Mata Figueroa. ¿Se puede indignar el chavismo?

Hay muchas versiones sobre lo que se puede llamar chavismo, para unos es el legado ideológico del comandante Chávez, para otros (incluido yo) es un legado de acción política que ha quedado grabado en la gente de una forma particular, para otros es un pocotón de gente que vota por la estructura electoral dejada por el gobierno del líder del proceso bolivariano.

Seguramente habrán muchas versiones más sobre lo que el chavismo es, debe ser y será. Lo cierto es que actualmente queda claro que hay dos chavismos, más allá de la pelea entre los que se creen más que los otros, el escenario deja claro que hay chavismo que obedece y chavismo que ordena, o mejor aun, hay chavismo montado en el Estado (capitalista obviamente) ejerciendo el poder y chavismo que sufre el rigor del poder estatal. Se podría decir que hay chavismo de la alta y está el chavismo pata en el suelo. En conclusión sería algo así como chavismo burgués y chavismo proletario.

El chavismo burgués se desempeña en la administración pública en cargos medios y altos, evidentemente también la administración privada de medios de producción que explotan salvajemente al trabajador. ¿Qué hace que esta expresión de la burguesía sea chavista? Ciertamente que la conveniencia de participar de los negocios vinculados al beneficio que genera estar cerca de quienes administran la renta petrolera, ¡¡ah perdón!!, también son chavistas porque usan la ropa de moda, es decir camisa roja, zapatos rojos y gorra roja, pero lo más importante es que tiene como asociados directa o indirectamente a importantes funcionarios públicos civiles y militares (generalmente corruptos) que les avalan ser chavistas.

Creo que vamos bien hasta aquí.

Ahora bien, el chavismo proletario sería algo así como el empleado público que aun cuando ha llegado a amar al proceso de cambio bolivariano y al recuerdo de Chávez, detesta con la misma fuerza a cada uno de los altos funcionarios que desprestigian la idea del "chavismo". Pero esta parte del chavismo proletario no puede hacer más nada que arrecharse para adentro, pues de lo contrario corre el riesgo de quedar sin trabajo, sin comida y hasta sin casa.

Hay otras expresiones del chavismo proletario, donde los que no son empleados públicos y que aun cuando no corren tantos riesgos al molestarse con lo que hace el chavismo burgués en su ejercicio del poder, sufren de mayor manera el no tener los beneficios de ser empleados públicos.

En todo caso, creo que queda claro que hay chavistas de primera y chavistas de segunda. Al menos para la dirigencia política del proceso bolivariano, sólo hay que remitirse a los hechos.

Si llegamos hasta aquí nos habremos dado cuenta que en todo caso la relación entre los de arriba y los de abajo es igual con o sin la terminología del chavismo. Es decir se trata de la misma relación que hay entre los ciudadanos que votan por la oposición y su dirigencia. Es más, si retrocedemos en el tiempo veremos esta película de igual manera entre los seguidores de Acción Democrática y su dirigencia.

Entonces, en este escenario queda claro que los dos bandos divididos de la clase trabajadora sufren de forma bastante similar los rigores de la burguesía, sea "chavista" o "escuálida".

La reciente designación de Carlos Mata Figueroa como candidato, ha generado una serie de reacciones de rechazo increíbles por parte del chavismo (proletario), este rechazo tiene su origen en la forma de haber hecho gobierno, si es que se le puede llamar así a la administración hecha por Mata, en todo caso la indignación existe, sólo falta saber si se lo permiten.

La administración Mata fue cuando menos algo que nunca inició, sólo se limitó a administrar la gestión del Ejecutivo Nacional. Podemos achacarle a la crisis económica la imposibilidad de cumplir con algunos proyectos. Pero en líneas generales, el general jamás gobernó para la la clase trabajadora.

La forma en que dió la espalda a los usuarios de transporte ante la arremetida del sector privado de transportistas durante tres años es una expresión de su divorcio con los intereses de los que se montan en autobús.

