El 20 de mayo de 2018, fue un día histórico, 6.205.875 venezolanos y venezolanas acudieron a votar para ratificar a Nicolás Maduro en la presidencia de la República Bolivariana Venezuela, por una patria libre y soberana. Por otro lado, fuimos a la fiesta electoral por las obras sociales, por la educación bolivariana, la cultura, el deporte y la recreación, promovidos por el gobierno revolucionario. Por el repudio de algunos políticos de la oposición venezolana que piden la intervención militar, apoyados por organizaciones como la OEA, El Grupo de Lima, La Unión Europea, entre otras, que buscan el bloqueo económico siguiendo los lineamientos de gobierno de EEUU.
Pero También, fuimos a las urnas electorales con la esperanza de ver respuestas contundentes del gobierno para acabar definitivamente con las mafias bancarias que están ligadas con el problema del efectivo, con las mafias asociadas con la cadena de distribución de alimentos y medicinas, con las mafias hospitalarias que sustraen medicamentos, insumos y equipos médicos-quirúrgicos; por la aplicación de las leyes y la justicia a los comerciantes especuladores, a los bachaqueros que se adueñaron de las ventas de los productos de primera necesidad y de imponer los cobros excesivos en efectivo, por transferencia y por puntos de venta; el abuso y mal servicio del transporte público y privado; por una mejor gerencia de las alcaldías, que son las garantes del buen servicio del aseo urbano, del mantenimiento de calles que, en su gran mayoría, son intransitables.
De igual manera, sanear los órganos de seguridad del Estado; para acabar con los pranes que parecieran tener privilegios en todo el territorio nacional; con los enchufados y los corruptos disfrazados que laboran en las dependencias públicas que no creen en un modelo de inclusión social y en el modelo económico socialista; por una mayor eficacia y eficiencia de las Empresas Socialista manejadas por los entes del Estado.
Con la esperanza de que surja una verdadera oposición, que no venga de esa oposición que vive del complot económico, que se han enriquecido y se han aprovechado de la controversia política; de una oposición nueva que tenga el interés de volver al dialogo y trabajar en pro de la recuperación económica del país sin entregarse a medidas neoliberales impuesta por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, utilizadas en la Venezuela contemporánea hasta que llego el presidente Hugo Chávez.
Finalmente, que se siga preservando la paz, la democracia y nuestros recursos naturales.
¡VAMOS NICO! A SEGUIR LLEVANDO EL LEGADO DE Chávez
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