¡Tengo un presentimiento!

Quise decir, un resentimiento. Dicho en otras palabras, una arrechera, que estoy seguro, es compartida por la mayoría de las venezolanas y venezolanos. Es con un amplio sector de la sociedad venezolana, en el cual me incluyo, que ha tenido la fortuna de disfrutar una pequeña porción de los beneficios de la inmensa renta petrolera que durante casi un siglo ha obtenido el país.

Esta pequeña porción de la renta nos ha permitido a unos cuantos, disfrutar con cierta holgura de un nivel de vida medianamente alto, con comodidades, empleos, estudios, vivienda, viajes al exterior, etc., sin mayor esfuerzo de nuestra parte, pero no así a una gran parte de la población venezolana, mucho menos afortunada, a la cual la gota del petróleo no la ha favorecido en ningún momento. Dentro de ese sector mencionado, se encuentra la denominada clase media, los trabajadores petroleros, los de las empresas básicas y de servicios, los empleados públicos, la abundante burocracia, los profesores universitarios, intelectuales, periodistas, artistas y profesionales en general, gente preparada y organizada en gremios, sindicatos, colegios de profesionales, pequeños y medianos empresarios y paremos de contar. Pero que no hemos sido suficientemente solidarios, sino mas bien indiferentes y hasta cómplices ante la injusticia sufrida por la mayoría de la población venezolana a la que no han llegado los beneficios de tanta riqueza, que muy bien hubiera podido satisfacer a toda la población venezolana.

No cabe duda, como dijimos al comienzo, que hemos disfrutado de una pequeñísima parte de los beneficios de la inmensa riqueza que ha generado nuestro petróleo, porque sin duda, la mayor parte de la renta, se la han llevado, con la colaboración de nuestros gobiernos, nuestra complicidad e indiferencia, las grandes empresas transnacionales. Basta recordar que en estos últimos diez y siete años han ingresado al país más de dos billones de dólares por concepto de ventas del petróleo y actualmente nos encontramos arruinados. No es poca cosa, con ese dinero los Estados Unidos pueden financiar totalmente durante dos años las guerras en todo el mundo para darnos libertad.

No podemos culpar a la mayor parte del pueblo venezolano, esa que no ha tenido la oportunidad, por causas ajenas a su voluntad, de realizar tan siquiera estudios de nivel secundario y muchas veces ni primario, porque no haya ofrecido resistencia, o no se haya manifestado en contra del enorme saqueo a nuestro país, que ha permitido durante muchas décadas la indolente, egoísta y traidora clase gobernante venezolana, tanto política como económica y militar. Se comprende fácilmente que esa parte del pueblo venezolano no se haya adherido por ejemplo, a la plataforma para la solicitud de la Auditoría Pública y Ciudadana o a la defensa del Arco Minero del Orinoco; muchos de ellos ni siquiera saben lo que significa la palabra "auditoria".

Pero, ¿y nosotros?

Muchos se van a sentir ofendidos por mis palabras, pero es necesario expresarlas. La intención no es otra que abogar por rectificar el comportamiento que hemos tenido durante mucho tiempo y que si no lo hacemos, nunca saldremos de la crisis en que nos encontramos.

La espantosa crisis que está padeciendo el pueblo venezolano en la actualidad, que además de ser institucional, económica, ética, moral, de liderazgo, de valores, etc., en gran parte se debe a "ese sector motivo de mi arrechera", pues de haberse manifestado desde hace tiempo, Venezuela no estuviera en la grave y horrible situación en que hoy se encuentra sumergida, por causa de un gobierno y una oposición, a cual más incapaces, estúpidos y apátridas, que además se muestran orondos y convencidos de que cuentan con apoyo popular, que francamente dan vergüenza, y que por supuesto, no nos merecemos.

