Psiquiatría y farmacia: ¿Medicina?

Introducción

A pesar del interés general por la salud, el tema médico no suele ser abordado en medios masivos más allá de las publicaciones y programas institucionales o publicitarios con finalidades muy puntuales o excepcionales. Este cuadro es más acentuado en el caso de la Psiquiatría, lo cual hace muy escasa la circulación de datos e información en torno a esta peculiar actividad.

De esta manera, se promueve la creación espontánea de una cultura de la salud proveniente del mismo encuentro de la consulta, en la versión creada, transformada y difundida por el "paciente" con "problemas mentales", y popularizada en forma personal y las reflexiones críticas de aquellos profesionales inclinados en favor de la educación social. A partir de esta consideración, intentamos promover elementos fundamentales de la realidad sobre la actividad psiquiátrica, que se presenta con una apariencia científica, ajena a su propia naturaleza.

La caracterización de la psiquiatría es expuesta aquí en algunos de sus pormenores y significados desde la experticia de especialistas de la talla de Joanna Moncrieff, Thomas Szaasz y otros, con la intención de proyectar conocimiento que contribuya a mejorar la convivencia humana y las condiciones de la atención de la salud mental. Sirva para este propósito esta versión de síntesis del tema.

La legitimidad de una disciplina científica se verifica, entre otros criterios, a través de la observación de la coherencia de su contenido o consistencia disciplinaria, de su autonomía, de la lógica de sus propios principios teóricos, leyes y resultados. experimentales El vacío de ese conjunto de requisitos ha sido el obstáculo epistemológico que impide avanzar a la psiquiatría a través del portal principal de la Ciencia, situación que a psiquiatría arrastra crónicamente, lo que explica su imperiosa necesidad de apoyo corporativo o gubernamental; y no cejar en sus esfuerzos por lograr, de alguna manera, el reconocimiento de la academia.

Esta singular "especialidad" se constituye a través de una estrategia política y comercial que busca controlar áreas claves del mercado de la salud mental principalmente por dos canales; por un lado, mediante el poder persuasivo de las inversiones, y por otro, por medio de la influencia política directa, desafortunadamente logrados en gran medida.

Analizar el tema de la psiquiatría en su interés de formar parte de las Ciencias Médicas, es observar con rigor su intento de superación de los obstáculos que toda actividad ligada a la salud debe atravesar en el interés de legitimarse. Este propósito merece un esfuerzo que se diversifica en dirección a las diferentes formas en que esta actividad sortea las interrogantes provocadas por su inclusión en el respetado terreno de la medicina moderna. Aquí, la barrera infranqueable de esta actividad es su imposibilidad epistemológica para cumplir con el diagnóstico del paciente, habida cuenta de su elemental impedimento: el vacío de objeto de estudio.

La Psiquiatría ha cumplido un recorrido que puede caracterizarse por su persistencia y claridad de propósito al lado de industria farmacéutica. Originariamente, su actividad estuvo ligada a la Medicina, al estudio y tratamiento del cerebro y los trastornos mentales de origen somático, efectuó un giro que le alejó del original compromiso con la Medicina para manejar y aprovechar su apariencia médica en favor de sus compromiso con la lucrativa industria. En general, su estrategia no ha logrado cubrir los vacíos teóricos que arrastró desde entonces, cubriéndolos con un discurso que, como veremos, los expertos han puesto en el tapete.

Desde finales de siglo XVIII y durante la segunda mitad de siglo XIX, Alemania produjo avances en la disciplina. Johann Christian Heinroth (1773-1843), profesor de psiquiatría en Leipzig, acuñó el término "psicosomático" y definió al psiquiatra como "el médico del psiquismo." Posteriormente, Emil Kraepelin (1856-1926), inventó el primer sistema de clasificación psiquiátrica del comportamiento, un antecedente de actual DMS (Ver capítulo II) Kraepelin reconocía que esta disciplina no tenía curas ni tratamientos efectivos para la mayoría de los trastornos mentales.

La escasa consistencia científica de la Psiquiatría fue abiertamente confesada por Frankwood E. Williams, Director de Comité Nacional de Salud Mental de EEUU afirmó en 1932 que los psiquiatras llevaban 22 años haciéndose las mismas interrogantes sobre las causas de la enfermedad mental y nerviosa, "convirtiéndose casi en un ritual". En 1965, el Dr Rex Cowdry, Director del Instituto Nacional de Salud Mental de EEUU expuso un panorama similar.

La naturaleza mercantil de los intereses de la psiquiatría junto a las características históricas de la industria farmacéutica, quien ofrece un discurso carente de base científica, requiere un escrutinio permanente.

