Abril 04 de 2017.- Adjudicatarios del Mercado Municipal de Cúa ubicado a la salida de la estación del ferrocarril, Ezequiel Zamora, Valles del Tuy, estado Miranda, ejerciendo la Contraloría Social, nos hacen llegar la siguiente denuncia:

(Dichos adjudicatarios prefieren mantener sus nombres en anonimato, por temor a represalias)

Manifiestan que el señor Julio Rosales administrador del Mercado de Cúa, actúa como si este fuese de su propiedad, como si fuera su bodega privada, y no como un mercado municipal para el pueblo, y que él, como servidor público, que tiene el deber de administrar con criterio ético e igualitario para todos los comerciantes que allí laboran, hace todo lo contrario.

Dicen estar desesperados, debido al acoso y hostigamiento que sufren de parte del señor Rosales, según fuimos informados.

Indican que Rosales tiene un negocio con los puestos de venta, que cobra comisiones ilegales, por debajo de la mesa, a diferentes comerciantes para favorecerlos o para dejarlos tranquilos. Son muchos los que se quejan, pues a pesar de que han cumplido con todos los requisitos legales y han pagado sus impuestos a Hacienda Municipal para permitirles vender sus productos, sino pagan las comisiones ilegales, son perseguidos y presionados y quienes no se subyugan a su estilo administrativo son sacados del mercado. Un negocio redondo para él.

Señalan que actualmente, muchos de ellos son amenazados por Julio Rosales, con ser expulsados de allí sin razones aparentes, sin argumentos ni justificaciones, pero presumen que es para darles esos puestos a otros vendedores, a quienes les cobrarían jugosas comisiones.

Otros son acusados, por el Administrador,  de ser vendedores informales cuando tienen en sus manos los permisos firmados por la alcaldía para vender en el mercado. Los comerciantes también tienen los documentos que confirman estar al día con la Hacienda Municipal, así como sus pagos de aseo y mantenimiento, sin embargo, el Administrador, sin ningún miramiento, los quiere sacar, a pesar de ser esa su única fuente de manutención

Por otra parte, señalan que muchos comerciantes son obligados a vender un solo rubro, mientras a otros los dejan vender la mercancía que quieran, evidenciando los malos manejos de este administrador.

Añaden que a pesar de ser el administrador de un mercado Municipal, mantiene un nivel de vida que no se corresponde con sus ingresos, pues posee varios vehículos de lujo así como un nivel de vida no cónsono con su salario.

Otro de los problemas que se presenta en el Mercado es la conchupancia de varios funcionarios policiales, que se prestan para amedrentar a los vendedores, para que se vayan o muevan a otros espacios.

También señalan que el administrador hace fiestas en los estacionamientos con equipos que ponen a altos volúmenes y donde consumen bebidas alcohólicas.

Por lo expresado, y cansados de la mala gerencia de este administrador, solicitan se haga una investigación y seguimiento de esta administración de parte de las Junta Administradora de la Alcaldía Rafael Urdaneta, para que sea garante de una gestión administrativa transparente que propicie la confianza y estimule la buena convivencia y participación del colectivo.

En vez de perseguir y hostigar a los adjudicatarios, la gerencia del Mercado debería proveer a los comerciantes de mejores condiciones de los espacios desde donde expenden sus productos. Promover la incorporación de comerciantes adjudicatarios y empleados de los Mercados Públicos Municipales al Sistema de Seguridad Social Venezolano, a programas de transporte, y su inscripción a los Servicios Funerarios. Establecer programas asistenciales para mejorar la calidad de vida de los trabajadores del mercado.

Esta situación irregular y de manejos dolosos, como se ha denunciado, requiere de la intervención del ministerio del Poder Popular para la Alimentación, del SUNDDE y de la intervención de la Alcaldía Rafael Urdaneta, ya que a pesar de ser una situación denunciada muchas veces y conocida por los adjudicatarios y usuarios del Mercado, la Alcaldía no hace nada, por lo que ellos sospechan de complicidad por omisión.