Resignificar los imaginarios sociales

Construir el Estado Comunal Socialista es una tarea que tenemos los revolucionarios y las revolucionarias. Semejante responsabilidad y compromiso histórico debe ser puesto constantemente bajo la revisión programática de los partidos políticos y movimientos sociales revolucionarios en función de actualizar conceptual y procedimentalmente esta construcción heroica e histórica.

De fondo está la evaluación del "¿Cómo se está haciendo y con quién se está haciendo está construcción?" La cultura política partidaria arrastra a la mayoría de la dirigencia, la de izquierda como la de derecha, a producir prejuicios y al desencuentro en el ámbito comunitario provocando un altísimo grado de conflictividad social entre militantes y simpatizantes de los partidos políticos. Esta situación está poniendo en riesgo la edificación del Estado Comunal Socialista ya que el pueblo pobre, o pobretariado como lo define el Comandante Fidel, está siendo divido y obligado a defender los intereses por un lado los de la clase política de izquierda y por otro los de la clase política de derecha, que por cierto no es otra cosa que los beneficios de la renta petrolera.

La construcción de la Comuna no es un proceso burocrático (aunque hay que crear la institucionalidad comunal y fortalecer el ya instalado imaginario social comunal) que se sustenta en el cumplimiento de procedimientos y papeleos tediosos impuestos por burócratas para justificar una gestión y muchas veces para escalar en la carrera burocrática (en el peor de los casos para sabotear la construcción comunal). Construir la Comuna es un proceso político donde las fuerzas revolucionarias deben demostrar con evidencias, y no con mitos, que el Estado Comunal Socialista es el proyecto que favorece a la inmensa mayoría de la población venezolana.

Al fin de cuentas, La Comuna es el modo de organizar la sociedad y la producción donde se generan nuevos vínculos entre los venezolanos y venezolanas redistribuyendo los recursos y el PODER, permitiendo superar la cultura de la exclusión, el sectarismo, la autocracia, la mezquindad, el egoísmo entre otros muchos vicios heredados del capitalismo.

Entre los vicios más dañinos en este proceso de transformación del Estado está el burocratismo, el asistencialismo, el clientelismo, la ineficiencia (en la gestión de las políticas públicas de la revolución), la ineficacia (en términos de Alfredo Maneiro) y la corrupción.

El Comandante Chávez nos decía que solo es en la Comuna donde se va a parir el Socialismo. Este parto se podrá dar cuando la clase política de Venezuela (en primer lugar la dirigencia de los partidos políticos revolucionarios) reconstruya una cultura política que resignifique los imaginarios sociales instalados, por los aparatos ideológicos de la clase dominante, sobre lo que entendemos y practicamos como Democracia y Socialismo.

El Estado Comunal Socialista, el Marxismo y la Democracia.

El Marxismo clásico plantea que antes de llegar al último estadio social, se requiere un pasaje por una sociedad estatista dirigido por un partido que represente los intereses de la clase trabajadora, que permita el mayor desarrollo de las fuerzas productivas, con la progresiva estatificación de la propiedad y la gestión de los medios de económicos. Esta etapa, necesaria antes del comunismo, se llama Socialismo y constituiría la opción política más auténticamente moderna, ya que el Estado estará dirigido con criterios de justicia social y en función de una planificación científica de la gestión pública. Para llegar a ese cambio socialista se requiere de una revolución política, en la que los intereses de los trabajadores se liberen de la dominación e impongan su nuevo poder.

Esta visión supone el reparto equitativo de los beneficios de acuerdo al trabajo de cada cual, lo que implica romper con la concentración de la riqueza que se da privilegiadamente en las ciudades acaparadoras de beneficios o que son arrebatadas por una clase social. Por eso el enfoque propone una distribución más justa de los recursos en el territorio.

Lo antes expuesto genera algunas preguntas ¿Es incompatible el marxismo y el Estado Comunal? ¿Por qué genera tanto rechazo en la dirigencia de la izquierda partidaria y la clase burócrata venezolana?

La visión del marxismo que tanto influyó en la izquierda partidaria venezolana tiene vocación autocrática en tanto que debe ser la burocracia y/o una vanguardia del partido revolucionario que defina y determine los procesos transformadores de la sociedad y la producción que a su vez controlara a la clase burocrática encargada de llevar eficientemente la gestión pública.