La observación del fenómeno de la psiquiatría como supuesta especialidad médica, deberá cumplirse en forma rigurosa como una actividad de interés general, considerando sus antecedentes en las funestas prácticas de sangrado, choque de insulina, lobotomía, y finalmente, los psicotrópicos; conjunto que conforma la línea clave para la interpretación de las regularidades esenciales de su comportamiento en la historia.

I. Psiquiatría

1. Teoría e Historia. Las bases del empirismo.

Actualmente, esta actividad se define como un servicio que atiende los trastornos mentales de origen genético o neurológico con el objeto de tratar y rehabilitar las personas y procurar su autonomía y adaptación a las condiciones de su existencia. En general, el objeto de la psiquiatría "es el estudio y tratamiento del encéfalo".

Es importante considerar la discusión en torno al sujeto de esta historia, pues, mas que identificar el quehacer de la actividad psiquiátrica y su fecha de inicio, es pertinente definir la calidad del titular de la acción ligada al tratamiento de los dementes o perturbados mentales en el tiempo, acción que puede observarse mucho antes de siglo XVII, mientras que la división del trabajo que originó la separación de la actividad curativa del médico con respecto a otras disciplinas alguna vez fundidas en un solo facultativo, tales como el brujo, el curandero y el sacerdote, se fueron deslindando paulatinamente hasta llegar a sus expresiones actuales.

El término "psiquiatría" tiene sus raíces en los vocablos griegos: psiqué, alma, e iatréia, curación. El uso de esta palabra se debe a Cristian Reil, quien la acuñó en 1808.

Se afirma que el campo de acción psiquiátrica aparece a finales de siglo XVIII (Wikipedia, Psiquiatria). Hasta entonces, los lugares donde se encerraba a los dementes no eran establecimientos médicos sino sitios de reclusión y sometimiento con supuestas finalidades de disciplina y moralización de los reclusos, y carecía de la idea de curación. Todavía hacia 1800, Philippe Pinel, explica que la psiquiatría se dedica a someter por la fuerza y domesticar a los maniáticos, cita Foucault en El Poder Psiquiátrico.

Ya en 1818 se estableció la psiquiatría como el "especialidad médica", a pesar de que, en realidad, esta actividad carecía de un objeto ó método o de alguna práctica que compartiera o le aproximara a la Medicina.

El mencionado Reil proponía las amenazas y el maltrato físico de los internados; también aconsejó tratarlos con opio, adelantándose a quienes en la actualidad sugieren la utilidad de la marihuana. Benjamín Rush, calificado como el Padre de la Psiquiatría norteamericana, también consideraba el terror aplicado a los dementes como una medida aconsejable para eliminar la locura, "por su acción sobre el cuerpo". Como vimos, el término implica "curación"; sin embargo, el ejemplo de Reil y muy buena parte de los exponentes de la psiquiatría denotan una decidida voluntad de castigo, como vimos, una práctica generalizada desde mucho antes.

Formalmente, se postula que la psiquiatría es una actividad enfocada al aspecto somático de la mente, lo cual se alinea con su interés en el ámbito médico, aunque su inclinación a la farmacoterapia y al uso de la electricidad aplicada al cerebro, la separa de las artes curativas en cualquiera de sus vertientes actuales, e inclusive, la hace susceptible de la condena de sectores de la misma Psiquiatría y la Medicina, y de organizaciones religiosas, grupos de crecimiento personal y movimientos de Derechos Humanos.

II. Medicina, Psiquiatría y legitimación.

1. Medicina.

La Medicina es una de las primeras disciplinas del conocimiento aplicado que alcanzó tempranamente el rigor científico gracias la aplicación del método experimental. Se define como la ciencia que desarrolla el conocimiento de la prevención, diagnóstico y curación de las enfermedades del ser humano, y como tal, sirve de eje del conocimiento humano para la protección de la salud. En definitiva, la Medicina es un clásico modelo de ciencia experimental sometida a principios y leyes científicas.

En la reciente evolución de la Medicina se mantiene una firme tendencia hacia el desarrollo tecnológico, vinculado a sofisticados dispositivos para diagnóstico y tratamiento, que hacen de un hospital una compleja y costosísima organización de servicios, de creciente especialización.

En los momentos de su desarrollo moderno, la medicina incluyó una preocupación específica por la relación mente-cuerpo, que, como veremos, condujo al surgimiento y desarrollo de la Psiquiatría con un perfil que impide su asimilación al contenido original y legítimo de la Medicina.

2. Psiquiatría y legitimación

Impulsada mediante poderosos medios políticos, económicos y culturales, en su interés de posicionarse y controlar áreas de la vida humana tan esenciales como la salud y la farmacia, la psiquiatría promueve su propia imagen como una disciplina científica dentro del campo médico.

