La rebatiña opositora

Ya no quedan dudas de que con los millones de dólares de la lúgubre Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), los avispados hampones de la extrema derecha venezolana están haciendo tremenda rebatiña. Su agosto en jerga popular. Los insaciables bolsillos de estos avariciosos políticos, devenidos en permanentes golpistas profesionales, están que revientan de tanto sonar la caja registradora.

No ha parado de caerle un maná de riquezas. Solamente la USAID reconoce públicamente que de las arcas del imperio norteamericano se han "proporcionado más de $656 millones de dólares en asistencia humanitaria". Una minucia. De este ingente caudal de recursos, el pueblo venezolano no ha visto ni la sombra. Bien parece que la distribución de la "ayuda" solo está destinada a llenar los voraces bolsillos de los "socios" (así les dice USAID) afines a Voluntad Popular y Primero Justicia, que raudamente han registrado "organizaciones privadas" en el extranjero para poder meterle el diente a los recursos de los "contratos, donaciones o acuerdos de cooperación".

A esta miserable derecha la cubre un inmenso halo putrefacto. Hasta sus antiguos seguidores reclaman furibundos el despilfarro y el desvío de los recursos. Algunos partidos de la oposición han reclamado también que los han dejado por fuera en la repartición tanto de cargos como de cobres. La piñata es exclusiva para el "equipo" Guaidó.

Con vergüenza, y pañuelo en la nariz, se pudo apreciar el nada diplomático vente tú entre Yon Goicoechea (autojuramentado como zar petrolero del "gabinete" virtual de Guaidó) y Humberto Calderón Berti. Descalificaciones, desmentidos, chismes, dimes y diretes de lado y lado, con un verbo que dejó mucho que desear. Una inocua diatriba. Peleándose por la inexistente posibilidad de tomar por asalto a la industria petrolera venezolana. Los dos perfectos borrachos peleando por la botella vacía.

Pero alerta. Que hay un grupito de avispados que logró ponerle el diente a todos los cobres, contratos y demás sobraos. La gente del anillo íntimo de Guaidó, Carlos Vecchio, Leopoldo López, Julio Borges y compañía, son los grandes vencedores de la guerra de apropiación de los recursos internacionales de Venezuela. Los de la cúpula opositora (el "equipo" Guaidó) viven como reyes a todo dar en sus exilios dorados. Cual sibaritas, disfrutan horondos de sus lujosos banquetes y bacanales, esquilmados de los millones de dólares que le han robado a nuestra Nación.

Mezquinos como nadie más, han dejado tirados a sus aliados. Abandonado a la gente en sus desventuras, creadas por ellos mismos al suplicar ante el imperio norteamericano para que aplicara el miserable bloqueo financiero y comercial en contra del país. En medio de las dificultades que atravesamos por la pandemia del Covid-19, la derecha ha abandonado a la gente a su suerte, ni siquiera un abrazo solidario. Están desaparecidos en acción, abandonaron el territorio, porque están disfrutando la fortuna mal habida.

Esto ratifica que la extrema derecha venezolana solo gravita en torno a su agenda golpista, a su único empeño que es la salida de fuerza, sin mirar las terribles consecuencias de todo lo que aplasta a su perverso paso. No tienen capacidad de maniobra política alguna. Quemados sus puentes, ya no tienen como plantar cara en escenarios de negociación política, de manera pacífica y democrática, alejados de la confrontación violenta.

Los delirios de Guaidó son originados exclusivamente por la retorcida retorica belicista de la Casa Blanca. Guaidó vive enajenado en un espejismo, con el tono discursivo que le marcan todas las semanas Mike Pompeo y Elliott Abrams. Vergüenza ajena para un pseudopolítico fantoche como Guaidó, que careciendo de independencia o autonomía alguna, tenga que esperar permanentemente por las instrucciones del amo, por las fichas cortaditas y enumeradas que le preparan desde el Departamento de Estado. Cuidado y se sale del guion que palo le dan y le jalan las orejas. Sus patrones gringos ya lo han desautorizado y desmentido en varias ocasiones.

Si la extrema derecha no tiene escrúpulos a la hora de vender a su patria, de robar y esquilmar descaradamente sus recursos y activos en el extranjero, menos los va a tener para abstenerse de contratar y dirigir grupos paramilitares que invadan el suelo patrio, solo para generar muerte y destrucción. El fracaso de esta agenda es más que evidente.

Destaca la olímpica capacidad de Guaidó para negar todas sus responsabilidades. Es el quimérico presidente-usurpador más falaz en la historia planetaria. El alumno más aventajado de Pinocho. Ni siquiera le salen bien las improvisadas pantomimas que debe montar para tapar sus atroces mentiras y sus errores. Una prueba más es desentenderse de su camarilla de mercenarios. Nuevamente los abandona ante el ruin fracaso. Su metabolismo patán y traicionero le permite a Guaidó dejar botados a los suyos sin ningún remordimiento. Los ha negado (más que Pedro al pobre Jesús) reduciendo la grave agresión militar de mercenarios a las costas venezolanas, a esto es un simple "montaje fabricado". Irresponsable.

Sin embargo, como en el circo de Guaidó siempre le crecen los payasos, ya han salido los cabecillas de los mercenarios a reclamar la autoría de la agresión y, contrato en mano (debería ser un mal chiste), resaltan la falta de seriedad y responsabilidad del contratante, el cobarde Guaidó. Ya son muchos los crímenes acumulados en el prontuario de esta gente. No hay forma de que eviten su encuentro cercano con la justicia.



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Richard Canán

Sociólogo.

 @richardcanan

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