Para la clase política y burócrata el Sujeto histórico no es el pueblo. Esta visión propone al pueblo como objeto social que debe ser moldeado por la burocracia del partido y lo desplaza como simples receptores de dadivas en función del reparto equitativo de los recursos. El poder político no se distribuye, se acapara y se administra dentro del partido.

El Estado Comunal Socialista no solo plantea la distribución equitativa de los recursos en el territorio, también propone la anulación del status quo y privilegios en la clase política y burócrata en la izquierda partidaria en el proceso de eliminar cualquier punto de concentración de beneficios de una clase o de un territorio.

¿Dónde está la Comuna en la Democracia y el Socialismo? ¿Cómo Construir la Comuna? ¿Cómo instalamos el Espíritu Comunal?

Primero quiero hacer énfasis en algunos conceptos a los que se les cambio el nombre quedando intacto el significado y la práctica social.

Demo-cracia etimológicamente significa Pueblo-Poder, es decir, Poder del Pueblo o mejor dicho, Pueblo ejerciendo Poder. Es muy diferente que Pueblo facultando a otros para ejercer el Poder.

Al concepto de Democracia se le añaden otros conceptos que enmascaran a otros. Por ejemplo: Democracia Participativa y Protagónica como eufemismo de Democracia Representativa o mejor dicho Autocracia.

Autocracia es un sistema de gobierno que se ejerce de arriba hacia abajo. Los que gobiernan hacen leyes, decretos, toman decisiones para que el pueblo las cumpla. En la actualidad los autócratas se legitiman y legalizan en un sistema de gobierno llamado República. La autocracia se sustenta en la representatividad que en el caso venezolano se expresa en todas las instituciones republicanas. Por ejemplo: Un ley o una ordenanza (regional o municipal) se elabora y la aprueba muy pocas personas (diputados o concejales) que en teoría debería ser pensada, redactada y aprobada pensando en el bienestar de las mayorías y las minorías. Los presidentes o presidentas de los Poderes Públicos en todas las escalas (desde lo nacional hasta lo parroquial) emiten decretos y toman decisiones que el pueblo en general deberá cumplir (en ocasiones consultadas con "expertos" o con sectores de la población).

La República es un sistema de gobierno que nace en el contexto de la revolución francesa como alternativa a la Monarquía siendo este último el sistema donde gobierna uno solo o una sola (Rey o Reina) donde el poder es heredado por lazos sanguíneos. Antes, la Iglesia Católica y la protestante legitimaban al Rey o la Reina instalando en el imaginario social que era la decisión divina de dios.

En la República no gobierna uno solo (como es el caso de la monarquía) sino que varios son los que gobiernan. Es decir, el Poder se redistribuye entre varias personas. En otras palabras, en una República hay tantas personas que gobiernan como Poderes haya. En el caso venezolano tenemos cinco Poderes (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral y Moral) y cada Poder tiene su Presidente o Presidenta. Creo relevante resaltar que de los cinco Presidentes, el pueblo elige a uno solo de manera directa. Este procedimiento eleccionario no define si un sistema de gobierno es democrático o no.

Si en algo se diferencia la Monarquía y la República es en la cantidad de personas que ejercen el Poder. Pero si en algo se parecen es en la Autocracia. Si Democracia es el Pueblo ejerciendo el Poder entonces este concepto o sistema de gobierno es incompatible con una Monarquía o con una República. Me refiero a la democracia que en el caso venezolano la constitución manda a que sea participativa y protagónica lo que resulta una redundancia porque en el ejercicio del poder por el pueblo se está participando y se está siendo protagonista.

En Venezuela hay un debate que se está llevando, solo en la práctica social, entre autócratas (hay tantos autócratas en la dirigencia de la oposición como de la revolución) y demócratas, donde el debate conceptual (IDEOLÓGICO) se posterga para mantener el imaginario social que les permita a la clase política seguir gozando de los privilegios del ejercicio del poder.

Por esta razón la clase política y burocrática producen discursos para justificar en la práctica el saboteo a la edificación del Estado Comunal Socialista siendo común escuchar políticos y burócratas decir que el pueblo no está preparado para ejercer el poder y que son ellos los que lo hacen y lo harán de manera más eficiente o tener que escuchar a la dirigencia partidaria decir que por culpa de las Comunas se pierden elecciones. En todo caso es la burocracia del partido que se desmoviliza cuando pierden el control social (y con ellos el status quo y los privilegios) en un territorio donde el pueblo se ha constituido en Comuna y pretende iniciar un proceso verdaderamente democrático.