Los razonamientos contrarios a esta legitimación han sido señalados por grandes figuras de la ética médica como Thomas Szaasz y Joanna Moncrieff, sin menospreciar el calor y argumentación aportada en esta iniciativa por diferentes luchadores en favor de la salud de diferentes latitudes. Gracias a estos autorizados exponentes científicos y éticos, ha quedado de manifiesto que la psiquiatría ha logrado introducirse mediante "estrechos accesos" a la institucionalidad del sistema médico, incorporándose al servicio de atención de pacientes mediante mecanismos políticos, económicos y comunicacionales que le abrieron paso, mas que por las vías de la Ciencia y la Tecnología.

La Psiquiatría, ha indicado Szaaz, carece de los principios teóricos y epistemológicos de las Ciencias Médicas, y su proceder se orienta a convertir el importante segmento de la vida humana y social constituido por el espacio subjetivo de las responsabilidades morales, en una oportunidad que facilita el manejo de los problemas humanos por parte de agentes del poder y de los negocios.

Se trata, según Szaazs, de un proceso deliberado de transformación de los problemas morales en "enfermedades", para manejar convenientemente una "tecnología" de intervención que permita a la psiquiatría atender el ámbito subjetivo o "espiritual" de la clientela. La idea es que los problemas que tradicionalmente habían sido abordados por el sacerdote o el guía espiritual, sean controlados por el psiquiatra, quien no atiende a pecadores en el confesionario a la manera de la iglesia, sino a "enfermos mentales" o "pacientes" psiquiátricos en el hospital o el consultorio. Esta atención conlleva necesariamente a promover el consumo de productos farmacéuticos denominados "medicinas psiquiátricas", mediante el tratamiento denominado "psicoterapia", De hecho, como señala Moncrieff "su ingesta constituye el eje de la totalidad de los servicios psiquiátricos. La relación entre los profesionales de la salud mental y los usuarios de los servicios se suele articular en torno a la medicación."

3. El «Desequilibrio químico» "hipótesis" para el marketing.

Según la lógica científica, el diagnóstico médico precede y dá orígen al tratamiento. La psiquiatría ha querido justificar la prescripción de fármacos a partir de una sugestiva especulación que invierte los términos lógicos de este proceso; esto es, virtualmente, como verán, se inicia en el tratamiento y no en la enfermedad.

El diagnóstico, que en la psiquiatría debería estar referido a una determinación de aspectos vinculados al cerebro a través de pruebas de laboratorio, tomografía y otros procedimientos, es ignorado, y es a partir de los criterios del psiquiatra, que se procede a una terapia con psicofármacos, bajo la "lógica" presunción de la existencia de psicosis.

Joana Moncrieff, prestigiosa académica y experta farmacóloga, señala que los fármacos psiquiátricos se prescriben frecuentemente sin considerar la necesidad de prever sus verdaderos efectos. Junto a esto, indica la mencionada investigadora, estos fármacos se indican bajo la opinión de que las personas con problemas mentales padecen de «desequilibrios químicos» cerebrales, los cuales serían presumiblemente resueltos con los mencionados productos.

En su obra Hablando Claro. Una Introducción a |los Fármacos Psiquiátricos de 2009, esta investigadora señala: "Ningún trastorno psiquiátrico ha sido indiscutiblemente vinculado a una alteración bioquímica concreta." En 2010, la misma autora fue enfática en señalar que la psiquiatría establecía una equivalencia entre la calificación psiquiátrica y el diagnóstico médico, asumiendo que los problemas psiquiátricos se corresponden con disfunciones corporales.

En correspondencia con esta opinión, en 1996 el Psiquiatra David Kaiser señaló la inexistencia de algún desbalance o desequilibrio químico cerebral, también llamado trastorno neurobiológico. El mencionado psiquiatra afirmó que "la psiquiatría moderna aun debe demostrar de manera convincente las causas geneticas/biológicas de cualquier enfermedad mental. A los pacientes se los diagnostica con ‘desbalances químicos’ a pesar de que no existen exámenes de laboratorio para tal diagnóstico y sin tener la idea de lo que un buen balance bioquímico es".

Gracias a sus apariencias discursivas, esta explicación del «desequilibrio químico cerebral» tiene un gran atractivo, sin dejar de considerar factores no científicos que le han dado peso en la opinión pública.

