Qué tal ex general.
Dicen que después que pasan las vainas es que vienen los cuentos. Por ejemplo,”yo me lo temía, yo lo sabía, yo estaba seguro…” Cosas del pueblo que como es la voz de Dios nunca se equivoca. ANTES DE LA LLEGADA DE Chávez, yo viví su rebeldía, por allá por la avenida Sucre. Y qué cosa, Chávez me impactó cuando dijo…”Por ahora no hemos logrados los objetivos”. YO HABÍA ESCUCHADO SIEMPRE QUE LOS MILITARES eran insensibles, porque mi papá luchaba contra uno de ellos: Marcos Pérez Jiménez y lo llamaba dictador, además de que las familias de los militares se creían atrapadas por las manos de Dios y hasta lucían las gorras de sus militares en el tablero del parabrisa trasero de sus automóviles para que la gente supiera que no podía andar con cómicas. Era un temor el que yo sentía hacia los militares.
El General Hugo Trejo se parecía a Chávez, e igualmente fue traicionado, pero por los oligarcas del Este que utilizando a Fabricio Ojeda le llenaron el palacio de Miraflores con Lamberti, Eugenio Mendoza y otros, que se apoderaron del país acabando con los sueños de Trejo, Fabricio y el pueblo: La mayor suma de felicidad posible se fue a la letrina del tiempo, dándole pasos al punto fijismo, al bipartidismo de AD y COPEI, que llegaron como carroñeros a comerse todo.
Creí en Chávez y entendí que un MILITAR NO ES UN SER DE OTRO MUNDO; es un profesional de carrera, un ciudadano uniformado, que forma parte de una nación, a la cual debe darle protección ante las angustias y los males. Una terrible mal fue el que ocasionó Carlos Andrés Pérez contra los venezolanos el 29 de febrero de 1989, porque utilizó la fuerza que estaba para defender al pueblo, contra él y los asesinados caían de los cerros del Valle, del 23 de Enero, de Catia, sólo porque el pueblo estaba cansado de ser humillado, esclavizado, maltratado, vilipendiado por esos gobiernos que se reunieron un día en una quinta para repartirse lo que es de todos los venezolanos.
Chávez, usted y otros, me abrieron los ojos. Llegaron en el momento justo, cuando la patria los necesitaba. Chávez, usted y otros militares hicieron una promesa bajo un histórico samán. Muchos de ellos se llenaron de rebeldía ante los dos criminales, AD y COPEI. Y un día, al no ver con claridad que era el pueblo el gran núcleo de los sueños de Chávez, se fueron, se dieron las manos con los que habían desangrado a la patria y rabiaron con ira. Cuando Chávez, llevado a la Primera Magistratura por el pueblo se hizo del poder, entendí que el amor crecía como el aire al ser liberado. Chávez decía que el pueblo era su meta y a él llevaría de sus manos, a la cima, en busca de la equidad y la justicia.
Usted Manuel Isaías Baduel hablaba y habla con rebuscada oración. Eso debe de haberlo palpado ya esa gente a la que usted llama a votar no. Hoy le escribo para decirle que “esa voz me sonaba falsa, con mucha intelectualidad en su fonema, con mucha retórica, la cual el pueblo no la entendió muy bien nunca… sonaba a falsedad y, que vaina, Baduel, eso me preocupaba. Recordé a Urdaneta, a Rosendo, a González, todos provenientes de la Escuela de las América. El sonido de su voz, Baduel, nunca sonó ni sonará como la del sambo, el feo, el negro, el indio, el mestizo Chávez, porque la voz de Chávez emerge del esófago del pueblo y la de usted, brota de las catacumbas de la oligarquía, sin que esto quiera decir que le estoy diciendo oligarca.
Una persona que traiciona, sobre todo cuando tiene formación militar, es lamentable. No existe un paradigma, una lección, una razón, para creer en un militar que traiciona, porque el pueblo siempre piensa en su patria…da pánico que ésta, la patria, pueda ser guiada por un traidor que la vendería al mejor postor sin ver a los lados. Usted siempre habló, escribió, posó, para la Revolución. Hoy usted dice que no esta de acuerdo con la reforma y por eso se va. ¿No tuvo usted jamás alguna conversación con Chávez? ¿No sabía usted cuál es el motivo, la lucha, el sueño de esta Revolución? La oposición, si tiene una micra de racionamiento, TAMPOCO CONFIARÁ EN USTED, Baduel, porque así mismo le hará a ella en equis momentos de atribulaciones psíquicas.
Usted Baduel, es un EX GENERAL Y UN EX MINISTRO DE LA DEFENSA, usted no está facultado para llamar a la desobediencia a otros, que no sean personas de la vida civil. Usted puede unirse a la oposición y desde allí sentir el calor, el sudor, el perfume, el odio, la rabia, de quienes un día estaban en la otra acera de donde usted dirigía, pero no piense que su IDEAL MUY GUARDADO, tendrá eco entre quienes hoy están hermanados con el soberano, en un INTENSO AMOR, de siglo XXI, donde la segregación y el odio no tienen razón de existir.
Usted Manuel Isaías Baduel, no trate de darle explicación al pueblo. No lo llame a su fatal experiencia, no busque convivir con él, no lo mire con esos ojos que se fueron tras la incógnita y el desparpajo. Observe su actitud ante un espejo, relea sus discursos, estudie el porque ayer se mostró tan diferente a un concepto, colocándose hoy entre lo que le ha sucedido a otros personajes de la traición como los antes nombrados. Usted tendrá tiempo, en la soledad o en la prisa de sus análisis ambiguos, de buscar la causa que lleva a algunos hombres a cometer tal desaguisado ante la historia, ante los pueblos, ante el aprecio y la confraternidad. Usted Manuel Isaías Baduel ya fue echado de la gloria de Dios…busque albergue entre aquellos personajes de filosos tridentes, a los que las sombras no dejarán que sean visibles, por los siglos de los siglos. Usted cerró la página de la historia, donde su nombre se explayaba en victorias, en amor, para los de abajo. Hoy usted, Baduel es un hombre anónimo, porque su nombre se lo llevó la brisa, no sabemos adonde. Considérese desde hoy un nómada de la política.
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