La apariencia a costa de la salud: La bestia de los biopolímeros ataca de nuevo en Venezuela

Gluteos perfectos pero que más temprano que tarde pasarán su factura.

Gluteos perfectos pero que más temprano que tarde pasarán su factura.

Credito: Archivo

22-03-17.-– Hola, amiga ¡Qué cambio! ¿Cómo lograste ese cuerpo? Te debe haber costado una fortuna.
– No, para nada… Me hice un tratamiento estético baratísimo, en un solo día y por tan solo 5.000 bolívares… A ti te hace falta… Te voy a dar el número del especialista.

El asunto sigue generalmente un mismo patrón. Se ve a una amiga transformada físicamente para bien, se consigue el número y se acude al “servicio”, sin saber que se está cayendo en una trampa, la trampa de los bipolímeros, una bestia que vuelve a atacar a las venezolanas, quienes, a cambio de mejorar su físico, y sin saberlo, comprometen su salud.

“El problema se volvió a desatar en el país, a pesar de las campañas informativos y las prohibiciones del Ministerio de Salud”.

Se logra un pompi perfecto, podría decirse que envidiable, pero que más temprano que tarde pasará su factura, un cobro muy caro de pagar, traducido en deformidades, invalidez, dolores y, en el peor de los casos, la muerte.

“¡Se desató! El problema de inyecciones con biopolímeros se volvió a desatar en el país, a pesar de las campañas informativas que se hicieron en 2012 y a pesar de que es un producto prohibido por el Ministerio de Salud”, informa Cesar Oliveros, cirujano plástico, docente universitario, especialista en extracción de esta sustancia y presidente de la Fundación No a los Biopolímeros.

El médico asegura que el problema se ha incrementado en un 30% desde octubre del año pasado, llegando a ver hasta a 23 pacientes en un solo día.

Los biopolímeros constituyen sustancias de diferentes orígenes, algunos son derivados del petróleo, otros de origen vegetal y otros de principios sintéticos, empleados desde tiempos remotos en las áreas de estética y cirugía plástica, incluso cuando nunca han contado con permiso ni registro sanitario, como en el caso de Venezuela, donde entran de manera ilegal, mayoritariamente desde Colombia. Su finalidad es aumentar una zona del cuerpo, pero como objeto extraño al fin, el organismo termina rechazándola y todo deriva en una verdadera calamidad.

Su inyección en la actualidad representa un verdadero problema de salud pública en Latinoamérica, con cifras de afectados en Venezuela que se estiman en más de 50.000 personas.

Estos procedimientos se realizan de forma clandestina y por personas no especializadas.

El Ministerio de Salud, en diciembre de 2012, publicó en gaceta oficial la prohibición de su uso para fines médicos, en respuesta a múltiples denuncias de pacientes a quienes se les inyectó en glúteos grandes cantidades de este material, y quienes sufren complicaciones graves con lesiones de carácter irreversible, efectos secundarios que hoy día le hacen merecer la denominación de enfermedad.

Estas sustancias englobadas con el nombre de biopolímeros, constituyen una amplia variedad de productos o la combinación de varios, que mayoritariamente son silicona de grado no médico, metilmetacrilato, aceites minerales, entre otros. Se conocen también con el nombre de células expansivas. A algunos pacientes les mienten, asegurando que les inyectaron ácido hialuronico.

La mayoría de las veces suele inyectarse una combinación de silicona más metilmetacrilato. Estos productos nunca han tenido permiso ni registro sanitario y han sido usados desde hace años. En los Estados Unidos, siempre estuvieron prohibidos y en nuestro país mediante resolución publicada en la Gaceta Oficial del 5 de diciembre de 2012, se prohibió el uso de una gran cantidad de productos, que tienen una variedad de nombres comerciales, pero que son conocidos tradicionalmente como biopolímeros.

“El Metacrilato es un tipo de biopolímero de uso industrial, también llamado polivinil metacrilato o pilimetilsiloxano en suspensión con dimetilpolisiloxano. Es en la actualidad el más utilizado para de forma ilegal y por medio de inyecciones locales, rellenar y aumentar áreas del cuerpo, entre ellas y con mayor frecuencia las regiones glúteas. Los biopolímeros son peligrosos principalmente por 3 razones: la primera es que pueden desencadenar una excesiva reacción inflamatoria en el organismo con la formación de granulomas. La segunda es que suelen migrar ocasionando complicaciones a distancia y sistémicas. La tercera es que no existe un control sanitario adecuado lo que aumenta el riesgo de complicaciones y efectos secundarios por infección”, especifica el especialista.

Estos productos nunca han tenido permiso ni registro sanitario y han sido usados desde hace años.