Este mito tuvo su origen cuando Delay y Deniker publicaron sus opiniones sobre los efectos de los antipsicóticos, basado en ideas para explicar la transmisión del impulso nervioso a partir de los sistemas bioquímicos. A este respecto, Jorge L. Tizón señala: "Un ejemplo sumamente popular, que durante años subyugó a la comunidad científica, fue la «hipótesis dopaminérgica de la esquizofrenia», la creencia en que la etiología de ese trastorno o esas experiencias y conductas son desequilibrios cerebrales en la distribución de dicho transmisor."(ver Moncrieff)

En la estrategia discursiva de la psiquiatría, los trastornos mentales están referidos al sustrato fisiológico cerebral, y con ello busca traducir arbitrariamente los trastornos psicológicos o mentales en enfermedades cerebrales, junto con sus presuntos "síntomas y signos", y en consecuencia, se expresan como "síndromes médicos", con lo que se busca legitimar la prescripción de drogas psiquiátricas.

Mediante un salto epistemológico, la psiquiatría, pretende utilizar la categoría médica de enfermedad, y se permite un discurso sobre fenómenos cerebrales, sin un correlato teórico amparado en la investigación; con todo, actúa sobre supuestas anomalías somáticas, cuyo "remedio" tiene como corolario la prescripción de fármacos, su objetivo pragmático.

A lo largo de su evolución, la psiquiatría ha evidenciado en su comportamiento una actitud de desprecio al carácter experimental de la ciencia.

El psiquiatra australiano John Cade introdujo el litio en 1949 considerando los efectos sedantes que causaba en animales y, posteriormente, describió los efectos del litio sobre una paciente con episodios maníacos. Esta fue la primera sustancia considerada como un tratamiento específico para el trastorno maníaco-depresivo.

El litio es un metal tóxico que en relativamente bajas dosis es altamente tóxico, pues causa daño severo en el sistema nervioso, el intestino y los ríñones. Su uso proviene del apoyo logrado por los experimentos de Cade. En su informe, este psiquiatra exageró los resultados de su ensayo con litio, y en sus escritos ocultó muchos incidentes de toxicidad que efectivamente detectó en sus experimentos. Esta información fue dada a conocer por el historiador Neil Johnson, quien indicó que, en las notas que Cade utilizó para su informe, resultaba difícil distinguir entre los efectos tóxicos y los efectos terapéuticos del litio, publicando de esta manera el trabajo que le valió el reconocimiento científico en la Medicina. Hasta hoy, el litio no ha sido descartado como opción para el tratamiento de trastornos mentales.

4. DMS III abre la puerta a la Psiquiatría

Para que, en términos científicos, un fenómeno sea considerado como una de las categorías técnicas de la ciencia aplicada, debe cumplir con un riguroso y reiterado proceso de aplicación experimental, en coherencia con los principios y leyes de la ciencia, y, en consecuencia, logre constituirse como un medio estable de obtener resultados específicos previamente establecidos. No otra cosa puede observarse en la evolución histórica de la Medicina, donde la rigurosidad del proceso de formación de su conocimiento teórico y técnico ha conducido a su posición actual en el concierto de las ciencias de la salud más importantes de la Humanidad.

Esta rigurosidad ha conducido al cuestionamiento de la Psiquiatría, pues, como se desprende de los testimonios recogidos aquí, esta "disciplina" pasa por alto el requisito de la verificación experimental previa de las efectos de los fármacos, entre otros aspectos, para considerar sus resultados en seres humanos, y asumir la condición de auténtica rama de la Medicina. Aunque improcedente, la psiquiatría ha procedido en sentido inverso, pues,

A comienzos de la segunda década del siglo XX ocurre el florecimiento de la industria farmacéutica. La primera edición del Manual de Diagnóstico y Estadístico (DSM) en 1952, y la producción masiva de fármacos marcan la época de relanzamiento de la Psiquiatría, con la primera generación de drogas denominadas "Antipsicóticos Típicos".

En 1952, Laborit, Delay y Deniker, psiquiatras franceses, publican casi dos decenas de artículos sobre la eficacia de la clorpromazina, denominada comercialmente Thorazine o Largactil. Posteriormente, de los estudios clínicos de Heinz Lehman, en Montreal, se lanza la "farmacoterapia de la esquizofrenia" al mercado mundial. Otro suceso de esta corriente productiva de psicofármacos en esa década, es el descubrimiento de las propiedades de la imipramina en la depresión por Roland Kuhn en 1956, en sus investigaciones clínicas para crear nuevos fármacos,

La Segunda edición de Manual se publicó en 1968 y a partir de la tercera versión de manual (DMS III), la publicación de este sistema de clasificación contribuyó al ingreso de la psiquiatría en el prestigioso sistema biomédico (Horowitz, 2002, citado en Orr, 2010).

La idea de esta relación es observar con detenimiento el concierto de pasos y medidas que configuran la estrategia de la psiquiatría para legitimar su presencia en el marco institucional de la Medicina, y a la vez impulsar el negocio de la venta masiva de fármacos, como también ejercer asesorias oficiales en materia mental emocional requeridas en áreas social de servici púbic y privado

Las ediciones posteriores de este manual, mantienen la misma tendencia, dejando un margen para la aceptación de otras posibles causas, además de las biológicas.

