Con la creación de Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), organizaciones comunitarias que nacen en el municipio Trinidad del estado Yaracuy, como resultado de la organización de los patriotas, para combatir y contrarrestar los factores generados por la guerra económica. El objetivo fundamental de estas organizaciones es la distribución y la producción directa y segura de los productos alimenticios y de primera necesidad a las comunidades y de esta manera proteger al pueblo a partir de un sistema de distribución justa, que tenga como punto de partida la participación del Poder Popular y la organización de la familia y así combatir los efectos de la guerra económica a la que ha sido sometido el pueblo venezolano. Con esta nueva forma de organización popular, se abre la posibilidad, no solo para pensar en una economía alternativa al modelo capitalista rentístico petrolero, sino para construir la economía comunal desde las comunidades organizadas, en este caso desde los CLAP. Desde los inicios de la revolución bolivariana la transformación del modelo productivo ha sido centro de múltiples estudios y debates acerca de cuál debe ser el rumbo económico de la revolución bolivariana.
Nuestro país cuenta con los mecanismos necesarios y jurídicos para generar un gran impulso económico alternativo que se fundamente en la construcción de una nueva sociedad, una nueva sociedad capaz de satisfacer sus propias necesidades en forma justa y solidaria.
La revolución bolivariana en el año 2010 creó el nuevo marco jurídico que propone el Sistema Económico Comunal, Ley y Reglamento, ambos elementos son considerados a fin de fijar los lineamientos necesarios para el funcionamiento de las organizaciones socioproductivas. Como por ejemplo (Empresa de Propiedad Social Directa Comunal, Empresa de Propiedad Social Indirecta Comunal, Unidad Productiva Familiar y Grupos de Intercambio Solidario) Es así como en oposición a la propiedad privada se propone la propiedad social comunal, que por su especificidad en cuanto al carácter social de la propiedad, se diferencia como forma de apropiación de lo material de otro tipo de asociaciones para la producción, como por ejemplo las cooperativas, donde la propiedad sobre medios y factores de producción es colectiva, pero ejercida y por tanto dirigida al beneficio de un grupo determinado de personas y no al de la comunidad y el colectivo nacional. En el Sistema económico comunal, la propiedad tiene un carácter social, y por tanto está dirigida al beneficio de la comunidad, quien la ejerce a partir del resultado de una relación social de articulación entre la asamblea de los productores y productoras y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas como expresión de las comunidades organizadas en ejercicio de su soberanía y el Poder Popular. La propiedad social tiene un ámbito o domicilio, pero esto no implica en sí mismo una limitación geográfica de sus actividades económicas. Este ámbito lo determina el territorio del Poder Popular bajo la lógica de la nueva geometría del poder. Al hablar de sistema económico comunal no hacemos referencia a la economía de lo pequeño o de la subsistencia, si bien tiene una base territorial que está determinada por la relación política y social que establecen los productores con la comunidad y su respectiva instancia del Poder Popular, sea ésta la del Consejo Comunal, la Comuna en construcción o el CLAP, no se trata exactamente de una economía limitada a las dimensiones geográficas de la comunidad y mucho menos a una escala de producción local. La evidencia empírica demuestra más bien que las organizaciones socioproductivas que vienen naciendo en el marco del Sistema Económico Comunal, no son solo productivas en el estricto sentido del término, sino que además su escala de producción se acrecienta constantemente y arrojan excedentes en una escala que les permite ser autosustentables.
Un objetivo de tamaña dimensión para el desarrollo del Sistema Económico Comunal a escala local es identificar que las organizaciones socioproductivas bajo formas de propiedad social comunal son en su concepción espacios para superar las viejas prácticas propias del modelo capitalista, por tanto, son incompatibles con la desregulación laboral, la tercerización de la clase trabajadora, el lucro individual, la jerarquización del trabajo, la división entre trabajo manual y trabajo intelectual, el afán por acumular riqueza, la especulación de precios, la usura, el acaparamiento, el burocratismo y la corrupción. Al contrario, como expresión de la conciencia del deber social y como compromiso de su servicio en favor del pueblo, los productores y productoras, realizan trabajo comunitario y participan en acciones de trabajo voluntario, contribuyendo al desarrollo socialista comunal, de manera organizada, coordinada y colectiva. Es por ello que Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) deben ser esa expresión de la conciencia del deber social y ejercer el rol productivo que les compete de forma contundente, organizada, pero teniendo siempre presente los principios socialistas y humanistas. Cada Comité Local de Abastecimiento y Producción no solo debe contar con un proyecto productivo, no, debe contar con una Organización Socioproductiva, bajo régimen de propiedad social comunal; establecida en la Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal. Además, los voceros y voceras del CLAP y comunidad general deben plantearse el Censo Socioproductivo para conocer y profundizar en el saber productivo de la comunidad o como decía Aquiles Nazoa "los poderes creadores del pueblo". El pueblo bolivariano es creador, es sabio, es ciencia militante nuestro deber es rescatar esos saberes y sistematizarlos, así como también la certificación de esos saberes y hacerlos prácticos, hacerlos transformadores, hacerlos base de una nueva economía comunal alternativa.
Jefe de UBCH
CLAP San Antonio, Valera estado Trujillo.