Educación a distancia o distanciados de la educación

La educación ha sido asediada por acontecimientos mundiales de corto, mediano y largo plazo históricamente, por el impacto de los medios y de las tecnologías, entre otros elementos. No todos necesariamente con incidencia negativa. No obstante, la evolución de las tecnologías y demás entes, colocan la educación en un momento de replantearse su valor como institución garante del saber y, de alguna, forma, incluso se le ha depuesto ese estatus de autonomía, situándose ahora en un momento en el que si no quiere perder su anclaje en el tiempo, ha de reconocer las profundas dependencias que debe contraer con los nuevos lenguajes derivados de estas realidades y formas de transmisión desde sus contenidos hasta la forma de transmitirlos.

Hablar de una educación a distancia como ha sido conocida desde décadas pasadas ha transitado por etapas evolutivas según se le suman elementos que amplían el abanico de canales de transmisión. Sin embargo, dentro de ese concepto, el material Instruccional y la guía del docente nunca se ha planteado sea sustituido. Quizás la sorprendente aparición del COVID19, constituyó un elemento que activó nuevamente la necesidad de remover teorías y conceptos emergentes relacionados con la educación acompañada de los avances tecnológicos para absorber información y hacerla circular en diversidad de planos, no obstante la insipiencia del tema en los actuales momentos por lo disruptivo como se nos presentó especialmente en el subsistema de básica y la necesidad de usarlos, puso en alerta y al descubierto si realmente estábamos muy distanciados de la educación efectiva y congruente con las necesidades actuales que demandan sociedades en formación.

Los medios y Tecnologías de la Información y la Comunicación constituyen modos de apropiación de la realidad, del mundo y del conocimiento. Sus palabras o lenguajes están ajustando nuevas condiciones cognitivas y estructuras mentales como otras formas de comprensión y aprehensión de la realidad. En consecuencia, es necesario, más bien imprescindible, que las instituciones educativas asumamos la tarea de la alfabetización responsable de estas locuciones; sin confundir que esta etapa histórica nos distancie de la verdadera esencia de la educación. Sin negar la importancia que las tecnologías y teorías emergentes relacionadas cobran en estos tiempos.

Hemos confundido internautas con momentos de aprendizaje, hemos confundido acceder a internet con comprensión del uso de la herramienta, hemos venerado a internet como un a recurso didáctico más que un avance de las interconexiones masivas, hemos confundido estar conectados en redes sociales con ser sociables, hemos confundido el proceso de enseñanza-aprendizaje con estar al día con la avalancha comercial y publicitaria que nos ha impuesto la mercadotecnia y la obsolescencia programada. En fin la convulsa sociedad ha estremecido paradigmas y certezas que deben adecuarse a las exigencias de realidades y evaluar que tan efectivas son e inciden en la forma de aprender de los aprendices en cualquier nivel.

Ser garantes de una educación efectiva es una implicación social de alta responsabilidad cuando ahora es compartida dentro del hogar donde quizás la distancia y el alejamiento de la realidad conductual de niños y adolescentes sobre lo que implica aprender y enseñarles han sacudido la noción y revisión de sus responsables en todos los sentidos, tanto para padres, educadores y autoridades competentes en la materia.

Las políticas educativas y la visión de la educación demandan a gritos direcciones claras que estén en sintonía con la realidad donde la conservación de la vida sea el valor del educador con prioridad. No el afán por cumplir con tareas que quizás añoran reciban sus hijos y exijan a los docentes quiénes también estamos cruzando por esta realidad de habernos distanciado de lo presencial de forma abrupta, pero que quizás en lo presencial estábamos distanciados de lo que está exigiendo por sí mismo el sistema educativo y que nos prepare para la producción de acciones específicas en el desarrollo moral y social de un país, es decir, no sólo centrados en el plano económico.

El contexto educativo cambió y seguirá cambiando en un mundo que se ha denominado global. Ciertamente este demanda una integración de los medios pero no acerca el proceso de aprendizaje al marco investigativo responsable, ya que se piensa que frente a un estilo transmisivo y centrado en los contenidos se fortalece prodigiosamente el proceso de investigación y comprensión de temas; dogma que ha llevado a los actores educativos a distanciarse de la realidad delegando el deber de enseñar y aprender sobre las circunstancias fortuitas de la vida y peor aun a los avances tecnológicos que ofertan las grandes organizaciones de la industria.

jenvaleg@gmail.com



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