Diálogo Saborizado

Mientras gritaban diálogo, Globovision hacia sonar la fanfarria para distraer la atención de los que de ellos (por ahora no hay alternativa) esperábamos el alimento. Era que, como el estafador de los encantamientos, nos estaban embadurnando o, más claro, dorando el pabellón que preferentemente es uno de los platos favoritos de los venezolanos y venezolanas.

Fedecámaras unívoca, cual plañidera, se quejaba del poco interés de la población representada por el presidente Chávez, de acercarse a dialogar con ese cascarón vacío mientras el hombre de los colorantes, uno de los pocos colaboradores del gremio de Pedro Carmona, rociaba con tóxica amalgama el cristalino cereal con el que también se llena el biberón de las y los bebés venezolanos.

Todavía no se ha dado cuenta el representante cervecero, que caray, Lorenzo Mendoza, nieto ocioso y con el regusto narcisista de aparecer en primera fila de la demagogia empresarial con la bandera rota del diálogo, que ya los venezolanos y venezolanas dejamos de creer en pollitos bebés amarillos. Es que sabemos que también los tiñen de colores.

El hombre cervecero, que por ocioso no aprendió ni siquiera el truco del proceso de succionar las aguas y contaminar los ríos, como sí todavía lo practican los colaboradores herederos, no se ha dado cuenta que el presidente Hugo Chávez Frías no es el mismo desprevenido de los primeros años del siglo XXI. No es el mismo que mantuvo un Samuel cegato, al que ustedes le colocaron gríngolas y que en la partida arrancó con ellas, sin mácula pero grisáceo.

Ahora el mestizo, el hombre de la verruga y veguero, les puso un 24x24 sin pestañear. Un Samán con el cascabel de barrera para ver quién se atreve a estirar la mano de las “caricias”. Un hombre con el que sí se puede hablar, pero no contrabandear. Un científico que sabe que la tierra venezolana está clamando por centenares de miles de manos que la pongan a producir lo que comemos, sin utilizar la picaresca capitalista que lo adultera todo sin importarle la salud de los seres humanos, mucho menos de los irracionales, siempre que las marramuncias le produzcan abultados dividendos.

Samán no interviene empresas privadas, pero las valúa. Quiere conversar con los empresarios, con la intención de que armonicen para ayudar a resolver los problemas del venezolano, pero es que “maña vieja no es costumbre”, y esas “mañas” reflotan como neumáticos inflados. Son tercas, por eso las manos de nuestros compatriotas deben ayudar, de manera colectiva, a surcar la tierra buena. Los llamados chivos mecánicos que extraerán las aguas de riego, serán comparados con los taladros petroleros; los tractores y las rastras con las cabrias rodantes. Nuestros compatriotas (hombres y mujeres) serán los armadores y cosechadores dueños de la industria procesadora. Serán los balancines sin mechurrios, organizados en un verdadero y único sindicato campesino aliado con los pescadores y petroleros, que en conjunto serán un freno a las pretensiones de plantar la materia prima para el llamado etanol.

Y por último, como un premio mayor al salario devengado, un aplauso desde los vagones del ferrocarril que rodará paralelamente por todos los caminos y prados de Venezuela. Y ellos que se coman sus saborizados.

Patria, Socialismo o barbarie. Venceremos!

*pedromendez_bna@yahoo.es


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Pedro Méndez*


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