El término biopsiquiatría ha sido acuñado por Jackie Orr (2010) para señalar la legitimación de las prácticas psiquiátricas contemporáneas de diagnóstico y tratamiento a través del modelo biomédico.

II. La industria farmacéutica.

5. Industria farmacéutica y Acumulación de Capital

Históricamente, se trata de una típica transición de la modernidad en su fase actual, cumplida por uno de los componentes más importantes de la industria química como es la producción farmacéutica. En la evolución de la Economía política mundial, esta dinámica se corresponde con la fase del modo de acumulación de la Segunda Revolución industrial que conllevó al surgimiento de la Industria química y petrolera, la explotación masiva del hierro, el cobre, el amplio desarrollo del sector secundario o manufacturero de los países de norte, y el crecimiento de las empresas transnacionales.

Esta transición es parte de la evolución contemporánea del capitalismo mundial donde se observa la participación clave de la industria farmacéutica en la orientación central de un proceso político, ideológico y económico que revela el peso que tiene este ramo en la composición de la manufactura química mundial, de que deriva su poder e influencia.

El eje ideológico de este proceso es la Psiquiatría, de modo que este proceso de modernización, dirigida y controlada por la industria farmacéutica es una hipótesis histórica con una rigurosa profundidad de campo y gran versatilidad, donde aparece el fenómeno de la asociación de la psiquiatría y la medicina.

Esta transición aprovechó de una manera peculiar el prestigio creciente de la Ciencia; para ello, la psiquiatría se valió de la preocupación de aquellos científicos que buscaron remediar los padecimientos del funcionamiento cerebral acompañados de expresiones mentales o emocionales. A partir de allí, se deslizó hacia el interior de la institucionalidad asistencial y logró ocupar un espacio significativo de inversiones y aprovechar el mercado de la salud. Con el discurso de la enfermedad mental, del que derivó convenientemente ideas, instituciones y procedimientos, la psiquiatría mimetizó el sistema médico formal.

En el terreno teórico, insoslayable en el contexto científico, la mencionada entidad hizo su esfuerzo clave con la transferencia directa y mecánica de las categorías utilizadas por la medicina, hacia su propio ámbito, ofreciendo su acción como equivalente al tratamiento del cerebro, considerado "eje del psiquismo". Justamente, en esta dinámica reside una de sus maniobras de presencia a lado de la Medicina; con ello se inicia el tratamiento de los pacientes psiquiátricos bajo el ropaje de una supuesta especialidad que ofrece atención a "enfermos mentales".

Desde finales de siglo XIX, la antigua correspondencia entre y existente en el ámbito de la medicina, fue sustituida por el nuevo discurso de la y su correlato, el supuesto cerebral.

A partir del año 1950, la psiquiatría sufrió modificaciones conceptuales a raíz de su asociación con la industria farmacéutica, hecho que proyectó su imagen pública hasta hoy, resultando aun insostenible su consideración o aceptación en el concierto de las Ciencias; Simultáneamente se funda la Federación Mundial de Salud Mental por el Psiquiatra Brocek Chisholm, también Director de la Organización Mundial de la Salud, (período 1948- 1953), y se cumple el lanzamiento masivo del negocio farmacéutico, en su nueva etapa de siglo XX, con un ímpetu hasta entonces inédito.

En la década que inició ese año, la industria farmacéutica llevó al mercado los nuevos fármacos psiquiátricos, haciendo su aparición la primera generación de los "Psicofármacos", productos conocidos como antipsicóticos típicos en la atractiva nomenclatura que favorece los intereses comerciales de la industria.

La segunda generación de psicofármacos surgió a partir de 1990, con los Antipsicoticos atipicos, a los que se atribuye menos efectos adversos y ventajas que a los antipsicóticos de primera generación. Uno de estos fármacos fue el Prozac, el primero de una serie de "antidepresivos" que se introdujeron en el mercado en la mencionada década, conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina. (ISRs), según una conveniente definición utilizada por la industria.

En coherencia con la orientación inversionista de la industria psiquiátrica, la publicidad se encargó de proyectar sus productos, y este gran negocio vio elevar sus ganancias con la venta de sus "antidepresivos"; el mismo éxito lograron los estabilizadores del ánimo, los antipsicóticos y estimulantes, según lo informa Moncrieff; la mencionada autora cita al psiquiatra David Healy quien ha documentado que el concepto de depresión se amplió con objeto de crear un gran mercado para los antidepresivos ISRS, como el ya mencionado Prozac.

