La Violencia en Venezuela

¿Será que Venezuela es tan o más violenta que Centroamérica? Me pregunto y analizo más allá de lo que apologizan los pasquines periodísticos que se han dado a la tarea de exacerbar la muerte de manera perversa y morbosa en este país; y veo que El Salvador tiene el índice de homicidios más alto de América Latina, 58 por cada 100.000 habitantes, comparado con 20 promedio para toda América Latina, también está en los primeros lugares en los índices totales de victimización y de robos; el 19% de adultos han sido víctimas de crimen en los últimos 12 meses y casi el 11% de robo. Los hombres jóvenes son mayoría tanto entre los perpetradores como entre las víctimas (alrededor del 60%). Los pobres sufren más la violencia. Dentro de estas causas, resalta, por su magnitud, el tráfico de drogas en Centroamérica y dentro de ella el Triángulo Norte, junto con Guatemala, Honduras. Me pregunto: ¿esto se parece a mi país? ¿Aquí habrá pandillas como los Maras y Salvatruchas de Centroamérica? Algunas fuentes mantienen que más del 15 por ciento de los homicidios está relacionado con las pandillas.

Le pregunto a aquellos que han comprado el discurso de la violencia en Venezuela y que viven a merced de lo que dicen los medios de comunicación privados, ¿Será que en Venezuela hay más violencia que en Colombia?, me pregunto. Cuando se habla de "la violencia en Colombia" unos piensan en los horribles crímenes del narcotráfico, con sus asesinos a sueldo o "sicarios", sus bombas y sus implacables atentados contra jueces, periodistas y políticos. Otros piensan en los grupos paramilitares con las espeluznantes masacres, mutilaciones y torturas de sus víctimas que son casi siempre gente humilde del pueblo, trabajadores, campesinos, estudiantes, sindicalistas, las ejecuciones en masa de personas desarmadas de diversa edad y condición. Otros, en fin, traen a la mente los secuestros, los robos, la delincuencia brutal de las ciudades y los campos en un país que ostenta las más altas cifras de muertos por causas de violencia en todo el continente americano, con 40.000 víctimas cada año y unos 200.000 colombianos atemorizados por la violencia que viven refugiados en Venezuela.

¿Qué pasó con el sueño americano? Aún hay idiotas que sueñan con irse al Norte, que no ven más allá de sus narices y que detrás de ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS hay una verdadera historia; la historia del genocidio de la población aborigen, de la esclavitud que se extendió por más de un siglo de la vida republicana, del racismo, de la violencia étnica, del expansionismo, del intervencionismo militar y de la hegemonía diabólica. ¿Será que esto es violencia? Los últimos acontecimientos en Estados Unidos, lamentables, por supuesto, nos trae a tema la cuestión del por qué Definitivamente en este país existe una cultura que promueve la violencia; pero, quizás, el tema vaya mucho más allá y se trate en realidad de un modelo socioeconómico capitalista, el verdadero responsable de todo esto. Recordemos primero que Estados Unidos constituye, tal vez, el único país del mundo donde sus ciudadanos cometen actos de violencia mortal contra profesores, administradores y estudiantes en recintos escolares. Vale empezar aclarando que el estado norteamericano promueve la idea de que las armas y el uso de la violencia son un método para conseguir la libertad. Cito el caso: Doce personas murieron y 58 resultaron heridas el viernes 20 de julio, cuando un hombre irrumpió en el estreno de medianoche de la última cinta de Batman, The Dark Knight Rises, y comenzó a disparar al público a mansalva. James Holmes, un resentido social que después de estudiar medicina termina vendiendo hamburguesas en Mac Donald’s. ¿Quién le dio las armas? ¡Las compró legalmente con su tarjeta de créditos!

La política armamentista sólo alimenta esta ideología en una sociedad con un marco de conflictividad social. Pensado esto, no es tan sorprendente el tipo de matanzas que cada cierto tiempo llenan de dolor al pueblo estadounidense. Estados Unidos posee casi un arma por habitante, sumado a esto es necesario destacar los altos niveles de desigualdad social que existe en ese país: esto es altos índices de pobreza; es decir, 40 millones de pobres, 17 millones de drogadictos, entre otras perlas, como el encarcelamiento y la represión. No es el "País de la Libertad”, como se cree. Según cifras oficiales del Centro Federal de Control de Enfermedades, en los últimos cinco años, más de 148 mil personas han muerto por una arma de fuego en Estados

Unidos; de éstos, 14 mil 500 son menores de edad. En un año murieron 29 mil 569 personas a causa de armas de fuego, un promedio de 81 personas por día o una persona asesinada cada 18 minutos. Pareciera que eso que llaman la DEA y el FBI es parte sólo de la ficción hollywoodense y que es parte de un negocio que sólo el imperio domina: la droga.

En México, con la llegada del presidente de derecha, Felipe Calderón, su gobierno elevó los índices de violencia, los cuales han pasado de 8 asesinatos dolosos por 100,000 habitantes a 18 en el 2010, que supone un crecimiento de más de 100 por ciento. Las redes criminales de cinco cárteles: Los Zetas, La Familia Michoacana y los de Sinaloa, Juárez y el Golfo ya dominan más de la mitad del territorio nacional. Tal expansión se ha dado pese a las bajas que esas organizaciones han sufrido por detenciones o muertes de sus líderes. El segundo bloque de cárteles, La Familia Michoacana, controla 10 estados, el de Juárez, encabezado por Vicente Carrillo Fuentes, “El Viceroy”, domina 19 entidades y el del Golfo tiene fuerte presencia en cinco estados más. En esta dinámica sobresalen Los Zetas y el Cártel de Sinaloa.

Yo no puedo negar que en mi país exista la violencia, ni la justifico en camisa de otro. Sólo digo que el estado de zozobra de la gente es creada diabólicamente en laboratorios comunicacionales para sembrar el miedo y el pánico en la gente, para que no piensen en otra cosa y llegar a los extremos de la disociación en la que muchas personas se encuentran sumidas. Hay que ver el problema de la violencia en Venezuela no como causa, sino como consecuencia de una herencia transmitida por los viejos gobiernos y que, aún en tiempos de revolución, estamos cobrando, pero que no va más allá de los lamentables ejemplos de países hermanos que no solo viven en la violencia, sino que además parecieran estar lejos de toda esperanza. Porque malandro no es el que mata ni el pobre es el que roba, el que mata a otro por un Blackberry vive en la desesperanza de los valores sembrados por la burguesía y quien puso el arma en su mano es un sistema que sólo promueve los grandes contrastes de un sistema que no puede existir sin los oprimidos porque no hay opulencia sin miseria.


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