(Entrevista)

Ramón Calderón, Comunidad Minera de La Ramona: “No vamos a permitir que entreguen concesiones irresponsablemente”

 


Nota Otra Política Frontal27: Ramón Calderón es vocero e integrante de la comunidad de La Ramona, ubicada en el municipio El Callao, al sur del estado Bolívar, miembro del Consejo Comunal Minero –creado hace unos 14, 15 años– y de la Asociación de Molineros y Mineros del sector de La Ramona; una figura representante de la lucha que por más de 17 años ha llevado a cabo esta comunidad contra las transnacionales, por su autonomía y en defensa del país. La mayor petición que tiene esta comunidad hoy es que se regularice la situación en toda la zona, se incluya el modelo de la pequeña minería y se concrete la ayuda técnica que requieren para poder desarrollar lo que llaman la nueva minería.

Esta entrevista se inserta en el contexto de la problemática del anunciado Arco Minero del Orinoco, en donde para lo que ha sido el pensamiento y la acción de la izquierda en nuestro contexto, se nos presentan dos posiciones encontradas. La primera, proviene de los movimientos ecologistas y ambientalistas de izquierda, de gran parte de los pueblos indígenas y de múltiples individualidades y colectivos que se oponen absolutamente al AMO, a la minería, megaminería, y al extractivismo como modelo de desarrollo, pues la experiencia que se tiene sobre este modelo, mundialmente, es profundamente devastadora.

La otra posición la plantea Roland Denis, y tiene que ver con las críticas que él le ha venido haciendo a los movimientos de ecologistas y ambientalistas; críticas que se podrían sintetizar en la negación de la historia (lo que llama purismo) o de la actividad minero-extractivista como hecho humano. Roland reclama el desconocimiento y por lo tanto la negación de la realidad de muchos pueblos mineros del sur del país y, que independientemente del proyecto del AMO, que terminó siendo lo de siempre, es decir un proyecto destinado al saqueo de materia prima por parte de los grandes consorcios del mundo, de explotación del territorio y de los pueblos, la actividad minera en sí, debería, según Roland, ser repensada por los movimientos ecologistas y ambientalistas, para poder diferenciar el caso de las comunidades mineras del sur del país de otras zonas que carecen de pueblos mineros enraizados territorial y culturalmente. Se trata de un debate difícil, sí, pero que consideramos necesario introducir.

Por nuestra parte (habla Beatriz), los que somos o hemos sido parte de los movimientos ecologistas y de defensa de los pueblos indígenas, de su autonomía y de territorios soberanos, de los que pensamos en lo ecológico como horizonte para poder superar el capitalismo, no tenemos ninguna sola experiencia de minería que haya producido en nuestro país o en el mundo autonomía o desarrollo positivo de los pueblos y de sus territorios, y si nos vamos a un plano más amplio, tomando la experiencia de la actividad petrolera que hemos tenido por más de cien años (una situación en la que ni siquiera hemos enfrentado las enfermedades producto de la explotación y de la industria petroquímica, o para hablar de lo más evidente, de un sin fin de derrames petroleros que han ido deteriorando los ecosistemas del Mar Caribe y los poblados más cercanos a la explotación), el panorama se nos anuncia peor. En esto, Roland también nos ha señalado el hecho de que no nos hayamos metido con el petróleo, con PDVSA, como ecologistas, y que tampoco asumamos hasta el día de hoy la paradoja que se nos presenta en la vida cotidiana, como lo es el uso de tecnologías elaboradas con materiales como el coltán (el caso de los celulares), entre otros minerales, (crítica que también nos hizo el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, cuando vino a Venezuela, al Centro Lía Bermúdez de Maracaibo, hace algunos años).

