Trump visto desde la región

En la elecciones de EEUU se expresó la contradicción inter-burguesa entre el capital financiero transnacional, impulsor de la liberalización económica globalitaria representado por Hillary y, el capital que se aferra a la defensa del espacio económico nacional ante la pérdida de su hegemonía económica global, representado por Trump. Los sectores progresistas y de izquierda que tuvieron la mayoría para imponer la candidatura Bernie Sanders con opción de triunfo, fueron sacados del juego por la cúpula del Partido Demócrata dominada por los Clinton. Si Trump cumple su oferta programática en el plano interno -deportaciones masivas, desmontaje de la exigua seguridad social, impacto socioambiental- las tensiones sociales se agudizarán y más temprano que tarde, se hará más visible la fuerza del cambio impulsada desde el mundo del trabajo, para reivindicar los derechos de las minorías y la lucha por otro mundo posible.

Hillary perdió con Trump a pesar de haberlo superado en más de un millón de votos. Fue así, porque en el sistema electoral “made in USA”, al Presidente no lo elige el pueblo directamente, sino a través de la elección de poco más de 500 delegados que integran un colegio electoral, siendo estos los que en definitiva deciden. Trump, con su discurso estridente, racista, xenófobo, anti-globalitario, anti-establishment, ultraconservador y nacionalista, logró nuclear el descontento social creado por la crisis económica continuada. Levantando la bandera del proteccionismo, señaló como una de las causas principales de la crisis, la deslocalización industrial inducida por la apertura económica propia del libre comercio. Por ello, fustigó duramente los TLC Trasatlántico y Transpacífico en proceso de negociación.

Visto desde Latinoamérica, el proteccionismo de Trump es irrelevante, porque la política de estado forever del imperio en la región es: “proteccionismo hacia adentro y liberación hacia afuera”. Tampoco se alterará su estrategia de re-colonización de la región mediante la profundización del extractivismo primario-exportador –a través de la megaminería y los agronegocios- blindada por la superestructura jurídica supranacional globalitaria, con su mejor arma: los Tratados de Protección y Promoción de Inversiones. Muy eficaces para conculcar la soberanía a los Estados-Nación y cedérsela al capital transnacional.



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Gustavo Márquez Marín

Carabobeño, nacido en Valencia, ingeniero egresado de la Universidad de Carabobo donde también ejerció la docencia, durante la gestión del Presidente Hugo Chávez se desempeñó como Ministro de Industria y Comercio (1999), Ministro de Estado para la Integración y Comercio Exterior (2005-2007), Embajador en Austria y Representante Permanente ante los Organismos de Naciones Unidas en Viena (2001-2004), Comisario General del Pabellón de Venezuela en la Expo 2000 Hannover (1999-2001) y Miembro de la Comisión de Negociación con Colombia de las Áreas Marinas y Submarinas (1999-2001).

 gamarquez2@yahoo.com

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