La Masacre de perros en Timotes

Nuevamente me veo en la necesidad moral, humana y ética de tomar papel, lápiz y una laptop con wifi, para expresar públicamente 2 sentimientos que brotan de lo más profundo de mi corazón: rabia y tristeza unido a un total desprecio y asco por el doloroso acontecimiento ocurrido hace un par de días en la población de Timotes, perteneciente a la ciudad de Mérida que alguna vez fue llamada "la ciudad de los caballeros"

Y es que parece mentira, que aquellos hermosos paisajes, con enormes montañas y clima lluvioso fueron mudo testigo de la espantosa masacre que se llevó a cabo en las calles principales de este pueblo, donde fueron envenenados más de 40 perros cuyo único delito fue permanecer echados en las plazas y avenidas de Timotes, brindando compañía a quienes visitamos de vez en cuando este pueblo andino.

Estos eran perros, que aun cuando se encontraban en situación de calle, se veían bien cuidados, gorditos y con un pelaje impecable, ya que frecuentemente eran alimentados por personas caritativas y de buen corazón (de esas que hoy en día se encuentran en extinción en nuestro país). Eran alimentados en un país, donde está más vigente que nunca aquella canción de Yordano que dice: "Por estas calles la compasión ya no aparece y la piedad hace rato que se fue de viaje"

Y es que Timotes, escribió hace días una de las páginas más oscuras de su historia: La mente macabra de un habitante que allí vive, pensó que la solución a esta manada de animalitos que transitaban por la calle era aniquilarlos, envenenándolos a todos en horas nocturnas; algo así como hizo hace siglos el Rey Herodes, cuando mandó a matar a todos los niños de su reino.

Una mente perversa, macabra y asesina que seguro contó con varios cómplices y testigos de tal masacre que dolorosamente presenciaron al amanecer los habitantes de ese pueblo cuando veían agonizantes a decenas de animales botando espuma blanca por la boca.

Un asesino en serie, que fue capaz de matar a 40 animales indefensos y seguramente será también capaz de matar a 80 seres humanos inocentes cuando lo considere necesario. No es este un caso aislado en Venezuela, hoy le tocó a las mascotas merideñas, ayer le tocó a aquellos niños que son abortados y abandonados por sus madres en los basureros. Antier le tocó a todos los que han muerto violentamente, asesinados por un celular, un par de zapatos o un paquete de harina Pan.

Sí, justo allí radica la gravedad del asunto. Estamos sobreviviendo en medio de una sociedad perversa, egoísta, envidiosa y enferma. Una sociedad de aves de rapiña, donde prevalece el "Sálvese quien pueda"

Y es que si antes el venezolano era caracterizado por su amabilidad, honestidad y capacidad de trabajo, hoy vergonzosamente nos caracteriza nuestra indolencia y falta de MORAL Y ÉTICA en mayúsculas.

Por masacres como éstas, somos referencia a nivel mundial de los primeros lugares en ser exterminadores de la especie humana, animal y de la flora también. Una sociedad de enfermos y de sicópatas que se creen Todopoderosos, con capacidad de aniquilar y quitar del paso todo aquello que nos resulte incómodo.

La cultura del descarte, de la que nos habla el Papa Francisco. Repito, hoy fueron masacrados más de 40 animales domésticos en Timotes, mañana les llegará el turno a los ancianos que estorban a sus familiares, luego vendrán los niños discapacitados que sean una "carga" para sus padres y en un año seremos todos contra todos, matándonos entre Venezolanos, por no haber alguien que levante su voz en contra de actos injustos como el sucedido en este tristemente célebre pueblo.

Luego de analizar desde el lugar de los hechos, me pregunto, ¿fueron culpables estos animales de algún delito que los condenó a la pena de muerte? Son acaso más culpables estas mascotas que aquellos delincuentes que reposan en las cárceles venezolanas acusados de los peores homicidios y violaciones, que permanecen amparados por la hipocresía que encierran los mal llamados Derechos Humanos, delincuentes que resultan intocables a la pena de muerte. Si la solución a la sobrepoblación de perros fue envenenarlos, ¿por qué no hacer lo mismo para resolver la sobrepoblación carcelaria?

En una reciente encuesta, de 135 criminales, incluyendo ladrones y violadores, 118 admitieron que cuando eran pequeños, quemaron, colgaron, apuñalaron y envenenaron animales domésticos.

¡Buen punto para reflexionar! Estamos en medio de una sociedad que ya tocó fondo y que ha comenzado a descender hasta el punto que hoy nos encontramos en las catacumbas subterráneas más bajas del planeta.

Finalmente, a manera de consulta, a ti querido lector, ¿te duele la muerte de un animal?

De tu respuesta dependerá nuestro futuro. Decía Mahatma Gandhi: "La grandeza de una nación y el progreso moral de un país puede medirse por la manera en que sean tratados su animales"

¿Qué le espera a aquel pueblo merideño? ¿Cuál será la suerte de aquellos asesinos de mascotas? No lo sé. Pero lo que si se, es que tal aberración ha sido repudiada por campesinos, profesionales, cristianos y ateos, no solo de Venezuela sino del mundo entero y merece un pronunciamiento inmediato para no convertirnos en cómplices silentes de tan nefasto acontecimiento.



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