Y eso le está pasando al cubano gusano Robert Alonso en Miami según noticias que leemos en Aporrea. Este cubano batistero, cuya hermana, la anciana María Concha Alonso una de las más calificadas representantes del relajo, la droga y la mala vida en los años setenta sobre todo en la televisora RCTV, se ha visto en la necesidad de trabaja como CHOFER DE AMBULANCIA, que aunque no es denigrante, sí es un punto negativo, para quien a través de los años se hizo un dineral traficando con las malas rutas y la trampa en Venezuela, protegido por los gobiernos corruptos de AD Y COPEI. Mi abuelo decía: “No hagas mal, hijo, para que no te vaya mal”. Este chofer de ambulancia gusanera es el mismo que trajo a Venezuela a un grupo de paramilitares colombianos con la nefasta idea de crear una guerra en nuestro país y además propiciar el magnicidio contra el hombre elegido y amado por la mayoría Hugo Chávez.
El tiro le salió por la culata. Cobarde es mierda y su apellido es mojón. Ahora debe pensar mucho, si es que aún le queda una gota de materia gris en la cavidad cerebral, que no es igual “El ruiseñor, que el señor Ruiz”. Al igual que él andan otros malignos venezolanos por Miami. Como todo idiota, muchos de ellos les hacen creer a los demás que allá viven de pinga. Es mentira. Nadie en un país que no sea el suyo disfruta de un carajo, porque el sol es de hielo y la luna quema. Ni siquiera con el dinero que se hurtaron, que se robaron, que se encaletaron cuando eran gobiernos corruptos y con el cual se hicieron de villas y castillas, puede subsanar la inmensa tristeza que da estar en casa ajena. Allá no pueden orinarse en la sala ni limpiare con las cortinas. Y no es que esa sociedad sea tan límpida, sino que latino en USA es sinónimo de huele oluc, léase al revés. Allá están los cubanos que salieron de Cuba, porque para el imperio Fidel es un traidor, porque no les permitió seguir “comprando” a las adolescentes y niñas cubanas en catálogos, para que los ridículos perniciosos “granfather” gringos, que acudían al “burdel del Caribe” saciaran sus decadentes senectud en esos años puteriles de Batista. Para los gringos estadounidenses, un latino no sirve para un coño y aunque les hagan el juego de “love” es nada más que por simple instinto de sentirse superiores y de utilizarlos como carne de cañón .Los cubanos batisteros han servido para que el imperio le haga la vida de cuadrito a la Revolución cubana. En Miami han llegado los hijos de los batisteros a Alcaldes y demás vainas, pero pueden estar seguros que alguna vez en la historia, van a tener que recoger sus macundales e irse al mismo infierno.
Robert Alonso, hermano de la drogadicta María Concha Alonso, meretriz de noches interminables en saraos de carcamales y puretas, está pagando su desagradecimiento al país que le abrió la puerta a su familia para que trabajara y en cual se vomitó, se cagó, traicionó, sin otro motivo que defender sus intereses inhumanos, obviando que este mapa está compuesto por seres humanos, en su mayoría de una clase que no viaja en yate, ni posee “rolroices”. Contra el gobierno de esa mayoría atentó el cubano Alonso, irrespetando las leyes y la Constitución. Ahora anda de chofer de 8 dólares la hora en Miami. Junto a él otras decenas de vende patria de la misma calaña. Es parte de una podredumbre compuesta por un detritus llamado ORLANDO URDANETA, “El rey de la lumpia” al cual en una aciaga noche caraqueña le cortaron el cabello en el 23 de Enero cuando fue a COMPRAR DROGA, para saciar su cuerpo enfermo, su mundo de mentiras y problemas sanguíneos.
Puede EL REY DE LA LUMPIA ORLANDO URDANETA formar un cuarteto con Roberta Alonso, la María Concha, la Patricia Poleo, y él mismo, y dedicarse a ofrecer orgías satánicas a sus colegas de Miami, a parte de ESOS CUARENTA MILLONES de drogadictos que tiene ESTADOS UNIDOS en su corazón y por los cuales no hace un carajo para sacarlos de la enfermedad que produce el IMPERIO Y EL CAPITALISMO desaforado. El país de la fantasía acepta escorias, traidores, corruptos, cipayos, si usted ha sentido alguna vez deseo de ser parte de esa mundo asqueroso, vaya y maneje una ambulancia junto a Robert Alonso. El mundo es ancho y ajeno.
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