Sirlene Rivas, de 56 años, y habitante del sector Nueva Vía de Maracaibo, casi no sale a la calle: “Me dijeron que me habían inyectado botox, que era un tratamiento para estirarme las arrugas. Fue en una casa, hace como tres años. En el área de los ojos, lo que llaman ‘las patas de gallina’. Luego comenzó como a hacérseme una bola y de allí a dolerme el cuello. Me hice una resonancia y me salió biopolímeros, cuando comencé a investigar quería morirme. Siento que soy un monstruo. Se me ve como si tengo un cacho en la frente”.

La mujer aspira ahora acudir a la consulta de cirugía del Hospital Central de Maracaibo, el único donde se ofrecen consultas y tratamiento gratuito para estos casos, donde la calidad de vida del paciente se afecta de manera dramática.

La mayoría de los casos las inyecciones se aplican en el área de los glúteos para aumentarlos, pero también es frecuente que las personas se los apliquen en la cara. También se han presentado casos más insólitos de mujeres que quieren abultar sus labios vaginales y hombres que se los han aplicado en el pene.

Cesar Oliveros, cirujano plástico, docente universitario, especialista en extracción de esta sustancia y presidente de la Fundación No a los Biopolímeros.

“Nadie puede confiar en inyecciones milagrosas. Si se inyecta biopolímeros está comprando un problema para toda la vida. Debe sospechar que se trata de biopolímeros cuando se le ofrece un tratamiento muy económico y no viene de un especialista. Hay pasos infalibles para no caer en este aberrante problema: visitar la página de la Sociedad Venezolana de Cirugía Plástica Reconstructiva, Estética y Maxilofacial (Svprem) y verificar si quien la va a intervenir está inscrito, ir al Colegio de Médicos y buscar el nombre y hablar con otro médico sobre el asunto”, señala Oliveros, quien a pesar de sus más de 20 años de experiencia en el tema confiesa que ha llegado a llorar con pacientes al ver las condiciones, su afección psicológica y física.

Muchas mujeres llegan a la consulta desesperadas, con una deformidad a cuestas que es un secreto entre ellas y el espejo. Ni siquiera a su pareja le dicen lo que está pasando. El médico se vuelve su paño de lágrimas, su única ayuda. La decepción y la culpabilidad es tal que algunas intentan quitarse la vida y unas pocas lo han logrado, pensando que no hay salida, aunque no todo está perdido.

“La verdad es que una vez ingresado el biopolímero en el cuerpo es imposible extraerlo todo, pero somos pioneros en una cirugía abierta, la cual consiste en la extirpación del tejido enfermo y extracción del biopolímero en su forma líquida y encapsulada en un porcentaje del 70% al 80% del total, siendo necesario en algunos casos una segunda intervención”, explica el presidente de No a los Biopolímeros, quien precisa que esta técnica mejora considerablemente la calidad de vida de la afectada.

La reacción después de haberse inyectado biopolímeros puede ocurrir de forma inmediata, cinco años después o más: “Al mes se me enrojecieron los glúteos. No me podía sentar. Luego se me presentó un dolor increíble en una pierna. Me hice la resonancia y ahí me di cuenta de que me habían inyectado un aceite y éste estaba migrando a la columna. Mi mayor temor fue quedar inválida”, declaró Merly Ruiz, una afectada.

“Me hice la resonancia y ahí me di cuenta de que me habían inyectado un aceite y éste estaba migrando a la columna. Temí quedar inválida”.

Además de la deformidad, el dolor intenso, las inflamaciones, la peor complicación que puede tener una persona con biopolímeros es cuando ocurre la inyección directa del producto dentro de un vaso sanguíneo, lo que condicionaría en el paciente una complicación mortal conocida como tromboembolismo pulmonar con el consiguiente fallo respiratorio y fallecimiento del paciente, observándose éste cuadro inmediatamente o durante los primeros cinco días después de la inyección, de igual forma también puede presentarse un proceso infeccioso importante en el área de la inyección debido principalmente a la inoculación de bacterias hacia el interior de los tejidos, como consecuencia de la ausencia de medidas de asepsia y antisepsia que generalmente carecen en estos procedimientos.

La información es la base fundamental para erradicar el problema de los biopolímeros, un problema que comienza queriendo mejorar el físico, pero que termina en el desespero de querer recuperar la salud. La única opción estética que muta en sufrimiento.

Estas sustancias englobadas con el nombre de biopolímeros, constituyen una amplia variedad de productos o la combinación de varios, que mayoritariamente son silicona de grado no medico.

 



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La fuente original de este documento es:
Ndia (http://noticiaaldia.com/2017/03/la-apariencia-a-costa-de-la-salud-la-bestia-de-los-biopolimeros-ataca-de-nuevo-en-venezuela/)



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