Basta de alcaldes que promuevan la tortura animal como espectáculo

El 8/12/12 fue el peor día para leer el pregón de la Feria del Sol 2012-2013, pero es el día de la Inmaculada Concepción, patrona de Mérida (patrona. . . ¡qué acepción con recovecos!, como esa con tinte religioso-mafioso de “padrino” que adoptó el PSUV de algunos estados) y no se podía aplazar.

A pesar de estar representados todos los beneficiarios del prolongado sarao (alcaldía, ULA, Iglesia, empresarios taurinos, cámara de industria y comercio de Mérida y hasta pueblo inducido al aguardiente y circo) retratados en perfecta hermandad, le faltaba el espíritu invisible pero arropador de un gobernador decidido a repetir su conducta bonchona y derrochadora (¿estas características no suelen ir juntas casi siempre?) de ferias anteriores. Pero esta ausencia, explicada por lo corto del cabestro que lo bozaleaba, no fue lo que caracterizaba a la fecha como la segunda peor para un pregón de ferias en toda la historia de estas (la peor-peor, 2002-2003, por el paro que se les fue de las manos más o menos a los mismos que estaban presentes en el acto que reseñamos), sino porque faltaba sólo ocho días para las elecciones de gobernador y Lester B, alcalde de permiso, invitado al acto como candidato, ya sabía la suerte (mala, pésima suerte en verdad) que iba a correr.

Y resulta que el pregón parecía un acto de naturaleza funeraria con música festiva. En el acto, el presidente de Ferisol agradeció a la cámara municipal (chavista) por el primer crédito adicional de Bs. 50.000 “en el entendido que el instituto necesita el dinero para el éxito de las festividades y de esta manera situar a este estado nuevamente entre los primeros lugares del país, en cuanto al área turística se refiere”. Y así, con el pregón se iniciaba la Feria del Sol 2012-2013, que durará hasta el 21 de febrero. . . ¡Paaaa bonchaaaa!

Un paréntesis (otro, pues ya abusé de los reales) antes de continuar con el tema, porque hay asuntos que no pueden quedar colgando. En los beneficiarios del sarao incluí dos que quizá no saquen provecho económico de las ferias, ULA e Iglesia, porque su beneficio es netamente ideológico, por ser matrices básicas de la "ideología merideña", esa cosa con la que me he metido varias veces en este foro, contagiosa a más no poder, que ha contaminado a gobernadores y alcaldes chavistas. Lo de la conducta bonchona y derrochadora nos envía de inmediato al origen de la deuda social legada, que deslució y complicó las primeras acciones del actual gobernador revolucionario, pues en buena parte los recursos se dilapidaron en cosas absolutamente inútiles y perniciosas; esos 50.000 bolívares asignados por la Cámara Municipal, como si en el municipio la masa estuviese para bollos y la basura recogida, es una minucia ante lo gastado por Díaz Orellana en la competencia ganada a Lester B. sobre quién le daba más aguardiente y circo al pueblo. Lo del “cabestro corto” sí lo voy a dejar a la imaginación.



Menguado que fue el ratón electoral (estrés traumático post electoral), y regresado Lester B. de la prolongada encapillada que se metió, la feria continuó. Ya están listos los “carteles con tronío”, es decir, los toreros –torturadores– que se llevarán los dollares; también las 16 esbeltas candidatas al reinado (¡!) que cumplieron el protocolo de la foto con Lester B. que sonríe entre tanta belleza como eunuco en harén. Es decir, a Mérida le cayó otra Feria, promovida directamente por el alcalde, ya veremos por qué.

Tengo una feria lechera, no es una feria cualquiera, es una feria inventada (primero en Táchira) y perfeccionada en tiempos de la IV, a la par del desarrollo de un concepto perverso de turismo, asumida y promovida por los generadores de ideología y vendida truculentamente al pueblo. Desde luego, tiene raíces en la tradición, pero fue desvirtuada totalmente, hasta el punto de cambiarle la fecha: de los alrededores del 8 de diciembre, a carnaval.