Como autocrítica, sabemos que tenemos que abordar tanto el caso del petróleo en Venezuela, como el uso de las tecnologías y su consumo. Pero en cuanto a lo que sí hemos venido enfrentando, que es la amenaza de la explotación del carbón en el Zulia, nosotros apuntamos centralmente a que de la misma forma que se nos ha presentado el caso de los múltiples intentos de explotación y expansión carbonífera en el Zulia, que sería un proceso devastador para toda la zona como de hecho lo ha sido en Colombia (Cerrejón) y en el Guasare, el proyecto del Arco Minero del Orinoco tal y como se ha ido planteando y conduciendo, es de por sí la peor respuesta que se ha podido establecer en los últimos años ante la crisis gubernamental y económica del país, ya que excluye no solo la aceptación de muchos pueblos indígenas, que están absolutamente en contra de este proyecto, sino la propia participación de la pequeña minería, no en cuanto a su figura –incluida “en teoría” como nos señala Ramón–, sino en cuanto al modelo de nueva minería que plantean los pueblos mineros, privilegiando, por el contrario, nuevamente, a los grandes inversionistas, capitales y transnacionales. Además, el AMO se constituye en el más claro proyecto de explotación, tomando en cuenta nuestra actual coyuntura de país endeudado, quebrado y en crisis, que nos llevaría al fracaso y a la destrucción socio-ambiental, pues no existe ni siquiera la intención de ahondar o debatir, de una manera seria, la serie de consecuencias que se desprenderían de todo este proyecto ni las soluciones que podrían plantearse.

Así que tal y como está estructurado, este proyecto del AMO reproduciría todos los males que hemos padecido por siglos los pueblos y territorios del mundo que poseemos minerales o materia prima y la más importante fuente vital que es el agua, entre un sin fin de otras fuentes o recursos, a pesar de que el gobierno haya introducido el término de “minería ecológica”, sabemos, que no existen ni las intenciones para transformar de verdad el modelo ni las condiciones. En este momento, son miles de ojos puestos en un territorio, copado ya por un conjunto de mafias nacionales-internacionales, transnacionales, asociadas con la actividad extractivista, es decir con el saqueo, la explotación y el contrabando de minerales. ¿Cómo apoyarlo?

Sin embargo, para la comunidad agrominera de La Ramona, el Arco Minero representa un potencial para los pueblos mineros en cuanto a la posibilidad de desarrollar la minería entre un conjunto de pequeñas minerías o aquellas que podrían desenvolverse a la par de otras actividades como lo son la agricultura y la ganadería, y también evitando y enfrentando los conflictos socio-ambientales que la minería genera. Nos dice Ramón que “hay una minería depredadora del ambiente y otra que los ecologistas tienen que conocer… la que nosotros estamos intentando desarrollar… Nosotros estamos haciendo ese esfuerzo” (y nos invita a su comunidad para conocer su experiencia).

Como vocero de un pueblo minero tradicional, Ramón nos da entonces este breve testimonio para nuestra reflexión, pero también, señalando algunos de los principales problemas que hoy enfrenta el país, y que según él, podrían resolverse con la pequeña minería como es el caso de las reservas de oro del país, ya que se trata de un territorio cuya actividad principal es la extracción de este mineral.


–Beatriz: Gracias Ramón por esta entrevista, nos gustaría que nos describieras un poco de dónde vienes, y cuál es la situación actual de la comunidad minera donde vives…

–Ramón: Nosotros somos una comunidad minera llamada La Ramona (sector La Ramona), municipio El Callao, ubicado en el estado Bolívar. Nuestra comunidad se ha caracterizado por ser una comunidad agrominera por más de cien años. Hemos estado allí, nuestros padres, nuestros abuelos, realizando la actividad minera de extracción de oro, y ha sido como quien dice, una herencia, que nosotros hemos defendido y peleado en contra de las transnacionales. Nuestra comunidad se ha unido en fortaleza de eso, ya que nuestra comunidad fue dada a una transnacional, llamada General Mining de Venezuela, y fue cuando nosotros nos pusimos en contra de la decisión que tomó aquel gobierno de ese entonces, en el año 1991. Ese año le cedieron la concesión a esta transnacional, y nuestra comunidad defendió esta área, y hasta el momento, estamos realizando actividades mineras, actividades agrícolas y de ganadería, entre otras.

