Ruralidades

Contrarrevolución armada = criminalidad

No hablamos de un fenómeno de los últimos diez años. La contrarrevolución no solo actúa cuando la revolución la desplaza del poder, que es cuando presenta mayor alharaca, valida de sus medios incondicionales. Desde el poder usurpado mediante el fraude, arman a sus esbirros no solamente con la metralla, también con el arsenal de los estupefacientes para estupidizar a la juventud, o la parte mas desposeída de ella, de manera de debilitar la protesta. De la criminal desmoralización, se encargan los voceros de la canalla. No muy lejos en el tiempo, los argumentos antihumanos de una planta televisiva (RCTV) cuando tramó que por nuestras calles populares andaban sueltos los irrecuperables; los que, según esa misma trama, se enfrentaban a la ley de la metralla para después aparecer en la morgue con rótulo de la muerte. Hoy el intrigante se llama Globovisión mientras los traficantes, sus socios, almacenan y alquilan los pistolones.

Enfatizamos. Esto no es una desgracia nueva en nuestro país, con lo que no pretendemos exonerar de la culpa que le toca al gobierno revolucionario representado por Hugo Chávez Frías. ¡No señor!. José Vicente Rangel lo reconoce al decir que, “cuando estuve en el gobierno me preocupé por el problema…” al mismo tiempo admite que formó “…parte del fracaso”.

Como siempre, reconocemos en las palabras del camarada José Vicente esa razonable carga de sinceridad cuando añade que “en lo personal _admito que resulta cómodo decirlo_, no tengo soluciones…” y delega para que “Estado y sociedad compartan el compromiso de enfrentar el desafió”.

Ahora bien a uno le preocupa compartir ese desafío. Aun con mas propiedad y recelo por cuanto estamos reasumiendo el combate de las ideas, mientras la contra se está adentrando cada día más (y no lo estamos impidiendo) al terreno belicista, a través del brazo armado de los “generales” de la guarimba de Chacao y del Zulia de Rosales y Carmona, que no de los maracuchos. A aquellos los consejos del embajador yanqui, ahora en Colombia, los han puesto más expertos en la cizaña. Se valen de los cautivos y tontos útiles para el tráfico del dolor. He ahí uno de estos, desde las frescas montañas Guaireñas, culpando “…a este gobierno” porque han proliferado como nunca antes las motocicletas…”, mientras que según él “no hay tiempo para buscar solución al auge delictivo” (¿?) y otras lindezas contra el Presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela.

No quieren saber estos tontos útiles que el dolor de la muerte de cualquier compatriota nos afecta a todos, menos a los que utilizan la ingenuidad para simular culpas. Uno conviene que los medios de comunicación de los empresarios, cómplices de la conjura que propician “los perros” de la guerra, se ensañen contra la verdad que ellos conocen desde el simulacro. Estos saben de antemano desde donde parten los tiros. Para mayor ilustración, una desgraciada anécdota política de los adecos de la corriente de Carlos Andrés, que es la misma de Rosales, desde que aquel estuvo militando en Delta Amacuro. La señora de un diputado curruña suyo, recibió un regalo que, al abrirlo, destrozo su bellísimo cuerpo. Entonces Carlos Andrés gritó, desde la tribuna: “ese crimen fue obra de los comunistas”. No valió inmunidad. Gustavo Machado y Jesús Farias fueron a parar a la cárcel. Averiguado el lamentable suceso arrojó como resultado la culpabilidad del mismo consorte de la sacrificada dama, apellidado Rangel pero del Territorio Amacuro. Desde entonces Carlos Andrés Pérez se vició en mandar a matar policías con armamento no reglamentario, y como “ñapa” una corona para luego dar lugar a los amañados expedientes, con membrete internacional, con los que se condenaba a los hombres y mujeres revolucionarios.

Por nuestra parte, obviando el “fracaso” por ahora, sin soslayar el problema y conscientes de que los enemigos de la revolución están metidos hasta el cuello en la muerte de centenares de campesinos, obreros de la construcción y petroleros, y que con esa misma saña están acabando con la juventud recuperable (sí recuperable) de los barrios pobres, le pedimos al presidente Chávez que ordene un desarme general. Envolvente, si es necesario, por cuanto estamos seguro que los que mandan a matar, verdaderos criminales de conciencia, pegarán el grito a la OEA y al tío Sam para denunciar una atropello que no es tal, porque es de justicia.

Mientras tanto mantenemos nuestra consigna de Patria, Socialismo o barbarie, a la que venceremos.

Pedromendendez_bna@yahoo.es


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Pedro Méndez


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