Aunque ninguna investigación científica indique que estos fármacos puedan lograr mejores efectos específicos en la depresión que otro tipo de productos farmacéuticos, la psiquiatría asegura que aumentan la disponibilidad de serotonina o noradrenalina, supuestamente escasa en quienes sufren la depresión.

Otros fármacos incuidos en esta clase de antipsicoticos atipicos son el Ritalin (metifenidato) y el Cylert (pemolina).

Para estos fármacos se reclama un adjetivo científicamente mas exacto, el de neuroléptico, una categoría vinculada al verdadero efecto de este fármaco; etimológicamente fármacos capaces de «apoderarse del sistema nervioso», justamente, en su capacidad de generar neurolepsia o sedación mayor, según nos aclara Moncrief. Dicho en otras palabras, el término antipsicótico proyecta la idea o ilusión de remediar la psicosis. Por ello Moncrieff, Delay y Deniker y Tizón, entre otros, desaprueban el término «antipsicótico»

III Cerebro y Tecnología

A partir de la lucrativa experiencia de los fármacos psiquiátricos a nivel internacional, se abrió la posibilidad de innovar en tecnologías aplicadas al cerebro, aprovechando la atracción que generan estos mecanismos "modernos" gracias a denominado "optimismo tecnológico", y a la confianza demostrada a la psiquiatría con el consumo de las drogas psiquiátricas. A pesar del fracaso de experiencias llevadas a cabo durante el siglo XIX y las temibles prácticas de intervención de cerebro, la psiquiatría ha dado pié a la aplicación de tecnologías intrusivas en el tejido cerebral.

6. De la Lobotomía a la Electroconvulsión.

Otra de los temas omitidos en los medios de comunicación son las extirpaciones quirúrgicas y el uso de electricidad directamente al cerebro, por lo que esta práctica suele tenerse como exclusiva de la cinematografía.

Quizas la Lobotomía tuvo sus comienzos en la acción de Gottlieb Burckhard en 1888 cuando extirpó tejido del cerebro de seis de sus pacientes del manicomio. En 1935, el neurólogo y neurocirujano portugués Egas Moniz (1874-1955), introdujo la lobotomía prefrontal en la psiquiatría, y por ello, en 1949 recibió el Premio Nobel.

La lobotomía dejó de aparecer en el American Handbook of Psychiatry en su edición de 1974, siendo reemplazada por la llamada terapia electroconvulsiva (TEC), comúnmente conocida como "electroshock". El electrochoque fue introducido en 1938 por Ugo Cerletti y Lucio Bini , después de observar su uso en porcinos para sacrificarlos con facilidad, ap1icandola a un paciente esquizofrénico el 15 de abril de ese mismo año.

La TEC consiste actualmente en la aplicación de hasta 460 voltios, causando pérdida de memoria, daño cerebral permanente, fractura de huesos y la muerte, con el cuidado de emplear relajantes musculares y anestesia.

7. Estimulación cerebral, magnetismo y electricidad.

El imaginario de la industria psiquiátrica en su afán de lucro no es poco versátil.

A pesar de que se desconocen las consecuencias de la aplicación de electrochoques directamente en el cerebro, efectivamente, la psiquiatría aplica corriente eléctrica con propósitos supuestamente terapéuticos.

La utilización de electricidad en el interior del cerebro humano tiene sus siniestras raíces en los crueles experimentos de la Central Inteligence Agency (CIA) a comienzos del año 1950, por el Psiquiatra Robert Heath de la Universidad de Tulane de New Orleáns, Estados Unidos de América. Estos experimentos causaron daño cerebral irreversible en muchos de los presidiarios afroamericanos utilizados como "ratones de laboratorio", a quienes se implantaron 125 electrodos directamente en el tejido cerebral.

Junto a otras modalidades invasivas de "estimulación" cerebral, bajo la oferta de levantar el estado anímico del individuo, la psiquiatría ofrece la aplicación de la Estimulación Cerebral Profunda (en Inglés, Deep Brain Stimulation, DBS), que implica la perforación del cráneo del paciente e inserción de electrodos en el cerebro, y con pequeños generadores de corriente eléctrica, enviar impulsos eléctricos al cerebro para tratar las perturbaciones mentales, con resultados impredecibles. Esta modalidad de penetración de cerebro tuvo sus primeros inicios en un tratamiento diseñado por un neurocirujano francés en 1987 para detener el temblor corporal de los enfermos de Parkinson. En Australia se emitió un alerta oficial de emergencia contra el uso de este procedimiento debido a los efectos secundarios que podrían incluir daños cerebrales permanentes y hemorragias potencialmente mortales.

