Trump y Guaidó, en el ¡pim, pam, pum!

1.. Las horripilantes escenas protagonizadas por las bandas armadas y hordas fanáticas seguidoras de Donald Trump en el Capitolio de Washington, fueron una réplica mejorada de aquellas que protagonizaron en su momento el vende patria, ladrón de siete suelas, rastrojo y lame culo de los yanquis Juan Guaidó y la horda de pitiyanquis fascistas cuando irrumpieron violentamente en el recinto de la Asamblea Nacional para impedir la instalación de su directiva, tras producirse la división y el reacomodo de las filas parlamentarias opositoras de la extrema derecha venezolana.

Simplemente, la minoría de esa expresión político- delicuencial que hace vida en diferentes organizaciones , en su mayoría de maletín, pretendía continuar manipulando a su antojo a uno de los órganos del Poder Público, en su empeño de desconocer la institucionalidad , desacatar , una vez más, las decisiones del Máximo Tribunal de la República, para seguir fracturando al Estado venezolano y poder entregarlo a sus patrocinadores del exterior.

2. Con esta finalidad, como se recordará, en el éxtasis de su locura, esa rama del fascismo venezolano protagonizó el acto osado y extremo de tomar por asalto la Asamblea Nacional buscando un calculado respaldo popular, capaz de generar el caos en una sociedad convulsionada por la migración forzada, la especulación desenfrenada y la miseria, de cuyo parto se ufanaba haber participado, por considerar que a futuro, este daño representaba una buena inversión.

Pero es un craso error, creer que el asalto al Parlamento de Venezuela sirvió de modelo al fascismo estadounidense para realizar en Washington el suceso que tiene sorprendido a ese medio mundo que en su ingenuidad aún continúa creyendo que la estadounidense es la "democracia más ejemplar del planeta."

3. Un rasgo característico del fascismo vernáculo es su falta de originalidad. Lo ocurrido en la Asamblea Nacional fue un producto "Made in U.S.A. para el consumo de esos apátridas, adicionalmente concebido como globo de ensayo por el decadente imperio del Norte para ejecutar actos similares en países rotulados como "amenaza inusual y extraordinaria" para su seguridad interna, en el contexto de la guerra asimétrica de cuarta y quinta generación que azota al mundo.

Los acontecimientos registrados en Washington, se desarrollaron siguiendo el mismo libreto; conforme a ese mismo producto destinado a ser consumido por los títeres del imperio en Venezuela. Su estudio y análisis comparativo pone de manifiesto que se cumplieron todas las fases previas al de la última escena que concluyó con la irrupción de las enloquecidas masas fascistas en el recinto del Capitolio, escalando paredes, tumbando puertas, e interrumpiendo la sesión del parlamento estadounidense. Claro está, que requirió de los ajustes necesarios para adaptarlo al teatro de los acontecimientos y al papel desempeñado por los actores principales.

4. Como si de nuevo estuviéramos mirando la proyección de la misma película o el montaje de la misma obra de teatro, Trump, igual que el "auto juramentado", calificó de fraudulentas las elecciones antes de su realización; condenó como no confiable el sistema electoral estadounidense, descalificó a los árbitros electorales de los Estados de la Unión y amenazó con continuar en el poder, por ser el legítimo Presidente de los Estados Unidos , triunfador en las elecciones y víctima de un fraude del usurpador Biden. El magnate norteamericano utilizó ampliamente los medios de comunicación para enviar su mensaje de odio y locura contra los grupos étnicos y políticos que adversaba, con la finalidad de intimidarlos. Y una vez realizado el evento electoral, solicitó el reconteo de votos en las regiones donde no obtuvo respaldo suficiente y desconoció cada una de las certificaciones de las autoridades electorales; sin prueba alguna acudió a los tribunales denunciando fraude electoral solo para entorpecer el reconocimiento del ganador de la contienda electoral, aun así, desacató las decisiones de los jueces.

Así como el escualidismo fascista, sin ninguna clase de pruebas, desacredita las máquinas de votación usadas por el C.N.E., Trump , acusó de "no confiable a la maquinaria electoral estadounidense" y a través de sus abogados sostuvo que respondía a una plataforma tecnológica creada por el Comandante Chávez, "para no perder nunca una elección". No culpó ni a cubanos, chinos o iraníes de intervenir en asuntos internos para desviar los resultados electorales, pero si lo hizo con los rusos.

5. Igual que el "Juanito Alimaña" de aquí, el ocupante de la Casa Blanca ordenó a sus partidarios protestar en las calles y éstos, respondiendo a su dramático llamado, salieron a las vías. causaron desórdenes y agredieron a los sectores estigmatizados: negros y latinos, ya que no era el caso hacerlo con chavistas. Por supuesto, Trump no incurrió en el despropósito de detener a nadie, porque entonces se habría convertido en un "perseguido político" suyo y él no era un "Presidente interino.

