Libia

Varios amigos me han insistido una y otra vez que escriba sobre Libia y Gaddafy. Medio en serio, medio en broma, les he dicho que lo hagan ellos. Cuando inquieren sobre razones, les he dicho que el tema apesta, que me causa desagrado pero; eso no es lo más importante, sino que muchísimos escritores de todo tipo, permanentes y de ocasión, por oficio o afición, ya han vertido ríos de tinta. Se ha dicho de todo y se seguirá diciendo durante un tiempo hasta tanto pase la euforia del momento.

Pero sí los voy a complacer. La diferencia es que me apartaré de la tónica general que se ha seguido; y para complacerlos, voy a interrumpir lo que pensaba como una serie de artículos sobre la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, con los cuales pienso informar someramente a lectores allende Venezuela.

Para quienes quieran ahondar un poco más, los remitiré de antemano a la página http://www.latinoamericaonline.info/cult05/arti05.27.juramento_bolivar.html

Un joven venezolano de apenas 22 años que completaba su formación en Europa, el 15 Agosto de 1815 se hallaba en Roma junto a uno se sus mentores y un primo. Ese casi imberbe se llamaba Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, su mentor Simón Narciso Rodríguez Carreño y su primo Fernando Bolívar (lamento no saber el resto de sus prosápicos apellidos)

Voy y vuelvo. ¿Qué se ha visto en Libia recientemente?

El regreso descarado de la peor barbarie capaz de ser asumida por integrantes de la especia humana, demostraciones de barbarie que creíamos pertenecer a los libros de historia y a las malas películas de Hollywood. Se ha desatado sobre ese indefenso país toda una siniestra estela de calamidades salidas de los vientres de los aviones y barcos de guerra para sembrar muerte, destrucción y desdicha. Los “civilizados”, los paradigmas de la “civilización occidental” han sobrepasado todos los imaginables niveles de bestialidad, todo en aras de satisfacer a los demonios de la codicia, la avaricia, el egoísmo y todos los pecados capitales juntos; además, elevados a la nonantangésima potencia. Con relación a quienes planearon y ordenaron ejecutar todos esos actos barbáricos, y los que faltan, me pregunto si esos androides tendrán en lo más recóndito de sus almas, asumiendo que tengan algo de alma, apenas un pequeñísimo atisbo de caridad, compasión o cuando menos respeto por los seres humanos.

Europa y los europeos, y en ellos incluyo a los gringos porque ellos no son americanos sino el transplante del brote más podrido y nauseabundo de la vieja Europa al mal llamado Nuevo Mundo, que tanto dragonean de “su” civilización y “su” democracia, que las presentan como el sublime paradigma y las quieren imponer a troche y moche a los demás mortales, han sido los artífices y ejecutores de este monumento a la maldad y a la muerte. A esta real muestra de los que anuncia el Apocalipsis. Ellos, sí, ellos, soltaron e hicieron desbocar los cuatro caballos, los cuatro jinetes y quien sabe por cuanto tiempo más estarán realengos, y quien sabe adonde, para desgracia de otros desdichados e indefensos pueblos poseedores de riquezas naturales, los harán reaparecer en un futuro previsible.

¿Qué hizo Simón Bolívar en Roma ese cálido estival día en la Roma de 1805?

Respuesta: hizo su célebre juramento del cual nos habla la historia.

El juramento en sí contiene apenas un pequeño puñado de palabras. En sus palabras introductorias hace entonces un análisis de lo que hasta ese momento habían sido los europeos. Desgraciadamente para la humanidad no han cambiado nada en estos últimos doscientos y pico de años. Entre otras cosas, reseñadas en la página web arriba mencionada, dijo:

¿Conque éste es el pueblo de Rómulo y Numa, de los Gracos y los Horacios, de Augusto y de Nerón, de César y de Bruto, de Tiberio y de Trajano? Aquí todas las grandezas han tenido su tipo y todas las miserias su cuna.


jptorresq@gmail.com


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Juan-Pedro Torres


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