Recientemente se aprobó un decreto (presionado por la clase política partidaria, muy mediocre por cierto) que podría decirse, haciendo una analogía, pone en riesgo el nacimiento del bebe como si los Consejos Comunales, las Comunas o las Organizaciones Socioproductivas fueran parte de su estrategia electoral (al contrario lo desconocen, lo ignoran). En muchos casos la dirigencia del PSUV como retaliación presionan a las instituciones para que una plan o programa pensado para las Comunas no llegue o se desvía para territorios donde no van a encontrar resistencia de un pueblo organizado que ha decidido constituirse como Comuna

La lógica autocrática, totalmente operativa en Venezuela, se apoya en la falta de debate conceptual donde la clase política y burocrática, mal empleando el concepto de Participación ha dejado al pueblo como avaladores de lo que ya viene cocinado. En este sentido el concepto de participación que más se emplea en Venezuela es el de Participación Pasiva. A saber:

La Participación Pasiva es aquel que da la impresión psicológica al pueblo de que es él que está decidiendo, pero en la práctica es inducida a legitimar una decisión ya tomada de antemano. Por ejemplo: un político o burócrata en una asamblea informa que hay que tomar una decisión. El político o burócrata da varias opciones para que la asamblea apruebe. Pareciera que la asamblea es la que está decidiendo soberanamente pero en realidad solo está avalando lo que el político o burócrata le está mostrando para decidir dejando por fuera la discusión de la asamblea para que sea esta la que ponga las opciones a decidir.

Nuestra Constitución (1999) define qué Participación es el sustantivo de "democracia". Nuestros imaginarios sociales, instalados desde hace muchos siglos, aún están operando (como si fuera un software) para que funcione un sistema de gobierno monárquico o su ampliación conceptual, La República. No por nada en cada ámbito de la política partidaria y en muchas experiencias donde se construye el Estado Comunal Socialista se instauran reyezuelos y reyezuelas. Muchas veces coronados por políticos y/o burócratas y otras veces autoproclamados.

Existen otros conceptos de participación que podrían enriquecer conceptualmente el debate para re-significar nuestros imaginarios sociales sobre Democracia. A saber:

Participación Activa: La comunidad y cada individuo tienen la posibilidad de intervenir efectivamente y sin intermediación en las decisiones, pudiendo llegar a presentar propuestas alternativas.

Participación por co-gestión: proceso de participación real y efectiva, donde se establecen mecanismos de decisión conjunta y de colegialidad.

Participación por autogestión: proceso de participación real y efectiva que se manifiesta en la adopción del grupo participante sobre sus propias decisiones.

Participación como consulta: proceso participativo inicial. Se distinguen dos tipos: por consulta facultativa y por consulta obligatoria. La primera se lleva a cabo solo cuando aquellos que detentan el poder lo creen necesario y no se garantiza que los resultados de la consulta sean tomados en cuenta en las decisiones finales. La segunda se da en circunstancias en las que existen disposiciones que obligan a la gente en el poder a llevar a cabo una consulta, pero puede o no estar garantizado que las opiniones se tomen en cuenta.

Participación por delegación: proceso de participación limitada que sucede cuando se delega a una persona o un grupo de personas la capacidad de tomar decisiones. Por definición se parece mucho a Autocracia.

Reconozco que muchos políticos y/o burócratas permiten y emplean el concepto de Participación Pasiva, por delegación o por consulta por desconocimiento conceptual (o ideológico) por creer que esa es la práctica política correcta. Esta realidad lamentablemente es permitida por todas las instituciones del Estado (incluyendo las revolucionarias).

Por fortuna nos tocó hacer revolución al lado del Comandante Chávez, un revolucionario que entendió que un proceso revolucionario, sobre todo, es para re-significar los imaginarios sociales y en el proceso organizar la sociedad y la producción de una manera distinta de abajo hacia arriba con y con el pueblo ejerciendo el poder o mejor dicho de forma democrática y que esto debía hacerse mientras se permitía el funcionando Estado Liberal Burgués (llámense República) lo cual se debía en el proceso crear condiciones para limitar su funcionamiento para crear las condiciones para que lo nuevo naciese y lo viejo muriese.

