe la comunicación coercitiva? ¿Qué entendemos por comunicación?

Dice Habermas que "Si se miente la comunicación se rompe" por lo tanto ¿No se estará confundiendo comunicación con difusión? ¿La guerra psicológica se hace desde la comunicación o desde su negación? Es en la imposición de un discurso estratégicamente concebido y desarrollado donde se gesta la manipulación perceptiva, lo que hace posible la "era post-verdad", en esta no hay lugar para el pensamiento crítico, es más fácil creer que analizar la realidad y llegar a conclusiones propias, por eso la palabra es más creíble que la realidad que se presenta confusa en medio del discurso emocional.

¿Qué contendría una Estrategia de Difusión Integral, que confronte exitosamente las operaciones psicológicas?

Se confunde comunicación y difusión en perjuicio de la comunicación, que termina quedando indefinida, lo que lleva a no ubicar con claridad los espacios de lucha psicológica y la posibilidad de instrumentar estrategias asertivas.

La filosofía de Habermas no está planteada para el combate en la guerra psicológica, está en función de un correcto y sano desarrollo social en la que la comunicación es vital, casi como valor supremo donde se contienen el resto de los valores. Asumir lo planteado por Habermas en esta confrontación es como pretender instrumentar una economía de paz en tiempos de guerra. Esto no quiere decir que neguemos sus propuestas, ellas son fundamentales en la construcción de la sociedad que queremos.

Pero hoy se trata de librar una guerra y salir victoriosos para poder crear esa sociedad basada en la comunicación ética, con libertad y libre circulación de las ideas, lo que sería imposible si es el enemigo quien la gana.

El otro error que se comete es pensar que la vía sólo es la noticiosa y no que ésta ha sido utilizada como uno de los tantos disfraces de la propaganda, lo que ha ido contaminando el ejercicio periodístico, colocándolo en una grave situación de descrédito y duda. Por ello, nuestras acciones quedan encadenadas a las agendas informativas y no trascienden. No se trata sólo de informar, la palabra debe incidir, para eso debe ser creíble su interlocutor y lo que expresa, junto a una continua repetición por diversos medios y voceros (Diversidad de vocerías) como bien lo plantea Lanz.

Así mismo, debe entenderse que lo expresado debe convertirse en atmósfera social que determina la verdad, eso que se cree, piensa y luego se asume como lógica. Para ello es necesario disputarle al enemigo el control de la opinión pública.

Cuando hablamos de atmósfera social nos referimos a todos los campos de la vida social, no sólo los virtuales, a través de las redes sociales, que aunque de suma importancia, tienen la desventaja de no ocupar espacios reales para el control territorial y que debe ser suplida con la propaganda analógica y la de calle en todas sus formas y medios, hablo de la prensa escrita, la radio, los carteles, calcomanías, grafitis, murales y volantes; una propaganda que ocupe espacios vitales en la cotidianidad y que permita de manera constante la repetición del mensaje.

Por último, es importante la elaboración consciente del mensaje y la sistematización del trabajo propagandístico para poder desmontar la manipulación perceptiva y la guerra mediática.

Podemos ganar esta guerra si entendemos la importancia de la palabra y fortalecemos las estrategias para su uso.

emiliofarrera@gmail.com



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