Nuestra comunidad minera está compuesta por 60 molinos de impacto que nosotros llamamos “molinos brasileros”; de 60 pequeñas empresas que están alrededor de nuestra comunidad. Estas empresas están constituidas por un grupo de 700 trabajadores, que laboran directamente allí dentro de los molinos. Los primeros que llevaron los molinos que estamos utilizando en esa zona fueron los miembros de una familia de apellido Peraza. Estos molinos vienen de Brasil y son molinos de impacto. Benjamín Peraza llevó el primer molino de impacto al sector de La Ramona.

En la mina tenemos un aproximado de 600 trabajadores, y nuestra comunidad está conformada por 1.875 habitantes. Tiene su Consejo Comunal, tiene su escuela, tiene su ambulatorio, tiene sus canchas deportivas. Contamos con el apoyo de las Fuerzas Armadas, y tenemos un poquito de control allí, que ha logrado erradicar grupos de bandas armadas que pretendían tomar el control de nuestra comunidad.

–Beatriz: ¿Cómo se constituyó este pueblo minero?

–Ramón: Este pueblo se constituyó por una familia a la que le decimos allá “los cumanenses”. Llegó el señor Narciso, llegaron allí, y se ubicaron en una población llamada Quebrada Amarilla, lo que llamaban La Ramona Vieja. Después se colocaron en las cinco casas que llamaron Las Rurales, y posterior a eso, se construyó a escasos 100 metros la extensión grande de La Ramona. En ese momento, llegaron los familiares, más gente, y bueno, ahora es una población grande. Los cumanenses fueron los que comenzaron a explotar estas minas con bateas.

–Beatriz: ¿Cuáles eran los métodos para extraer oro que utilizaban sus antepasados?

–Ramón: Los métodos anteriores eran minas a batea, totalmente artesanales, sin embargo luego se le generaron permisos a 37 parceleros en lo que llamaron La Moca, actualmente Planta Perú, que está hoy destrozada. En ese momento se hicieron convenios con estos parceleros y arrimaban el material allí. No existían estos molinos con los que trabajamos nosotros ahora. El material aurífero era arrimado a esas plantas, y se trabaja con cianuración. Los pequeños mineros se constituyeron en un sindicato patrono-minero. Entonces ellos agarraban el material que el Estado les daba, el permiso de explosivos y todo eso, y ellos llevaban el material a la antigua Moca. Nosotros hacemos un tipo de minería de veta. No hacemos minería de aluvión, estamos en contra de toda minería que haga devastación ambiental, porque se están destruyendo ríos, se están destruyendo cuencas…

–Roland: ¿Por qué han tenido que utilizar mercurio?

–Ramón: Eso ha sido algo que nosotros también hemos venido repensando y creo que la manera es tecnificar las minas. Pero en los actuales momentos, es lo que nosotros tenemos para extraer el oro, porque no ha habido una tecnificación, y con honestidad no ha habido un acompañamiento por parte del Estado para nosotros contrarrestar este uso del mercurio con nuevos métodos, porque no es simplemente decir “bueno ya no utilizo mercurio”, porque entonces ¿cómo sigo trabajando en la mina si no hay una tecnología que sustituya el uso del mercurio? En el sector de La Ramona nosotros utilizamos un método llamado “la retolda” que en su momento el Ministerio de Ambiente apoyó facilitándonos unos pequeños cursos. Nosotros colocamos el oro amalgamado allí, lo quemamos, y recuperamos una cierta cantidad de mercurio, en un 70 o un 80 por ciento. El mercurio no cae directamente en las aguas sino que se recicla.

–Beatriz: ¿Cuáles son las diferencias entre el uso del cianuro y del mercurio? ¿Les ha afectado el uso del mercurio?

–Ramón: El cianuro es biodegradable mientras que el mercurio no. Una vez que el mercurio entra en el cuerpo es muy difícil eliminarlo. Con cianuro se aplicaba un método de procesamiento a través de plantas. La idea ahora es construir una planta gravimétrica y que esto sea consensuado con el Estado para hallar la mejor fórmula para cuidar el ambiente. Anteriormente, se utilizaban esas planchas grandes de mercurio. Se colocaban los paños, pasabas el material, se echaba el mercurio, pero no era constante. Ahora es constante, sin embargo hasta el momento no hemos tenido consecuencias con esto. Ha habido unas personas afectadas porque han sido desafiantes. Nosotros hemos llevado a personas de la Universidad Central de Venezuela para que nos hicieran estudios y nos dijeran dónde está la mayor concentración de mercurio, y como hemos visto que últimamente se estaba concentrando en el parque que está al lado de la escuela, a raíz de eso, en Asamblea, tomamos la decisión de hacer el parque industrial y al lado construir la planta en lo que llamamos la primera fase, pues cuando se hace la manipulación y se quema el material con el mercurio, eso se expande hacia esa área, pero una vez que salgamos de la zona, se puede erradicar, como nos dijeron los que fueron de la UCV a hacer los estudios.

