El pasado 07 de marzo, falleció en Caracas el Dr. Sergio Chapman (1951-2020) uno de los más grandes odontólogos del país cuya fama trascendió mas allá de nuestra fronteras. Chapman deja un invaluable legado al impulsar y crear la "Sociedad Venezolana de Odontología Biológica", fue docente de pregrado y postgrado en la Universidad Santa María, también fue coordinador del Comité de Bioetica y Bioseguridad y director del centro de investigaciones de la misma Facultad. En su andar por las diversas terapéuticas no convencionales fue cofundador de diversas sociedades científicas del área médica y también Vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Terapia Neural.
Luego de años de lucha y escepticismo de parte de su gremio, a finales de los años 70, gracias a la divulgación científica que fue ganando terreno por esta disciplina a nivel nacional e internacional en diferentes espacios académicos, en 1994 logra finalmente fundar la Sociedad de Odontología Biológica, que fue avalada por el Colegio de Odontólogos de Venezuela que hoy en día se dicta en forma de Cursos de Educación Continuada a profesionales de la salud, y es materia electiva a nivel de Pre-Grado y curso dentro del contenido programático del Post-Grado de la Facultad de Odontología de la Universidad Santa María.
Chapman era un defensor de los procedimientos naturales no invasivos y respetuosos del paciente, fue un dedicado estudioso del micro mundo bucal en todas sus dimensiones y conceptos, elevando el concepto de la salud bucal a salud Bio-psico-social-enegético-emocional-espiritual, un sistema donde se generan las funciones mas vitales del individuo.
Llevó la odontología a un plano mas elevado, la correlación eneregética de los dientes con órganos, sentidos, aparatos, pensamientos, emociones así como la importancia de las creencias de las personas, lo que se considera como la medicina de la boca. Defendía la odontología biológica que entiende al ser humano como una entidad bio-energética cuyo equilibrio se manifiesta holisticamente, a través del componente dento-máxilo-facial, tal como ocurre con otras partes del cuerpo.
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Su partida enluta sensiblemente al gremio odontológico y deja un vacío muy difícil de llenar en el campo de la odontología biológica.