En los últimos días del mes de noviembre y comienzos de diciembre, los venezolanos estamos asistiendo como testigos y -desafortunadamente- como colaboracionistas del mayor golpe económico que pretenden ejecutar para "que cambien al tipo", como lo expresa de manera despectiva Carlos Croes, para referirse al Presidente Nicolás Maduro, en un ejercicio constante de jalabolismo –con pose intelectual y ademanes melifluos o pseudoeducados- hacia la U.S. Embassy en Caracas, para estar en la buena con el rapaz imperio, toda vez, que se cristalice "La Salida", tanto de Nicolás Maduro, como del chavismo.
Resulta que en estos últimos meses esa arremetida se ha hecho palmaria, porque no ha habido manera, desde el pasado 2013, de hacer que caiga Maduro, porque después de tanto boicot y estrangulamiento económico, el obrero presidente no se ha dejado tumbar, incluso, con los errores en las tomas de decisión en materia económica, que sus más allegados colaboradores les han aconsejado, porque, más allá de toda mezquindad, nadie puede ocultar, aunque lo olvide, que el Presidente Nicolás Maduro ha hecho maromas para proteger el salario de cada trabajador, del obrero y asalariado, en general, incluso, de ese trabajador de la llamada y asquerosa "clase media" (por lo desclasada, por creerse burgués sin serlo y por remedarlo ridículamente), que hoy es utilizada como alfil para los juegos sucios económicos, que arruinen la economía venezolana y hagan más ricos a sus dueños, los ricos.
El caso es que en los últimos días, amén del boicot internacional de la llamadas "Calificadoras de Riesgo", como JP Morgan, Estándar and Poor´s y de bancos internacionales, como el Citibank, la parasitaria burguesía y banqueros que se han enriquecido en Venezuela y cuyos capitales tienen su asiento en EEUU, islas Caimán, Colombia y España, jugaron al boicot electrónico y colapso en las plataformas desde el Consorcio Credit Card y contra la plataforma de CANTV, hechos conjurados audazmente, tanto por el Presidente Nicolás Maduro, como por el Presidente de la esta estatal telefónica y del servicio de internet, Manuel Fernández, quien se ha encargado de modernizar el servicio y ponerlo al servicio de los trabajadores, por aquello de la "Soberanía en el Cyberespacio", cosa que odian los dueños de las operadoras privadas, lo que garantiza que reincidirán en este tipo de boicot y guerra económica, a pesar también, de que el SEBIN ha actuado y seguirá actuando a tiempo, para contrarrestar hechos graves, como han logrado hacerlo en defensa de la estabilidad de la Patria.
Ahora bien, mucho se ha denunciado de la guerra económica, pero muchos lo hemos hecho desde espacios que no alcanzan llegar a la mayoría nacional y porque la hegemonía de los medios nacionales la tienen los empresarios adversos al gobierno, quienes con su chantaje se han sabido imponer con total impunidad y, porque, además, quienes apoyamos y defendemos el proceso revolucionario chavista que lidera Nicolás Maduro, en la mayoría de los casos, hemos cabroneado todas las distorsiones económicas y nos hemos aniñado, incluso, dejando, deliberadamente que la culpa recaiga, única y exclusivamente, en Nicolás Maduro, porque además, éste caballero tiene cara de culpable, lo que ha traído como consecuencia del desabastecimiento programado, la hiperinflación provocada (no inducida, no seamos ingenuos, ni le hagamos concesiones a quienes nos están robando) y del caos bancario, que a la presente fecha, una mayoría nacional esté hastiada e irracionalmente, esté cayendo en lo que, con pose de bobo con calma, Carlos Croes difunde en sus programas y medios posibles, como lo es divulgar y asociar la caída y liquidación de la crisis económica, con el cambio del Presidente Nicolás Maduro, es decir, por "La Salida", desde una visión absolutista e irracional, conseja que ha calado en la mayoría de la población, con el aniñamiento de nuestro lado y los aduladores de oficio que le muestran falsas percepciones colectivas al Presidente Nicolás Maduro, aunque voces serias como la del Vicepresidente Aristóbulo Istúriz, conjuran este tipo de peligro.
El término "cabronear" viene a colación, dado el uso cotidiano de esta jerga en el habla del venezolano y porque resume la carga semántica que contiene como ninguna otra palabra, para significar la alcahuetería generalizada y personal, de manera deliberada y cómplice, con todas las formas de boicot económico, las que incluso, nos llevan a justificar todas las aberraciones que han desangrado a la República y al bolsillo de cada trabajador y, siendo que la mayoría es víctima de la guerra económica, aunque la tolera, la sostiene y busca entrar en dicho juego, cual lotería o sueño de neorriquismo.
Formas de cabronería colectiva e individualizada, la tenemos, por ejemplo, por si ya muchos lo han olvidado, en el desangre que muchos vecinos, amigos y familiares nuestros hicieron con los cupos de CADIVI, los raspacupos, los raspatarjetas, los dueños de aerolíneas y agencias de viaje, los que robaron al Estado para engordar y enriquecer a los banqueros miembros de la actual Asociación Bancaria y a sus socios pseudoempresarios, muchos de ellos, hoy sentados en el Consejo de Economía Nacional, quienes están allí, aún odiando a Maduro y a los chavistas, pero en espera de dólares que les llenen más sus cuentas, señalamiento éste que hago con la esperanza de que alguno de ellos me demande ante un tribunal de la República, para que me dé la oportunidad de reventar este tumor de la economía nacional.
Por otra parte, murmuramos como unos mismos pendejos, pero vamos mansitos a comprarles a los bachaqueros de todo tipo: a los de lycra y marginalidad y a los de cuello blanco. Hemos, entonces, de ponernos serias y serios, comenzando por enfrentar abiertamente y con las armas que fueren necesarias, tanto a los especuladores, usureros y bachaqueros, como a sus cómplices, haciéndoles sentir que si no nos respetan, que nos teman, como Pueblo que ha de defender sus salario y su patrimonio personal y familiar.