Debido a esa clase dirigente venezolana que desgraciadamente y por culpa nuestra hemos tenido y sostenido por mucho tiempo, hoy nos encontramos en pleno siglo XXI con un país tan atrasado, que no produce prácticamente nada, como no sean aplausos, marchas, concentraciones, cacerolazos, discursos vacios, etc. a pesar de contar con petróleo, gas, hierro, aluminio, inmensos bosques, agua abundante, tierras fértiles, clima paradisiaco y lo más importante, un pueblo dispuesto a convertirlo en una potencia pero para lo cual se necesita esfuerzo, voluntad y trabajo de todas y todos, apoyo del gobierno, pero que en el área agrícola por citar un ejemplo, no ha abandonado el siglo XVIII, con una producción de alimentos que escasamente alcanza una tercera parte de lo requerido para nuestra subsistencia, debido a los procedimientos y equipos primitivos con que se labora en el campo venezolano. No obstante, el ministerio de agricultura asegura en shows televisivos, que sembrando maticas en las ventanas de los apartamentos lograremos la Soberanía Alimentaria para Venezuela. Contamos con unas universidades, que debieran autofinanciarse, cuyo personal docente y de investigación, a lo más que aspiran es a un aumento de sueldo miserable, cuando debieran tener fábricas de maquinarias y equipos, granjas modernas, clínicas, empresas de construcción, centros de investigación, laboratorios, producción de medicamentos, etc. Pero en cambio, nos hemos acostumbrado a ir detrás de politiqueros ignorantes y corruptos, para conseguir una ayudita para nuestra institución.

Las asociaciones, sindicatos, gremios, colegios de profesionales, etc. se desviven por andar detrás de partidos políticos corruptos que prometen enchufar a sus dirigentes a cambio de la manipulación de sus dirigidos.

Nos hemos acostumbrado a practicar un comercio fácil e improductivo basado en el tráfico de influencias, pero nunca los gobiernos se han preocupado por estimular la producción, ni el pueblo organizado por exigirla. Todos clamamos por libertad pero muy pocos pedimos responsabilidad.

Son muy comunes expresiones como: "Yo no quiero un trabajo, lo que quiero es un empleo fácil, sin mucha responsabilidad", "un contrato que dé plata", "un permiso, una licencia remunerada", "algo fácil y rapidito, no me quiero dar mala vida", "que me pongan donde haiga", "conocer alguien bien enchufado", "ubicarme bien", "un novio rico", "alguien con plata", etc.

Muchos buscan eludir la ley, los impuestos, etc.; pero recordemos lo que decía Jean-Jacques Rousseau: "Entre el débil y el fuerte, es la libertad la que oprime y la ley la que libera".

Por pretender evitar las colas, hoy todos tenemos que hacer cola para cualquier cosa, hasta para comprar pan.

Se ha institucionalizado la palanca, el soborno, la matraca, el cuanto hay pa’eso. Si hay alguien a quien se puede culpar de nuestra desgracia es a esa gente sobornable y sobornadora. Por todas partes abundan funcionarios que regalan terrenos, que por una botellita, por un caramelito, dan permisos, licencias, autorizaciones, etc.

Es una costumbre en Venezuela, buscarse una palanca para cualquier cosa. Hacerse amigo de un corrupto, alguien que esté bien colocado, que le evite los tramites obligatorios.

Venezuela pudiera ser un país potencia, tenemos todo para serlo, pero queremos hacerlo sin esfuerzo. Eso se logra es trabajando, no a base de consignas, marchas de apoyo con funcionarios públicos, cacerolazos, aplausos a politiqueros, ni buscando lo fácil, o comprando todo importado. Necesitamos producir herramientas, máquinas, equipos, transformar nuestras materias primas y no exportarlas sin darles valor agregado.

¡Hemos sido cómplices por haber permitido tener los dirigentes que hoy nos hacen sentir vergüenza!

¡Nos hemos dejado tentar por el facilismo!

¡Hemos tolerado la corrupción!

¡Hemos colaborado con el soborno!