–Beatriz: ¿Hay enfermedades epidémicas por la zona?

–Ramón: La situación de la malaria se ha venido expandiendo y ha ido reapareciendo en toda esta zona. Se venían haciendo jornadas y se fumigaba. En este momento el Consejo Comunal Minero está realizando un plan en Tumeremo, en Sifontes y otros municipios con los ministerios, que tiene que ver con la salud. En nuestra comunidad no tenemos ese problema grave, porque nosotros intentamos separar la basura, alejarla de las casas, no contaminar el agua. Hace un año más o menos hubo un brote y lo atacamos a tiempo, hubo 10 casos, pero en La Ramona la situación en ese sentido está estable.

–Roland: ¿Cuál es la producción en estos momentos de la mina?

–Ramón: Nosotros ahora tenemos un aproximado de producción de 200 a 300 toneladas de tierra al día, de materia prima. En los patios, como los llamamos, tenemos un estimado de 700 mil toneladas de arena, de las que resultan 5 gramos de oro por tonelada, que si ustedes multiplican esto, reflejaría unas cantidades de oro que están allí. Por eso le hemos pedido al Estado venezolano que nosotros como mineros, como comunidad, desarrollemos un proyecto donde le saquemos el mejor provecho para aportarle al Estado venezolano el oro, y que el oro de aquí, de nuestra comunidad, vaya a las reservas internacionales.

–Beatriz: Es decir, que ahora no se tiene muy claro a dónde está yendo el oro…

–Ramón: Nosotros le hemos vendido oro al Banco Central de Venezuela. De hecho nuestra propuesta es que se generen centros de acopio para que el minero acarree el oro hasta estos centros y eso vaya a donde tiene que ir que es el destino de la patria. Nosotros hemos sido pioneros en eso, sin embargo, han fallado políticas ahí por parte del Estado, y estamos trabajando en eso para tener un centro de acopio donde desarrollemos un modelo industrial. Pero, actualmente, el oro va al mejor postor.

–Roland: ¿Existen planes de reconstrucción ambiental, para los daños ambientales que se generan?

–Ramón: Tenemos planes de tecnificación para la pequeña minería. En La Ramona estamos involucrando un plan para resarcir todos los daños ambientales que hay en el área. Nosotros hemos tenido una cultura que hemos erradicado, porque anteriormente ahí nadie le daba nada a nadie y nadie tenía responsabilidades con nadie. Ahora los molineros han asumido que tienen una responsabilidad con las cuestiones del ambulatorio, del deporte, la educación. Se están aportando camiones de arena para la construcción de un comedor y de una cocina de dos plantas para los estudiantes de la comunidad. Y en cuanto al resarcimiento de las cuestiones ambientales, estamos planteando la reubicación de los molinos en lo que llamamos la primera fase, y la activación de un plan piloto para la explotación de la minería donde el individuo como minero tenga una mejor calidad de vida. La idea es que todos tengamos una participación y una ganancia y que no se de la explotación del hombre por el hombre.

–Roland: ¿En esa zona hay comunidades indígenas?

–Ramón: No, no hay, no estamos cerca. Pero con relación a las comunidades indígenas, les podemos decir que nosotros somos respetuosos de las comunidades indígenas y respetamos la forma como cada quien quiera desarrollarse y organizarse. Nuestra comunidad tiene una cultura diferente a la de otros sectores mineros porque por ejemplo en el tema de seguridad, nosotros nunca hemos permitido la delincuencia, y cuando llegaron personas a intentar introducir la delincuencia, nosotros las hemos denunciado, y no hemos permitido allá ni que estén cobrando vacuna ni nada de eso. Hemos mantenido esa área limpia de eso. Han ocurrido ataques de personas que han querido implementar eso allí, hemos perdido vidas, le mataron al hijo a un compañero, mataron a otro compañero. Pero no hemos desistido. Ha sido una lucha fuerte que ha costado vidas, pero nos hemos unido y no hemos recurrido a las armas, siempre ha sido denunciando y denunciando, hasta que nos den la respuesta.