El resultado de este tipo de feria es un empobrecimiento neto de la ciudad, cuyos pobladores resultan esquilmados. Una parte de los recursos ordeñados al pueblo se va al exterior (a Colombia y España, sobre todo) y otra a engrosar la riqueza de la oligarquía merideña, la ganadora de siempre; pero, no faltaba más, los “empresarios” extranjeros jamás olvidan “el chequecito pa´l alcalde” pronunciado las más de las veces en inconfundible acento paisa. . . es lo que está destinado a la corrupción de los altos funcionarios municipales. Además del empobrecimiento económico de la ciudad, se agravan problemas como el trafico y consumo de drogas, la violencia, atracos y robos, prostitución, enfermedad, degradación ambiental . . .

El pivote de las ferias es el “espectáculo taurino”, es decir la tortura de toros, a lo que Lester B. elevó al rango de patrimonio cultural inmaterial de Mérida. Entrado el siglo XXI, con el desarrollo político-doctrinario que le es propio, es una aberración que sobreviva la tortura animal como forma de entretenimiento, algo fulgurante en el imperio romano en épocas de mayor decadencia y en el Mediterráneo en tiempos de represión política o crisis económicas.

En Revolución no puede haber cabida para ferias del tipo, y el concepto de turismo propio de ellas debe ser replanteado. Alcaldes y gobernadores revolucionarios tienen que trazarse un plan de desarmar estas ferias y transformarlas en diversión sana para el pueblo y atraer visitantes con una política turística alternativa, perfectamente posible.

Al respecto, la primera medida que debe plantearse un alcalde revolucionario es someter a referéndum en el estado las corridas de toros, lo que se está convirtiendo en un clamor de numerosos sectores de la sociedad, como se ha hecho en otros lugares del mundo, inclusive en países americanos (en cinco están prohibidas; en Ecuador 129 de los 224 cantones las rechazaron y en Venezuela hay varios municipios “territorios libres de corridas”). Pero la actitud del alcalde, el partido, el poder popular, no puede ser neutra, sino militante de la erradicación de esa práctica inadmisible y perniciosa. Y no sólo debe erradicarse las sangrientas corridas para ricos, sino las novilladas para pobres y, sobre todo, los espectáculos taurinos para niños, donde se les empieza a inculcar inclinación por ese brutal espectáculo.

¿Costo político? ¡Ganancia! Recuerden que la derecha sabe organizar mejores ferias que la izquierda, así esta se empeñe, y que el alcalde de izquierda más “taurino”, empeñado en organizar ferias más lucidas que las de la derecha, perdió las elecciones, lo mismo que el gobernador que despilfarró más dinero en aguardiente y circo para embrutecer el pueblo. Además, no se trata de acabar con las ferias, sino en transformarlas, según el sentir del pueblo organizado, que sabrá encontrar alternativas para su entretenimiento y su crecimiento cultural, empresa nada fácil, pero que cuenta con cuatro años de gestión para ser lograda. Los perjudicados reales, la oligarquía y sus adláteres ideológicos, siempre han votado por la derecha alienante y lo seguirán haciendo.

Mérida no quiere más alcaldes embebidos de ideología merideña, sentados con su comparsa en la contra barrera de sombra, junto a gobernadores, empresarios taurinos y de otras actividades, comerciantes, jerarcas de la Iglesia, turistas adictos a los toros, universitarios, militares, reinas y finalistas, esposas, damas de compañía. . . Mérida no quiere que se siga degradando al pueblo con aguardiente y circo. . .

Los revolucionarios de Mérida queremos que quienes sometan su candidatura a las bases revolucionarias, dejen bien clara su posición frente a las ferias alienantes y programe su estrategia para hacerlas coherentes con la Revolución que estamos viviendo. (1700113-1:08)



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Fermín E. Osorio C.

Historifabulador socialista y antiimperialista.

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