Otro peligroso modo de intervención del cerebro, todavía en estado experimental, es la Estimulación del Nervio Vago, el cual requiere introducir un implante en el tórax compuesto por un generador de impulsos eléctricos con uso de baterías, conectados al nervio vago del lado izquierdo, enviándole corriente cerca de cuello. Se busca aplicar esta "estimulación" en aquellos casos donde se ha rechazado el uso de antidepresivos, o bien casos donde el paciente no ha respondido a otros tratamientos.

A pesar del alto porcentaje de probabilidades de fracaso que ha presentado la Estimulación del Nervio Vago y los numerosos efectos secundarios que provoca, espasmos musculares, dificultades respiratorias y graves problemas cardiovasculares, fue aprobado por la Agencia de Medicina y Alimentos de Estados Unidos conocida como FDA (Food and Drug Administration) .

Existe también la Estimulación Magnética Transcraneal, la cual consiste en la instalación de una bobina electromagnética en el cuero cabelludo junto a la frente para generar un campo electromagnético que atraviesa el cráneo y estimula las neuronas cerebrales durante 40 minutos con corriente eléctrica. El impresionante dispositivo fue aprobado por la FDA, a pesar de que un comité de expertos no encontró evidencias de su eficacia.

Este procedimiento ha causado hondas preocupaciones por sus efectos secundarios de convulsiones, migrañas y pensamientos suicidas, mientras los fabricantes declaran que su tecnología carece de los frecuentes efectos secundarios que acompañan a los fármacos antipsicóticos. Los efectos a largo plazo de la Estimulación Magnética Transcraneal son desconocidos, pero el alto índice de suicidios alcanzado en Australia es una gran preocupación, ya que llegó a provocar 400% de aumento de muertes por esta causa. Otras preocupaciones en torno a este dispositivo es el riesgo de infección cerebral que implica su uso, y además, los trastornos de personalidad e inclinación a conductas delictivas que puede inducir.

8.Psiquiatría Infantil: una inversión reproductiva

Sorprende la liberalidad de las expresiones de los titulares de estas disciplinas que atienden la salud mental. Kevin. P. Dwyer, Asistente del Director Ejecutivo de la Asociación Nacional de Psicólogos Escolares admitió explícitamente el empirismo con el que se manejaba el diagnóstico de los "Trastornos del aprendizaje", por su carencia de conocimientos científicos. (Ver: Medicos y brujos en Folleto Arruinando Vidas)

Los padres de familia son el blanco preferido de las campañas de promoción de estos productos, bajo la atractiva promesa de eliminar el denominado Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una expresión formulada interesadamente por la industria psiquiátrica. Esta supuesta "enfermedad" ha sido rechazada como tal por un conjunto de autoridades, por carecer de base científica.

Uno de los fármacos de rigor en este caso es el ya mencinado Ritalin, del tipo de las anfetaminas, altamente adictivo y peligroso, cuyos fabricantes reconocen sus efectos en causar dependencia. En 1987, el DMS III indicó que el peligro que residía al dejar éste y otros fármacos similares, era que conducíría a una inclinación al suicidio. Un caso en Estados Unidos dado a conocer entre las experiencias del consumo de Ritalín fue expuesto por Fred Eric, quien relata el caso de su hijo Daniel de 14 años, quien era tratado por psiquiatras para inducirlo a volver a la escuela, y después de abandonar el consumo de Ritalín y el sedante Mellaril , murió a los dos meses, ahorcándose.

Quizás una de las autoridades médicas que en forma mas explícita y definitiva ha dejado en claro el carácter ficticio del TDAH es el Dr. Fred A. Baughman Jr. Neurólogo Infantil, Miembro de la Academia de Neurología de Estados Unidos, quien señala terminantemente que este "trastorno" no existe.

Relata este académico que, personalmente, se encargó de solicitar explicaciones sobre el TDAH y otras supuestas anormalidades del cerebro directamente a autoridades médicas gubernamentales de la FDA (Food and Drug Administration), a empresas fabricantes como el gigante Ciba Geigy (fabricante de Ritalin, y a investigadores pertenecientes al Instituto Nacional de Salud Mental, e inclusive la D.E.A. (Drug Enforcement Agency). Su propósito era recabar pruebas científicas de laboratorio, en torno a alguna anormalidad sobre la que se pudiera demostrar que no se estaban intentando resolver estas perturbaciones con algún medicamento que se prescribiera a niños normales.

El Dr Baughman también se refería a la dislexia, una supuesta incapacidad cerebral de algunos niños para leer que se manifiesta en los primeros años de escuela; y a la discalculia, un "trastorno" de aprendizaje de las matemáticas; dos expresiones creadas calculadamente para crear inquietud y preocupación en padres y maestros, encargados de resolver estas situaciones. Ninguno de los destinatarios de sus interrogantes respondió con pruebas científicas de laboratorio sobre la existencia de estos trastornos. Aquellos que expresaron su respuesta de una manera abierta y directa fueron tajantes en sus respuesta y afirmaron su inexistencia. Por ejemplo , el Dr Paul Leber de la FDA respondió: "todavía no se ha delineado una patofisiología específica de trastorno" Por su lado, Gene Haislip de la DEA respondió: Tampoco tenemos conocimiento de que el TDAH haya sido validado como un síndrome o enfermedad biológica u orgánica".