–Beatriz: Muchos estamos en contra del Arco Minero, ¿cuál es la posición de ustedes?

–Ramón: Nosotros, respecto al Arco Minero tenemos un panorama como comunidad. Ese proyecto nos avizora una oportunidad de desarrollo porque estamos involucrados dentro del marco legal y nosotros nunca aparecíamos como pequeña minería o minería artesanal. Actualmente nosotros estamos nombrados como mineros y hace falta de parte de nosotros colocar y defender nuestros derechos y hacerlos valer. Pero con respecto a las transnacionales, nosotros siempre hemos tenido, pónganle el nombre que les pongan, luchas en contra de las empresas transnacionales, que han devastado tanto a las comunidades como al medio ambiente, y a nosotros nos tenían satanizados como pequeña minería.

Estaban impuestas las transnacionales, sus leyes, normas y reglas, pero nosotros como pequeños mineros seguimos levantando la voz como habitantes de estas áreas, como trabajadores y productores, para poder contribuir y superar la situación que estamos viviendo como país. No podemos permitir que vengan aquí transnacionales a enriquecerse y a llevarse lo de nosotros, como en gobiernos pasados, porque aquí venían esas empresas y a nosotros los pueblos, los que vivíamos dentro de las áreas, nos impedían hasta salir de las casas y trabajar en la minería. Cuando llegó Chávez, comenzó a cambiar nuestra situación. Ahora nosotros seguimos luchando contra empresas como la Gold Reserve, y otras empresas, que tienen un historial que es conocido no solo aquí sino en otras partes del mundo.

Nosotros estamos diciendo que cómo es posible que un Ministerio le de concesiones a unas empresas transnacionales, cuando más del 70 por ciento del Arco Minero tiene que ser regularizado a través de la pequeña minería, o minería a pequeña escala, para poder cambiar el modelo de minería.

Vemos con preocupación que se estén firmando alianzas estratégicas con empresas transnacionales y que a nosotros, la pequeña minería, todavía, no nos hayan dado el acompañamiento y el apoyo técnico para tratar las cuestiones ambientales, las cuestiones educativas, culturales, de salud, o el reconocimiento, para transformar todo el modelo, y que de verdad seamos impulsores de las transformaciones que se tienen que dar, y por eso estamos peleando, para que le pongan un ojo clínico a todas esas empresas, porque ahí hay unas áreas que estaban siendo trabajadas por la pequeña minería.

No pueden seguir siendo tomadas todas las decisiones desde Caracas. Los gobiernos centrales tienen que ir hasta allá y tomar en cuenta a las comunidades, a la población minera que está allá, porque no se pueden estar dando áreas alegremente sin ir al sitio, pues cuando estas empresas entren allá, se van a encontrar con otra realidad, y nosotros lo decimos, que nosotros no vamos a permitir ni en este ni en otro gobierno, y así tengamos que seguir luchando, que esas empresas lleguen y se lleven todo. Nosotros no vamos a permitir que se entreguen concesiones irresponsablemente desde un Ministerio desconociendo la voluntad del pueblo, y mucho menos ahora que el poder radica en el pueblo. Vamos a hacer valer nuestros derechos dentro de las áreas donde estemos realizando actividades de pequeña minería.


–Beatriz: ¿Cómo ha sido la lucha de ustedes contra las transnacionales?

