29 junio 2017 - El Nacional medio de comunicación aliado y promotor de la derecha venezolana y que desde hace años mantiene una línea editorial contra el Gobierno Bolivariano, pervirtiendo el derecho a la libertad de expresión para convertirse en un laboratorio de guerra, intenta hoy glorificar a Óscar Pérez, el piloto terrorista que el día de ayer martes, atentó contra el Tribunal Supremo de Justicia y el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz.
“Actor, buzo y filántropo: la vida del piloto del helicóptero del Cicpc”, titula la nota de prensa del portal web propiedad de Miguel Henrique Otero (quien se encuentra viviendo en España, donde el gobierno de Mariano Rajoy le otorgó la nacionalidad) presenta al ex funcionario prófugo de la justicia como un híbrido entre el Agente 007, César Millán, el encantador de perros y la Madre Teresa de Calcuta. Para la reseña se seleccionaron las fotos más “angelicales” de su cuenta de Instagram, con la intención crear simpatía, admiración y afecto por el ser que intentó asesinar con granadas y balas a inocentes presentes en las instituciones que atacó, luego de hacer un llamado insurreccional a los miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, policías y civiles en su redes sociales.
Sin embargo, si se examina las fotos de esa red social se puede determinar su egocentrismo, su fascinación enfermiza por las armas, su fanatismo religioso y su desquiciado intento por parecerse a los héroes de acción de Hollywood, cuyas espectaculares producciones parecen haber hecho mella en su psiquis, que lo llevó a realizar una película que pasó desapercibida para el público nacional, donde Pérez hizo gala de su escasa capacidad actoral.
La fama y notoriedad que no le dio el cine, la obtuvo ayer de manera deleznable gracias a su acto terrorista. Los cuerpos de seguridad del Estado investigan los vínculos de este ex piloto de Miguel Rodríguez Torres, exministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos y la Embajada de ese país en Caracas. Su rostro, al fin ya se hizo conocido, es la faz de la violencia, el terrorismo y la locura del fascismo opositor, digno héroe de un diario como El Nacional.
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