Igual a su pupilo criollo, el magnate- presidente se puso al frente de manifestaciones, mas, no acompañó a sus partidarios a la" Toma de la Bastilla", por no ser "coli" (chévere) para un hombre de su condición social trepar por las paredes y quedar con el trasero roto, cosa propia de "balurdos" sin clase, como Juan Guaidó.

Luego, como buen fascista, con su doble moral y mentiroso hasta el cansancio, inicialmente censuró el acto, pero reivindicó al mismo tiempo a las hordas protagonistas del asalto, agradeciéndoles lo hecho por él y pidiéndoles que se retiraran tranquilos a sus casas porque no serían desamparadas y se haría justicia con ellas.

A pesar de que hubiera resultado "coli", Trump tuvo que desaplicar parte del libreto entregado al fascismo local, al no poder encontrar ningún artículo de la Constitución ni en sus Enmiendas que interpretándolo le permitiera acudir a una plaza pública y auto juramentarse ante sus partidarios.

6. Ante la similitud de lo ocurrido en Venezuela y Washington, los venezolanos sacaron una conclusión que no admitía dudas: El asalto a la Asamblea Nacional propiciado por el "Presidente interino", reconocido inmediatamente por la Casa Blanca y seguidamente por 58 países de su periferia, fue un producto "Made in U.S.A."

Conforme a su propia dialéctica, muy a su pesar, pese a su enloquecido fanatismo, para los opositores del patio, la cosa no se prestaba a dudas, interpretaciones o especulaciones: Trump no podía haberse copiado de un "producto del subdesarrollo". Entonces, se prendieron las alarmas y la dirigencia fascista y sus voceros pretendieron ocultar el sol con un dedo. Sacaron a relucir su doble moral, su tradicional lógica al revés e hicieron gala de su reiterado comportamiento: Se rasgaron las vestiduras y gimiendo y gritando de dolor a lo Jeremías, repudiaron los sucesos del Capitolio estadounidense, los calificaron como dañinos a la "democracia más ejemplar del mundo" , como "algo solo visto en Venezuela" , claro está, achacado el asalto a la Asamblea Nacional a los chavistas y no a sus verdaderos protagonistas , a los cuales en su momento elevaron a la condición de héroes de la libertad, defensores de la democracia, de los derechos humanos, soldados que enfrentaban la "Dictadura" y a la falta de autonomía de los Poderes Públicos, no enjuiciables por los jueces de la República, por encontrarse amparados por el artículo 350 de la Constitución Bolivariana de Venezuela, la cual no votaron ni reconocen.

7. Lo que todo el mundo pudo mirar a través de los televisores y redes sociales, solo fue el escenario de la conflictividad existente entre los grupos económicos que se disputan el control del poder en Estados Unidos de América y con ello el control del mundo. Cada uno de ellos está mostrando sus músculos al otro. Por eso Biden no apoyará ningún juicio contra Trump y el Fiscal General ha vuelto el rostro a otro lado; ningún parlamentario , político de importancia u ONG ha mostrado interés en solicitar el enjuiciamiento del magnate-presidente. Solo algunos parlamentarios republicanos , para guardar las apariencias, y uno que otro político han dejado oir sus descontento a través de los medios de comunicación propiedad de las grandes empresas transnacionales, pero ninguno de ellos se ha presentado a un tribunal a solicitar la intervención de la justicia.

La comedia tendrá que llegar a su final. Los grupos enfrentados, se podrán de acuerdo sobre el tratamiento de las finanzas internacionales , del mercado mundial y el negociado. Poco a poco, se restará importancia a lo acontecido en el Capitolio, bajarán las tensiones y los medios se limitarán, como ya lo están haciendo, a difundir la noticia de que la policía continúa buscando a quienes participaron en el asalto al Capitolio, a los que no detuvieron en su momento. Y siguiendo el mismo estilo de Holliwood, recogerán las voces de cantantes , deportistas y artistas de cine reclamando enjuiciar a Trump. El "bochinche" durará unos quince días, en la "mejor democracia del mundo" , durante los cuales los medios de comunicación, que informan oficialmente y deciden quién gana las elecciones y asumiendo el papel de jueces recogen las solicitudes de enjuiciamiento contra el magnate estadounidense, dictarán su sentencia en el asunto y decidirán que lo ocurrido sirvió de prueba para demostrar que la democracia de los Estados Unidos de América está hecha a toda prueba , resiste cualquier ataque venga de donde sea y es la "democracia mejor y más sólida del mundo".

8. Si algún inocente o despistado tratara de activar la justicia, se abrirán unos tortuosos procedimientos en los que lloverán las inhibiciones de los jueces declarándose incompetentes y brotarán los recursos de apelación para impugnar sus decisiones. Aunque Donald Trump no vaya a la toma de posesión del nuevo Presidente, Biden le perdonará todo, provocando la extinción de los procedimientos judiciales en curso. Los medios especularán sobre si Biden podía o no perdonarle su imprudencia o la falta cometida y Trump dándoselas de bravucón , gritará retador: "A mi nadie me perdona por nada malo que hice, yo soy inocente de cualquier cosa mala." Son cosas que pasan en un país desarrollado y del primer mundo.

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