¡Promovemos el comercio y desestimulamos la producción!

¿Cuándo vamos a reaccionar?

Ese sector de venezolanos y venezolanas al que hemos aludido, debería ser la palanca del cambio, por ser los mejor preparados, los que saben más, los que han viajado, los más inteligentes, los que tienen más experiencia, los que pueden tener más influencia a nivel nacional e internacional. Tal vez no consideran todavía necesaria su participación. Debe ser que están analizando muy fríamente el problema. La historia los sabrá recompensar.

¿Será que piensan que vamos a ser beneficiados con una "Invasión Humanitaria" de parte del ejército norteamericano?

¿Será que creen que los gringos nos traerán alimentos y medicinas y de paso nos pagarán nuestro petróleo a precio justo?

¿Será que las nueve bases militares que tiene E.U. en Colombia las tienen preparadas para colaborar con el desarrollo del pueblo venezolano?

¿Será que los gringos vienen dispuestos a ayudarnos a facilitar el diálogo entre el psuv y la mud?

¡Yo te aviso!

A propósito, realmente tengo un presentimiento y es que me parece muy peligrosa e irresponsable la atrevida invitación que las cúpulas del psuv y la mud están haciendo a sus seguidores para enfrentarse en Miraflores, lo cual puede generar un conflicto con graves consecuencias, similares o peores que las del 11/04/2002. En ese entonces, teníamos un líder capaz y un pueblo convencido y dispuesto a defender una causa. Todo eso lo hemos perdido por culpa de una dirigencia inepta, ignorante y egoísta, pues la oposición sigue siendo igual de torpe. Nuevamente nos demuestran, los unos y los otros, lo poco que les importa el pueblo.

Aparte de reconocer como mayores responsables y culpables de la desastrosa situación del país a la clase dirigente y dominante, tanto la del gobierno como la de la oposición que no les preocupa para nada el interés nacional ni el bienestar del pueblo y que tiene como su norte el enriquecimiento fácil y rápido, características propias del modelo capitalista, tenemos que aceptar también, que todos en realidad, constituimos una verdadera Sociedad de Cómplices. De alguna manera todos somos en mayor o menor grado culpables de la grave situación que estamos viviendo. No tenemos derecho ni podemos exculparnos, ya que al formar parte de esta sociedad, interactuamos permanentemente con ella. Si bien es cierto, el grado de culpabilidad está en proporción directa con el nivel de instrucción, preparación, capacidad académica, técnica u organizacional, que podamos tener. En otras palabras: son los intelectuales, la jerarquía eclesiástica, los partidos políticos, las universidades, comenzando por sus autoridades, sus asociaciones de profesores, sus sindicatos, los profesionales universitarios, abogados, médicos, ingenieros, periodistas, etc. y todo aquel que de alguna manera ha tenido el privilegio de acceder a un cierto nivel intelectual, social, económico, o forma parte de una organización, gremio, asociación, quienes debemos asumir la mayor responsabilidad; quienes tenemos que ponernos la mano en el corazón y mas allá de disfrutar de esos privilegios, reconocer que existen otros seres humanos que requieren la atención de un estado responsable y eficiente, que atienda también a los más desprotegidos, pues todos tenemos derecho a una vida digna y porque además, una de las principales y más nobles razones de vivir es aceptar y luchar por que todos vivamos con el mayor respeto y dignidad posibles y no creer que la única preocupación o interés sea el beneficio individual y egoísta de nuestro pequeño grupo o entorno.



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Gilberto Hernández Ortíz

Graduado en la universidad Nacional de Colombia en Licenciado en Ciencias de la educación especializado en el área de Física y Matemáticas Postgrado en Educational Media en la Universidad de North Carolina A&T State University año 1984 - Greensboro, N.C Prof. Jubilado de la Univ. de Oriente (Núcleo Anzoátegui)

 gilnandez@hotmail.com

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