En la protección del derecho al trabajo su gestión fue aberrante, no sólo mantuvo a Victor Tovar en la dirección regional de su partido PSUV, de la cual él es el jefe regional, sino que ante la lluvia de denuncias por despidos y renuncias forzadas que han habido en la isla desde hace dos años y medio, Mata Figueroa se ha hecho de la vista gorda y ni siquiera finge que le importa.

Si tuviésemos que hablar de su gestión en el marco del tema de la vivienda simplemente tendríamos que hacer una sencilla operación aritmética, si para su campaña se censaron 8 mil familias pobladoras, la gran mayoría de sectores muy deprimidos de la clase trabajadora pero altamente comprometidos con el proceso bolivariano, y luego de 5 años se han asignado viviendas a 50 familias del Corocoro y a 170 familias de los campamentos y movimientos de La Auyama, el rendimiento de Mata Figueroa al apoyo de las organizaciones de pobladores es del 2,75%. Pero el escenario es peor aun cuando esgrime una cifra de 26 mil viviendas entregadas, en ese caso la efectividad con los pobladores organizados de la Sala Situacional de su gobernación y los movimientos es de 0,8%, es decir que en el mejor de los casos, de ser esto cierto, a las familias que más utilizaron para rellenar convocatorias, a las que más amenazaron con dejarlas sin casas, a las familias a las que más amedrentaron con el carnet de la patria, con la participación electoral en la ANC y con todo el arsenal que el PSUV desafortunadamente tiene para conseguir votaciones, no fueron capaces de llegar ni siquiera al promedio de (1) una familia pobladora organizada asignada por cada 100 entregas de esas supuestas 26 mil. Resulta coherente pensar que al no hacer entregas a las organizaciones más politizadas y más vinculadas con el gobierno y el criterio del poder popular y esas cosas tan lindas que se dicen, el 99% de esas 26 mil viviendas han debido estar sujetas a una serie de protocolos de asignación que no permiten realizar contraloría de ningún tipo. Es decir, que la posibilidad de que hayan sido entregadas bajo cualquier cantidad de manoseo politiquero o simple negocio, es gigantesco. Es más, es posible inclusive, que esa cifra no sea ni cercana a la realidad, pero ¿quién se pone a contarlas?.

Hay que decir algo aquí, Mata Figueroa seguramente esta contando las viviendas hechas por el Ministerio de Vivienda entre esas 26 mil y es que ya esa conducta de agarrar lo que se hace desde el Gobierno Nacional como propio de la gestión regional es común. Para ello ver el apartado Obras Públicas (Puente Restinga, Dist. de Los Robles, ¿Dist. Cocheima?).

En fin, Carlos Mata Figueroa ha mantenido poco claro su papel frente a la gran cantidad de hechos de corrupción sobre los temas del abastecimiento de harina, azúcar, cemento, cabillas y etc, sin contar con terribles actos de ineficiencia, nepotismo, lucha antisindical y obrera, acuerdos con la burguesía en contra de los trabajadores, además de demostrar conductas personales reprobables que nos hicieron recordar la época de Blanca Ibañez. Su estrecha vinculación con los intereses de la burguesía es imposible de ocultar. Lamentamos que la falta de cuadros en el PSUV para esta contienda ponga las cosas en manos de las direcciones nacionales que tan alejadas de la realidad neoespartana están. Y lógicamente lamentamos que el pueblo le siga dando una aval electoral a un partido que en su práctica poco o nada hace por la clase trabajadora.

¿Será que el chavismo tendrá permiso para indignarse? y los comunistas ¿también?

En todo caso el BPR en el estado sigue siendo una opción política de carácter crítico revolucionario y popular, donde las diversas propuestas de lucha alcanzan su mejor expresión revolucionaria al tener como norte la construcción de una nueva correlación de fuerzas obrero, campesino popular y clasista donde necesariamente debemos contar con el chavismo proletario, a pesar de que las grandes fuerzas políticas confrontadas en el escenario electoral no sean sino expresión de los intereses de la burguesía



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