Esto tiene un sinfín de evidencias. Desde la Constitución de 1999, que coloca conceptos que en el momento no alarmaba a la clase política pero que después en su momento histórico nos serviría para iniciar la construcción del Estado Comunal Socialista, hasta la rectificación de la Ley de los Consejos Comunales por dejar vigentes los imaginarios de organización de la sociedad liberal burgués (en el 2009 se promulga la Ley Orgánica de los Consejos Comunales) pasando por tener que ejercer su autoridad moral como líder de la revolución para que la Asamblea Nacional saliente, en el 2010, promulgase las Leyes del Poder Popular (Ley Orgánica de las Comunas, Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal, Ley Orgánica de Planificación Pública y Popular y Ley Orgánica de Contraloría Social) También en el 2012 se aprobó la Ley Orgánica de Transferencias de Competencias y Atribuciones al Poder Popular y la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras. Todas estas leyes dejadas en segundo plano o violentadas por la clase política y burócrata.

Cabe resaltar que tiene tanta importancia, como lo antes expuesto, la iniciativa de construir el Plan de la Patria con la población venezolana (incluido algunos sectores de la oposición) y da un ejemplo práctico y moral de la vocación revolucionaria al salirse de la lógica autocrática.

Por cierto el Plan de la Patria nos dice que para el 2019 en Venezuela debe haber 3000 Comunas (mil por ciento más comunas que municipios, esto tiene que decirle algo a la dirigencia partidaria en la izquierda) y que el 70% de los venezolanos deben vivir dentro de un Consejo Comunal. Parando la actualización y el registro de Consejos Comunales, Comunas y Organizaciones Socioproductivas de seguro estamos haciendo un flaco favor en pro de cumplir estos objetivos del Plan de la Patria.

Construir el Estado Comunal Socialista no es y no nos será fácil y aun será más difícil si sigue hegemonizando los imaginarios sociales con que la burguesía nos organizó político-administrativamente (Constitución del 61 que comprende parroquias, municipios, estados y regiones).

También debemos construir nuevos imaginarios sociales que nos permita apoyar una práctica verdaderamente democrática donde el ejercicio del poder sea por la inmensa mayoría de la población venezolana (en esta inmensa mayoría debe incluirse al pueblo opositor). La Ley Orgánica de las Comunas, en el artículo 26, nos da la herramienta para que sea posible construir la Democracia, es decir el pueblo empoderado, autogobernándose y teniendo control social de la propiedad y la producción.

Debe ser una prioridad que no quede una sola Comuna sin Gaceta Comunal. Para eso debe crearse un instrumento que nos permita valorar si el artículo 26 de la Ley Orgánica de la Comuna se está aprovechando en la regeneración democrática y en el caso, muy posible, que no lo haya crear una línea de acción para que se concrete.

En la Gaceta Comunal se publicarán las Cartas Comunales (o Leyes Comunales) los cuales tienen el potencial para organizar la sociedad en todos los ámbitos. Con la aplicación del art. 26 de la Ley Orgánica de las Comunas estaremos verificando que la democracia se haga una realidad, es decir, que el pueblo este auto organizando de abajo hacia arriba y no al reves.

Debe ser nuestra obligación, en la Construcción del Estado Comunal Socialista, re-significar por medio de la práctica social el imaginario hegemónico de organización de la sociedad haciéndolo con valores y principios democráticos empleando el concepto de Participación Activa, por Co-gestión y Autogestión aprovechando el potencial organizativo que tiene lo reivindicativo.

Hay que poner tantas energías en los 15 motores como en garantizar que cada Comuna tenga la Gaceta Comunal, que elaboren Cartas Comunales y sean publicadas, que el Banco de la Comuna tenga proyectos autogestionarios para deslastrarse del concepto de intermediario financiero entre la institucionalidad y el pueblo organizado (por ejemplo un plan de ahorro controlado tipo SAN, captación de tributos, microcréditos que motiven la producción y la propiedad social y a su vez que generen intereses para crear fondos de reinversión), tenga el Plan Comunal de Desarrollo (es muy diferente el Plan de Desarrollo Comunal que podría ser el nombre de un programa para fortalecer el acompañamiento a los y las comuneras).

Por último de nada sirve poner en práctica lo antes propuesto si no se acompaña con una campaña masiva comunicacional, por muy pequeña que sea la experiencia. Las redes sociales es la vitrina idónea para contribuir a resignificar imaginarios sociales y el medio más efectivo y eficiente para comunicar el esfuerzo.

satacomunal@hotmail.com



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