Otra de las consecuencias del tratamiento con drogas psicotrópicas es la inducción de sus consumidores a la violencia. Esta propiedad de los psicotrópicos se revela en un estudio sobre violencia en reclusos carcelarios realizado en Canadá en 1975, el cual indicó que la mayor frecuencia de violencia entre los presidiarios se presentaba en aquellos que recibian regularmente drogas psicotrópicas . (Niños Despiadados en: Arruinando Vidas).

En 1997 se dió a conocer en la Revista de la Academia Americana de la Psiquiatría y Legislación, quien publicó que el promedio general de los enviados a prisión en Estados Unidos son jóvenes de 19 años con antecedentes de adicción de diversas drogas, y todos habían sido tratados con drogas psicotrópicas y presentaban una alta incidencia de agresividad y violencia. (Ibidem)

Igualmente trágicos resultados produjo el consumo de Prozac, por cuanto contribuyó al aumento del suicidio de niños y adolescentes en Estados Unidos durante el período 1988 y 1992, cuando acaecieron 90 casos de intentos de suicidio y comportamiento autodestructivo, según informes publicados en "Niños Despiadados en: Arruinando Vidas CCHR)."

En Europa, la fuente citada indica que en Alemania, durante el último quinquenio de los años 80, el número de recetas de Ritalín se disparó mas quince veces; de 1.000 recetas en 1985 a 16.000, en 1990.

9. Historiografía de la Psiquiatría

Una de las claves básicas de la comprensión del discurso histórico, como parte esencial de la historiografía, es la percepción del punto de vista e intención del historiador. Observar el relator de la historia institucional, resulta del todo pertinente para precisar los fenómenos de la historia de la medicina y los negocios de la psiquiatría, pues nos orienta hacia la búsqueda de los propósitos de la institución objeto de análisis. Para este examen, hemos tomado un artículo titulado "La evolución histórica de la Psiquiatría" (ver ), el cual presenta una típica perspectiva apegada a los fines y principios de la actividad.

La actividad psiquiátrica ligada a la Medicina, como vimos, hizo su aparición durante la primera mitad del siglo XIX. Sin embargo, el autor del mencionado artículo proyecta el origen de esa actividad en el comienzo de las artes curativas de la Humanidad, confundiendo el objeto de la Historia de la Psiquiatría con el de la Historia de la curación mental, obviamente una desviación modernista.

10. Hacia un concepto de Enfermedad mental

Para algunos, la definición del concepto de enfermedad mental parece exclusiva de los psiquiatras, aunque, desde una perspectiva crítica o analítica, la psiquiatría recibe un cuestionamiento radical que incluye su propia finalidad y utilidad, especialmente a partir de las contradicciones e incoherencias que expresa en su evolución, donde el análisis del mencionado concepto de enfermedad mental evidencia parte de esta discusión.

Medicina, sistemas sociales y psiquiatría

La cultura médica popular, desde la antigüedad europea y los tiempos coloniales de América, fue evolucionando en una dinámica histórica de creciente pérdida de su terreno frente al avance universal de sistema médico científico. Puede decirse que en el mundo actual son escasas las modalidades curativas que se alejan del moderno Modelo Biomédico.

A nivel de sistemas políticos-sociales globales, la presencia de la psiquiatría ha sido diversa en sus usos, propósitos y métodos. En las sociedades de mercado, la psiquiatría ha sido un poderoso mecanismo de lucro ejercido con toda libertad, tanto en el ejercicio privado como a través del sistema médico público. En éste último, muchas veces mediatizado por 1a corrupción administrativa y cautivo de la ideología industrial farmacéutica, el estado suele asumir el papel de promotor y 1egitimador del negocio.

1 uso de fármacos conforma una modalidad de violencia conocida en 1a historia por e1 manejo represivo de 1os disidencia política en la URSS, en cuyo caso se divulgó que opositores al gobierno soviético eran llevados a prisión y sometidos a tratamiento de insulina, y electro-shock. repitiendo el caso del gobierno nazi con sus víctimas de antisemitismo con crueles experimentos.

Sin diferenciar sistemas sociales o políticos, la psiquiatría goza por igual del libre ejercicio de sus supuestas prácticas médicas, en tanto la ideología psiquiátrica permea el sistema médico internacional.

 

jlhinestroza@gmail.com



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