–Ramón: A esta General Mining de Venezuela, que se hacía llamar MS y de otras maneras, se le cedieron más de 150 mil hectáreas en el estado Bolívar, y al final del día, era el monstruo llamado Rusoro Mining. Esta empresa venía haciendo desastres en un pueblito llamado San Rafael de la Camorra que hasta la Iglesia se la tumbó con un tractor. Esta empresa acabó con todo ese pueblo y ahí llegó y se implementó en una mina llamada El Chocó, que venía siendo años de la población de El Callao, la agarró, y la destrozaron en menos de 10 años. Una mina que tenía más de 200 años siendo explotada por la pequeña minería. Entonces lo que dejan es miseria, destrucción ambiental, porque se puede ver, si se hacen unos vuelos en las áreas donde ellos, las transnacionales, realizan minería, la devastación ambiental, y esto lo pueden contrastar con la minería de veta que hacen los pequeños mineros. Nosotros estábamos denunciando además que se estaban tomando hasta las torres que llevan la luz a Brasil. En San Rafael de la Camorra sacaron toneladas de oro y entonces el trabajador venezolano por falta de preparación, porque no nos preparaban, recibíamos esa famosa cajita feliz para luego ellos irse y dejar eso ahí como una carga social para el Estado, y hoy vienen funcionarios a querer firmar lo mismo. Entonces nosotros nos oponemos a esto.

La comunidad de La Ramona y otras comunidades nos unimos contra Rusoro Mining. Este monstruo se comió toda esa concesión de El Chocó en menos de diez años, y yo creo que la gota que derramó el vaso fue en el año 2010, el 28 de diciembre, que fue cuando los sacamos, y cuando Chávez firmó el decreto de nacionalización del oro, porque ellos, como quien dice, iban en búsqueda de puro lomito, luego, cuando conseguían una mejor inversión, ahí la dejaban, pero mientras saqueaban, estaban acostumbrados a comprar conciencia, y nosotros le dijimos que no queríamos ni dinero ni nada de lo que estaban ofreciendo, que simplemente lo que queríamos eran nuestras tierras para seguir trabajando y lo que le pedimos al Estado es nuestra tierra para trabajar y que nos apoyen técnicamente y adecuar estas minas como tienen que adecuarse.

–Roland: Y estas son las deudas que tiene el Estado venezolano con los verdaderos trabajadores y comunidades que están ahí esperando por una reconstrucción de un territorio gigantesco…

–Ramón: Sí, si el Estado venezolano le hace el acompañamiento que se le tiene que hacer a la pequeña minería, que se haga todo lo que se tenga que hacer por el medio ambiente, se trabaje como se tiene que se trabajar, yo creo que el Estado puede lograr más de 40 toneladas al año que iría a las reservas.

–Roland: Claro, en comparación con lo que produce Minerven que no son sino 800 kilos. Aquí pasa algo muy parecido a lo que pasa con la pesca artesanal, quienes traen el pescado son los pequeños productores de pescado. Con este tipo de minería pasa lo mismo. Aquí no necesitamos a las transnacionales. Hay más de 100 mil mineros que organizados con un plan estratégico podría darle al Estado venezolano todo lo que necesita desde el punto de vista de los recursos en minería y no solamente eso sino que se podría reconstruir un territorio entero hasta para alimentar a muchos. Por eso es que la ecología está totalmente equivocada, porque lo que están es obviando toda una historia y no se puede obviar la historia. Yo hago un llamado a todos los ecologistas a que conozcan y vayan a ver trabajos como los que están haciendo estas comunidades, donde se podría alimentar a Venezuela entera…

–Ramón: Nosotros construimos casas y conucos, es decir ya es un conjunto y una empresa familiar donde también se siembra maíz, yuca, pimentón, lechosa, plátano, caña, arroz, granos, donde se cría cochino. El minero va a realizar un trabajo que es obtener el oro para venderlo y luego con eso mantener a su familia. Allá nosotros tenemos los campos y nadie nos ha financiado nada. Todo lo hemos financiado nosotros mismos. Compramos ganado, compramos cochino y eso lo hacemos nosotros de la producción de la mina. Nosotros estamos generando una conciencia que es la de no ser una carga para el Estado. Nosotros podemos implementar políticas y no necesitamos estas empresas.

Nosotros estamos conscientes de que hay una minería que destruye el ambiente, pero la minería que nosotros hacemos y queremos desarrollar mejor podría hasta resarcir todo el desastre que dejaron las transnacionales.

 



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