Todos los cálculos indicaban que en el estado Anzoátegui con la benevolencia del dedo, la cooptación y sin pararle mucho al pensar u opinión de la militancia, el camarada Nelson Moreno sería el candidato por el PSUV. Todo como se dice, estaba en el asador y supongo que Nelson Moreno hacía los preparativos para meterse en esta nueva barbacoa electoral.
No fue así. Nelson recibió un cucharada de la medicina que él contribuyó a administrar dentro de la filas del PSUV y en cosa de horas; el PSUV rompió una cooptación para darle vida a otra. En esto de matar la participación, vamos a paso de vencedores.
Con esta nueva cooptación y consiguiente acto de sumisión, no pude dejar de imaginarme mi saloncito de preescolar con un montón de niñitos y niñitas y yo diciéndole: Nelson moreno no es candidato a la gobernación de Anzoátegui, repitan esto. Siiii maaaestra Petra, Nelson Moreno no es candidato de Anzoátegui. Vuelvo en mi imaginación y en el saloncito y le pregunto a los niñitos y niñitas: ¿Quién es el candidato en Anzoátegui por el PSUV? En mi imaginación se oyen los gritos de los niños y niñas: Siiii maaaestra Petra; el candidato de Anzoátegui para la gobernación es el panita Aristóbulo Istúriz.
Esto se imagina fácil y aunque suena a una jodedera, no deja de ser un síntoma de una penosa, agresiva y terminal enfermedad que poca o poca va quitándole consistencia a una organización política, porque cada decisión que se toma con el consentimiento "disciplinado" de la militancia, implica tomar distancia de los elementos emblemáticos que configuraron al PSUV.
Grave es que se haya impuesto un mecánica donde realmente no cabe la idea de una militancia activa. Eso es ya grave, pero más grave es la situación que puede estar viviendo el militante que se ha vuelto un objeto político, muy distinto a la idea de hacer de la militancia política una opción para convertir a las personas en sujetos políticos.
Ni el propio Nelson Moreno que es parte de la medicina que se ha venido aplicando, tiene la más remota posibilidad de preguntarse: ¿Qué pasó? ¿Por qué me dieron este palo cochinero? Ese sólo eso. Un montón de niñitos y niñitas repitiendo automáticamente lo que la maestra le pide que repita o hagan.
No es un problema que puede resolver con un actuar apegado a la disciplina. Actuar bajo ese patrón, implica decidir en función de unos criterios, que tocan lo moral y ético. Parece más bien, un problema de sumisión porque es prácticamente un sometimiento a una persona o institución. Con la sumisión, desmantelamos el protagonismo.
Se sabía que para agosto se estarían realizando las postulaciones. Hubo tiempo para pedirle a la militancia una opinión. Se insiste en vernos como objetos moviles, pero sin pensamiento y consciencia.